Capítulo 5

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-¿Dónde está Ben? Acordamos que a las cinco debíamos estar todos aquí.- Habló algo molesto, mientras jugaba con los tickets que llevaba en sus manos.

-¿Y qué hora es?- Preguntó el pequeño, Chuck, si no mal recuerdo.

-¡17:02!- Todos abuchearon y pusieron sus ojos en blancos mientras el asiático los observaba indignado.

-Ya, si no viene para las 17:05 ingresaré yo, el que quiera venir conmigo, es bienvenido. Después de todo, yo tengo los boletos- Una sonrisa de superioridad se armó en su rostro, a la vez que elevaba una ceja.

-Falta Thomas también.- Le recordé al ver que todos lo pasaban por alto.

-¡No!- En voz baja fue contando a cada uno de nosotros- ¡Es cierto! ¿Qué les cuesta ser puntual una vez en sus vidas?

-Si quieren entren, yo espero que vengan y luego los alcanzamos- Ofrecí. El moreno soltó un bufido disconforme y me entregó tres boletos verdes para luego alejarse con el grupo hacia el guardia que controlaba el ingreso. Todos estaban allí, menos uno.- ¿No irás?- Pregunté cuando se detuvo frente a mí.

-Me da corte dejarte esperando solo, así que preferí quedarme contigo.- Sonrió levemente- ¿De dónde eres?- Se sentó sobre el suelo y cambió el tema para que no quedara todo en un silencio absoluto, entre nosotros, claro.

¿De dónde vengo?

-De San Diego- Mi ciudad natal, la que cambió mi vida para mal- ¿Has vivido aquí siempre Chuck?

-Sí, siempre, es que mis padres no tienen suficiente dinero como para irnos por ahí, pero no me preocupa, me gusta estar aquí.

-A mi igual.- Pronto sobre el gris pavimento aparecieron dos siluetas negras, al levantar la mirada me topé con un Thomas vestido con pantalón negro, camisa azul y su pelo algo desordenado, no lo llevaba cubierto de gel como suele tenerlo en el colegio, a su lado, Ben peleaba con el pequeño por el boleto que ocultaba en su mano.

Fuimos los cuatro hacia el guardia, entregándoles éstos para que levantara la barrera y nos diera paso al gran parque de diversiones. No tardamos en encontrar a los demás, a punto de ingresar a la rueda de la fortuna.


-¡No voy a subirme a esa cosa!- Volvió a exclamar el niño, como si fuese algo horroroso lo que le pedían.

-¡Anda Chuck! ¡Todos vamos a subir! No vas a quedarte aquí solo.

-Descuida Minho, yo me quedo con él, además, me tienta ir a la casa del terror- Hice unos movimientos raros con mis dedos, haciéndolo reír- ¿Qué dices?

-De acuerdo.

-Bien, diviértanse.- Concluyó mientras se acercaba al grupo.

Asentimos y caminamos hacia la fila para poder ingresar, solo teníamos tres personas delante de nosotros.

-Gracias por oponerse a subir, acabaría vomitando todo mi almuerzo- Dijo alguien a nuestras espaldas.

-Pues ahora mojarás tus pantalones, no sé cual es peor- ambos rieron y sentí como mis labios formaban una pequeña sonrisa. Después de nueve años volví a hacerlo, se siente extraño pero a la vez muy lindo. Thomas se dio cuenta de ello, su sonrisa se ensanchó dejando ver sus dientes blancos.

Había llegado nuestro turno y me sentía bastante nervioso, la verdad es que ofrecí venir aquí porque fue el primer lugar que vi y creí que Chuck se negaría rotundamente a la idea ingresar a un lugar tan "terrorífico" como éste. La valentía y yo no vamos de la mano.

Di un hondo suspiro antes de ingresar a un oscuro pasillo, para mi "suerte", lideraba el grupo. Tras de mi venía el pequeño y tras él, Thomas. Debo admitir que me he sobresaltado varias veces cuando aparecían de la nada personajes de películas épicas delante de nosotros, o cuando un grito se escuchaba y caía pintura roja simulando ser sangre, como en la película "Carrie".

Bring Me To Life [Newtmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora