LA PAZ DE LA TORMENTA

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AIZEN.-

Terminé dentro de ella, fue mejor que la última vez porque _________ ya no se resistió, era bueno que ya no se resistiera a mí, ahora podía hacer lo que quisiera. Ambos respirábamos agitadamente, pero era ella la que ya no tenía fuerzas, así que la cargué los pocos pasos que faltaban para llegar a la cama, la deposité en ella y me subí sobre su cuerpo. Ella ya estaba cansada, pero yo aún tenía fuerzas, así que empecé a besarla, _________me correspondía, dejándome meter la lengua y explorar su boca.

Después de haberla obligado la primera vez, creí que me rechazaría, yo le había quitado su virginidad, me sorprendió que fuera virgen si estaba casada con Kuchiki, pero si Kuchiki no dudó en asesinarla, como pensé, no debía apreciarla mucho. El saber que Kuchiki Byakuya había intentado matarla la había dejado voluble, porque antes me enfrentaba con porfía, incluso me abofeteó por hablar de él, en cambio ahora accedía sin protestar. Ese cambio repentino tenía que ser gracias a él, su rechazo, seguramente. Nunca traté lo suficiente con Kuchiki Byakuya, pero los nobles siempre ponían su orgullo antes que todo y me arriesgo a pensar que cual fuere la forma en que terminaron casados, no era porque ellos así lo habían decidido. Una deducción muy interesante.

Terminé con el beso y bajé hasta su cuello, empezando a dejar mis marcas en su piel, repentinamente ella me empujó con suavidad. Puse mi vista en ella, se veía inquita "Quítate, tengo que hacer algo" a juzgar por su mirada y al haber recuperado las fuerzas tan milagrosamente, debía ser algo urgente.

No me moví de encima quería ver como reaccionaba, la veía algo soñolienta. "¿Se puede saber qué?"

"¿No me puedes dejar en paz un minuto?" me respondió con molestia e la voz, pero sin la fuerza suficiente como para que la tomara en serio. Volví a lo que estaba haciendo y ella se estremeció, me dejó continuar un rato más hasta que volvió a quejarse y se removió inquieta. Definitivamente sus reacciones habían cambiado radicalmente, me permitía estar cerca de ella y sus formas de dirigirse a mí ya no eran tan impertinentes.

Hace unos días yo tampoco quería tenerla cerca, pero ahora que descubrí que podía distraerme con ella, eso había cambiado. Qué pensaba ella de mí, aún era un misterio, quizá solo estaba perturbada emocionalmente y dentro de unos días volvería a ponerse testaruda, pero eso no lo iba a permitir, ya que la tenía en la palma de mi mano, iba a aprovecharlo. Aunque lista, era una persona demasiado sentimental, un punto débil muy grande.

Me quité de encima y me senté en la orilla de la cama de espaldas a ella, mi vista paseó por la habitación desordenada y aterrizó en la zanpakutó de Urahara Kisuke a un lado de la pared. Quise cuestionarla acerca de por qué aun la conservaba, pero no hice comentario alguno, no era el momento adecuado, tarde o temprano iba a hacer que ella destruyera esa zanpakutó como un acto de lealtad hacia mí, si no planeaba volver a la Sociedad de Almas, no tenía por qué seguir conservándola.

Pese a que _________ era una distracción muy buena y alguien que podía serme útil, si daba un paso en falso la asesinaría con mis propias manos. Que la haya aceptado no significa que me guste.

Ella permanecía en silencio, de un momento a otro se puso de pie y abrió un portal para irse a quien sabe dónde, segundos antes de que cruzara, me di cuenta de que se dirigía a la enfermería. No le preste atención, continué pensando cual sería mi siguiente movimiento.

Pasado un rato, yo también me levanté y caminé pasando por encima de todas esas herramientas y cables. La supuesta máquina que _________ iba a armar era algo que también debía vigilar con cuidado, pero saber que estaban bloqueando sus portales en la Sociedad de Almas sumaba un punto a su favor, eso significaba que en verdad la consideraban una traidora.

HEARTH OF DESTRUCTION (Aizen-- Byakuya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora