Capítulo 23

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-Debo admitir que te hacía en el quirófano- Habló Alby finalmente después de estar casi diez minutos en silencio analizando la placa. Rascó un momento su barbilla antes de alejar la misma de la luz y sentarse en su escritorio para comunicarse de mejor manera con nosotros- Pero tienes suerte muchacho, estas en los bajos niveles de esguince, usando la rodillera que traes por dos semanas y aplicando la crema que te receté, estarás como nuevo dentro de un mes- Tommy asintió con la cabeza y observé como una sonrisa se asomaba en sus labios, siendo imposible para mí reprimir una. El moreno selló el certificado y nos lo entregó, tendiendo una de sus manos en modo de saludo la cual no tardé en corresponder- Te quiero devuelta en dos semanas para la revisión ¿De acuerdo?

-Aquí estaremos, salúdame a tu mujer- Hablé entre risas y noté como asintió con poco entusiasmo.- Adoro a ese tipo- Cerré la puerta tras nosotros, caminando luego en dirección al ascensor.

-No me acostumbro a esa confianza que tienes con el doctor- Elevó sus hombros, restándole importancia al asunto y me observó de reojo mientras llamaba al ascensor.

-Es como mi hermano mayor, te lo mencioné en una ocasión.

-Eso no quita que me resulte extraño todavía- No tardó en detenerse frente a nosotros, ingresando para llegar a la planta baja.

El silencio invadió el lugar, solo se escuchaba el agobiante sonido del motor andando. Me limité a guardar mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón y perder la vista en alguna parte de la puerta. Cuando ésta se abrió, dejé pasar primero a Tommy, para luego abandonarlo yo. Convencido, caminé hasta la primera parada de taxi más cercana que encontré cerca del hospital, pero sus cálidos dedos envolviendo mi desnuda muñeca me impidió llegar más lejos. Me voltee a observarlo, la expresión de su rostro lucía tan relajada que producía cierta calma dentro de mí.

-¿No querías tomar un café antes de volver?- Seguí su mirada la cual señalaba el bar que estaba a nuestro lado, volviendo a la suya algo dubitativo.

-No lo tomes como un compromiso, puedes pedirle a tu mamá que te haga café cuando llegues si prefieres- Me giré con la intención de caminar los pocos metros que quedaban pero su agarre retomó fuerza, impidiendo nuevamente que avance.

-Tienes que dejar de pensar eso, ven- Tiró de ella en dirección al bar y sin oposición alguna, seguí sus pasos, llegando a la mesa ubicada a un lado de la ventana.

Un hombre bien vestido, algo avejentado, se detuvo a nuestro lado y nos tendió el menú. No nos llevó demasiado tiempo dar un pedido final pues ya sabíamos lo que queríamos desayunar. Luego de asentir, el hombre se marchó y el silenció volvió a predominar entre nosotros, sabía perfectamente que tenía ganas de hablar sobre lo que había sucedido anoche, yo quería lo mismo, pero le daba pudor traer el tema, y aunque me pasaba algo similar, me dispuse a sobar mi nariz y observar a sus ojos directo.

-Creo que es momento de hablar...

-¿Sobre qué?- Preguntó sin entender, alejando su vista de los sobres de azúcar para conectar con la mía.

-Sobre lo que pasó anoche.- Su expresión cambió totalmente, sus ojos se abrieron de par en par, sus manos se alejaron de la mesa para descansar sobre su regazo, pude notar como su cuerpo se tensaba y carraspeó en un intento de pasar desapercibido.- Quizás tenías una idea errónea de mí, Thomas- Continué- creyendo que yo iba por el mismo camino que tú y creo... que es eso lo que más me intriga, ¿Por qué correspondiste a mi beso si a ti no te gustan los... bueno, los chicos?

-No lo sé,... debí golpear mi cabeza cuando caí- Una sonrisa decoró su rostro cuando el mozo trajo los pedidos a nuestra mesa y llevó la taza a sus labios bañado en nervios.

Bring Me To Life [Newtmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora