Capítulo 12

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Estaba cansado de esto, ya no quería tomar más, quería dejar el cigarrillo, comenzaba a odiar la droga y me desesperaba estar empestillándome a cada rato, odiaba el deseo de morir pero a la vez temerle a la muerte.

El efecto sobre mí se había ido para mi suerte, fue ahí cuando pude abandonar éste horrendo lugar, preguntándole a cada persona que pasaba por mi lado, déjenme decir que no eran muchas, sobre cómo llegar hasta la calle Florida y según la mayoría quedaba a dos horas de aquí. ¿Cómo mierda hice para viajar dos horas completamente ebrio? Vale aclarar que no sé cómo he ido, imagino que fue a pie ya que no traigo siquiera dos centavos conmigo.

Ésta era probablemente la ciudad más tétrica que vi a lo largo de mi vida, sentía miedo, me sentía pequeño e indefenso. Comencé a reconocer el lugar cuando llegué a la plaza Unión si no mal recuerdo, está a una cuadra del mercado donde me enviaba Clara para que comprara sus víveres, me gusta mucho y más de noche cuando no hay nadie allí mas puedes sentarte en la tranquilidad para conectarte contigo mismo y organizar tu vida.

Tuve que tocar el timbre ya que había extraviado las llaves. La puerta se abrió dejándome ver a un hombre fortachón de unos treinta y nueve años, calvo con barba candado y para dar ese toque más rudo, su ceño estaba fruncido al igual que sus labios. Hice un leve movimiento con la cabeza en modo de saludo y atiné a entrar pero me detuvo, la voz de mi tía sonó por alguna parte de la sala, pidiéndole que me dejara entrar y no muy convencido aún se hizo a un lado para dejarme pasar. No me agradaba este sujeto para ella.

Subí hasta la habitación del baño donde me duché rápidamente y regresé a mi cuarto envuelto con una toalla en la cintura. Un extraño ruido inundó mis oídos, comprendí que era el celular vibrando sobre la mesa de noche, lo tomé de pasada y contesté aproximándome al armario buscando que ponerme.

-¿Qué hay rubia linda?

-Debes dejar de ponerles apodos tan ridículos a la gente Minho.- Reí inspeccionando una camisa colgada.

-¿Aún sigue en pie lo que te pedí?

-Claro, a las nueve era ¿no?

-Así es, mañana, no vayas a olvidarlo por favor.- Reí con suavidad.

-No lo haré, descuida. Te veo mañana en la escuela.

-¡Eres el mejor! Te besaría ahora mismo si no estuvieses tan lejos. Adiós.

Mientras negaba con la cabeza coloqué a cargar éste y me vestí ya que hacía demasiado frío, si no estuviese el cielo completamente estrellado diría que nevaría.

Me recosté sobre mi cama, observando el paquete de cigarros frente a mí por lo que me acomodé mirando el techo para evadirlos. Cada vez que estoy por hacer algo que me hará mal la típica frase de Clara "Tus padres estarían muy decepcionados de ti si vieran en lo que te has convertido" se cruza por mi cabeza, haciéndome sentir una mierda mientras comprendo que tiene razón, pero no tengo otra opción.

Esa noche dormí con lágrimas en mis ojos, oyendo como reían mi tía y el tipo raro que me recibió hasta descostillarse.

La mañana siguiente me levanté con algo de pereza, deseando quedarme nuevamente pero sabía que hoy el director me regañaría por no haber asistido ayer, y lo hará feo, si no voy tampoco hoy la cosa se tornara mucho peor, igualmente, es viernes.

Como era de costumbre, preparé café en un vaso descartable y lo fui bebiendo hasta la parada del autobús el cual hoy llego un buen rato antes. Agradecía salir más temprano de lo usual estos últimos días o de lo contrario hubiese tenido que correr nuevamente. Divisé el peinado del moreno en los asientos del final, caminé hasta él para sentarme a su lado pero había alguien más. Minho me sonrió en modo de disculpas y me ubiqué frente a él, al lado de Ben. Thomas ocupaba mi lugar.

Bring Me To Life [Newtmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora