TENTACIÓN

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Lilynette tiraba de mi manga, pero al menos ya no me llevaba como bandera detrás de ella. Estaba dándome un recorrido por Las Noches, el palacio de Aizen, era un lugar demasiado extenso, lleno de escaleras y pasillos que parecían laberintos. De eso me di cuenta hace poco, cuando salí corriendo de la habitación de Aizen, estaba completamente perdida, me vi obligada a usar mis poderes para volver a mi habitación y cerrar con llave.

Si antes no quería ver a Aizen, ahora menos. Lo peor era que ya no me asustaba tanto como me exacerbaba, solo eso me faltaba, pero aun así trataba de pensar con la cabeza fría, borrando de mi mente sus besos, a los que yo había correspondido, hasta ahora no sabía el motivo, debilidad tal vez. Mi mente me estaba jugando sucio e insistía en recordármelo, una y otra vez. Tal vez fue lo que Aizen dijo acerca de que yo arreglaba los desastres de los demás, era cierto que había que tenido que sacrificar muchas cosas pero... también era culpa mía. Urahara no creó la Hogyoku él solo. A veces deseaba no haberlo hecho, maldecía ese momento, todas mis desgracias eran por culpa de ese artefacto infernal. Como sea, lo que Aizen dijo me dejó algo descolocada, pero no sabía por qué. Quizá por eso yo cedí ante él. Como sea, fue la única vez, no planeaba hacerlo de nuevo.

También pensaba en lo que había dicho sobre que yo había perdido el control, antes me había dicho que yo convertí la Doble Hoja en cenizas y ahora me decía lo mismo, yo no recordaba eso en lo más mínimo, lo último que podía recordar era la sensación de querer proteger a Rukia y a Byakuya-sama, nada más, creí haber perdido la conciencia pero...

No, no podía ser cierto, yo no tenía forma alguna de hacer tal cosa, además había dicho que Byakuya-sama intentó matarme. En ese juego que habíamos tenido, él prometió decir la verdad, pero no confiaba en eso, me negaba a creer que Byakuya-sama hubiera intentado matarme y que él me hubiera defendido con ayuda de Gin, más bien a mí me parecía que si eso realmente hubiera ocurrido, sería al revés. Por otro lado, si realmente yo tuviera un poder tan grande, no habría pasado desapercibido.

Sacudí la cabeza, lo que menos quería era perturbarme y Aizen estaba jugando conmigo.

"Por aquí está el domo y más allá es donde viven Harribel y sus tres fracciones. Stark dice que son fracciones muy escandalosas." Me dijo Lilynette soltando mi manga para señalar.

"¿Domo?" inquirí.

"¿Quieres verlo?"

"Si se puede..."

Lilynette volvió a tirar de mi manga para guiarme. "Entonces demos la vuelta por aquí para no pasar por donde vive Harribel. A ella no le importa que alguien camine por ahí, pero sus fracciones son muy molestas"

"¿A alguien más le molesta eso?" era mejor prevenir.

"Veamos... Nnoitra y Yammy siempre buscan pelea, Grimmjow solo es un gruñón y si te acercas a donde esta Slayelaporro está un poco loco, pero vive en un piso subterráneo" Lilynette pensaba mientras caminaba "A los demás casi no les importa, eso creo."

Lilynette me llevó por un pasillo largo que parecía no terminarse nunca, hasta que al final vi una luz, literalmente, como si fuera de día, eso era imposible. En el Hueco Mundo siempre es de noche, no existe el día, pero a medida que nos acercábamos pude divisar un pedacito de azul en el cielo.

Luz, día.

Al fin salimos y me quedé mirando el cielo claro, como si lo iluminara el sol, pero el sol no se veía por ningún lado. Todo estaba brillando ahí afuera y eso me hizo cerrar un poco los ojos y parpadear varias veces para acostumbrarme, había vivido tanto tiempo en oscuridad, en un lugar que ni siquiera tenía ventanas, ya me costaba volver a ver claridad.

HEARTH OF DESTRUCTION (Aizen-- Byakuya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora