capitulo: 26

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Capítulo 26 



—Hola, que bueno que viniste. —Young Saeng estaba en un banco fuera del salón 121 A, sobre su playera había una gran mancha de café.

—¿Qué pasó? —Sam iba llegando, tuvo que correr, la llanta de su bicicleta había sido ponchada.

—Kyu Jong no quiere hablar con Hyun Joong . —Vio detenidamente el atuendo de la chica. — ¿Por qué traes puesto un mandil? 

—Conseguí trabajo en un restaurante. —Se quitó el mandil. — ¿Dónde están? 

—En clase, Hyun Joong le llevó café y galletas a Kyu para ofrecerle disculpas, pero este no lo tomó bien y terminó arrojando el café, Hyun Joong logró esquivarlo, pero yo no. 

—Vamos. —Sam comenzó a caminar, iba a golpear a Kyu, el tonto Ajusshi se había tragado su orgullo para pedirle una disculpa. —Necesitamos un salón vacío y que se pueda cerrar con llave

— ¿Qué piensas hacer? —Siguió los pasos de la chica. 

—Encerrarlos contra su voluntad hasta que arreglen sus diferencias. —Sam pensó que eran peores que niños chiquitos.

— ¿Crees qué funcione? 

—Sí, el abuelo Otto un día nos encerró a Caro y a mí cuando ella tenía 12 y yo 9, nos habíamos dejado de hablar porque ella rompió un juguete mío, yo la mordí y golpee. —Recordó Sam divertida, de pequeña era muy traviesa. 

—Supongo que Caro siempre ha sido más alta que tú. — Young Saeng recordó a Carolina, ella era tan alta como Hae Ra, mínimo ambas chicas le sacaban diez centímetros de altura a Sam. — ¿cómo fue posible eso? Tú eres tan pequeña y tierna

—Cuando me enojo, es mejor que ni me miren. —Dijo y se volteó a ver a Saeng. —Cachetón, ¿ya sabes qué salón podemos usar?

—Claro, el aula de música.

—Perfecto, nos vemos en 10 minutos, tú ve a buscar a Hyun y yo buscaré a Kyu.


—¡Hyung! —Gritó Saeng y varios chicos, compañeros de clase de Hyun Joong, voltearon. —Ustedes no. —Corrió y tocó el hombro de su Hyung para llamar su atención.

—¿Qué pasa?

— Kyu estará en aula de música.

—¿No recuerdas el incidente de la mañana? — Hyun recordó ver volar las galletas directo al rostro de Saeng y el café a su ropa. 

—Sí, pero Sam lo obligará a ir. —Cuando escuchó el nombre de la chica sonrió.

Hyun Joong estaba fuera del aula de música, esperaba a que Kyu llegara, pero lo que sus ojos vieron, fue el motivo para poder destrozar toda cordura que había en él, entró al aula azotando la puerta.



—¿Me podrías llevar al aula de música?

—¿Para qué?

—No hagas preguntas y llévame.

Sam y Kyu iban caminando en dirección al aula, el muchacho vio que a lo lejos estaba Hyun Joong y entendió el por qué Sam quería ir a ese lugar. Era momento de pagarle a su amigo con la misma moneda. 
En un movimiento rápido se colocó cerca de la cara de Sam.

—¿Qué ocurre? —La chica se espantó.

—Espera, no te muevas —Se acercó un poco más y con una de sus manos tomó la nuca de la chica, cualquiera que los viera de lejos, pensaría que se estaban besando. Se escuchó como a lo lejos alguien azotaba una puerta, Kyu sonrió y se alejó de su amiga. —Hyun Joong me está esperando, ¿cierto? —Sam asintió con la cabeza y el muchacho se dirigió al aula.

Al abrir la puerta la mirada asesina de su ex amigo se postró en él, Kyu sonrió satisfactoriamente.
Permanecieron un buen rato en silencio, Sam y Saeng estaban a fuera, pegados a la puerta para intentar escuchar algo. 

—Eres un idiota. —Dijo Hyun Joong, tenía sus puños apretados, su entrecejo estaba fruncido y no tardaba en echar espuma por la boca. 

—Ahora puedes entender como me sentí cuando besaste a Carolina. —Kyu estaba tranquilo, él no hizo nada, sólo aparentó besarla.

—Ella me besó. —Gritó, cuando Sam y Young Saeng escucharon gritar a alguno de los dos enclaustrados, entraron para ayudar, querían que se reconciliaran, no que se mataran. Hyun Joong estaba a punto de darle un puñetazo en la cara a Kyu, pero la chica intervino ganándose un fuerte golpe, cayó noqueada y pronto un líquido caliente y rojo emanaba de su nariz. 
Sam se despertó al instante, el sabor a sangre en su boca le dio asco, con su mano derecha intentó quitar la sangre de su nariz, pero esta no dejaba de salir, no sabía que le dolía más, si su cara por el puñetazo que Hyun Joong le había dado o el trasero por la caída. 

Los tres chicos estaban en shock, el mayor se agachó para auxiliarla.

—Suéltame, eres un maldito animal. — Lo rechazó, en ese momento para Sam, Hyun Joong era su peor enemigo. —Aléjate. —Le gritó cuando el chico intentó acercarse de nuevo. 

—Sam. —A Hyun Joong le aterró el estado en que estaba Sam, no le dejaba de sangrar la nariz, se estaba poniendo pálida y sus ojos estaban llorosos.

La chica se levantó con dificultad, estaba mareada, Kyu la sostuvó pero esta se soltó al instante. Haciendo un gran esfuerzo por no caerse se dirigió a la puerta, necesitaba un baño, la sangre no dejaba de salir. 

Camino un poco y encontró un baño, era el de hombres, Hyun la seguía.

—Ni se te ocurra entrar. —Dijo molesto, Sam no hizo caso y empujó la puerta para abrirse paso. —Es el baño de hombres. 

—Me importa un pepino, si es el baño de mujeres, hombres o quimeras. —Quitó la mano que cubría su cara. — Por tu jodida culpa tengo toda la cara ensangrentada, sólo quiero lavármela. —Estaba furiosa, cuando entró al baño, se dirigió rápidamente a los lavabos, le importó muy poco que un chico alto y rubio estuviera haciendo sus necesidades. Cuando Hyun Joong entró al baño a buscar a la chica, echó al rubio y se aseguro que ningún otro hombre estuviera, cerró la puerta y se quedó observando a Sam, ya casi no sangraba su nariz, su labio inferior estaba roto y su cara comenzaba a hincharse.

—Déjame llevarte a un hospital. 

—Claro, para que cuando me pregunten: Señorita, ¿qué le ha ocurrido? Yo responda: El imbécil que me trajo al hospital me golpeó. —Sus palabras estaban cargadas de odio. —Menudo espectáculo.

Hyun Joong no la dejó terminar cuando ya la arrastraba en dirección a su coche. Ella no hizo nada por detenerlo, el dolor la abrumaba. Después de media hora llegaron a un pequeño hospital. Cuando estaban en la recepción Hyun Joong preguntó por un doctor, la enfermera se levantó rápidamente y los guió a un consultorio modesto. Ambos entraron, Sam quería estar lo más alejada de él. La puerta no tardó en abrirse y dejó ver a un joven doctor. 

—Hyun Joong, ¿te has vuelto a caer de la moto? —Le dijo el doctor en forma de saludo, él y el muchacho eran viejos amigos, hubo una época en la que Hyun era un rebelde y tenía accidentes frecuentemente.

—Hyung. —Hizo una reverencia. —No, vengo por…

—Tengo un ligero golpe en mi cara. —Dijo Sam sarcásticamente. —¿Sería mucha molestia si me pudiera atender? 

—Veamos. —El doctor tardó diez minutos en revisar a Sam, le recetó unos calmantes y una pomada, esperaron a que el desinflamatorio surgiera efecto y salieron en dirección a su casa. 

En el coche ninguno de los dos se dirigía la palabra.

—Ahora ya entendiendo el por qué uno no se debe meter en problemas ajenos. —Murmuraba la ojiverde. —Claro, besa a mi prima, intento ayudarlo y me termina golpeando. —Repetía una y otra vez. 

— ¡Ella me besó!—Freno el coche de manera brusca.

—¿Ahora intentas que mi cara se estrelle contra el tablero o el vidrio? —Lo fulminó con la mirada.

—Lo que menos quiero es hacerte daño. —Apretaba con fuerza el volante.

—No parece, todavía que intento enmendar tu lío de faldas, me golpeas. —Sam dejó de verlo y su mirada se postró en la ventana.

—¿Hasta cuándo vas a entender que ella me besó? — Se giró a verla.

—Se necesitan dos para besarse y aparte la invitaste a salir. 

—¿Cómo lo sabes?

—Ella me lo dijo.

—¿ Y mi versión aquí no cuenta? —Todos le echaban la culpa por lo sucedido y estaban a favor de Kyu. 

—Cállate. —Sam encendió la radio y lo ignoró, él echó a andar el coche de nuevo.

—En primer lugar Kyu no tenía que reaccionar así, ellos no eran nada. —Concentró la vista en el camino.

—Claro que sí, eras su amigo y besaste a la chica que le gustaba. —A Hyun se le revolvió el estomago, recordó como Kyu besó a Sam. 

—Pero para mí no significó nada.

—Pero lo hiciste. —La chica pensó que el problema se pudo arreglar mucho tiempo atrás si el Ajusshi hubiera aceptado su culpa

—Da igual. —Estaba cansado, todos lo querían culpar. 

—No da igual, eres un insensible. Dime, ¿alguna vez te has enamorado de alguien? ¿Alguna vez te ha gustado tanto alguien como para sentir dolor por su indiferencia? ¿Has sentido el rechazo? — Cuando Sam se enojaba solía decir cosas, las cuales se arrepentía después. —Apuesto que no, eres el perfecto Hyun Joong al que todas las chicas quieren, no sé como reaccionarían tus admiradoras cuando se den cuenta que eres grosero, insensible, frío, terco, engreído, amargado, anticuado, posesivo, celoso, resentido, egoísta, que tu indiferencia y arrogancia son tu mayor rasgo, eres un cobarde, no entiendes el concepto de amistad. —Estaba 50% roja de furia y 50% roja por el golpe. — No tienes corazón, al final sólo eres, tú, tú y tú, eres una molestia (>.<) . Sí Kyu y Caro no era nada, eso no implicaba que ellos dos no estuvieran enamorados. Cuando uno se enamora, no importa sí es correspondido o no, esa persona se vuelve tu mundo.

—¿Te has enamorado? —Hyun Joong frenó en seco.

—Yo... — La pregunta la descolocó completamente, pensó en Marcos, pero lo que sentía por él era un profundo cariño y no amor.

—Bájate, por favor.

—¿Estás loco? No tengo ni la más remota idea en donde estoy.

—¡Bájate! —Se acercó a quitarle el cinturón de seguridad y abrió la puerta. —¡Bájate! 

Sam lo miró atónita y se bajó del coche, Hyun Joong no tardó ni dos segundos en arrancar a toda velocidad, cuando la chica azotó la puerta del automóvil. 



—¿Qué haces aquí? —Kyu Jong había bajado después de que Hyun Joong le arrojara un puñado de piedras a su ventana, el mayor estaba recargado sobre su coche.

—Lo siento, nunca fue mi intención besarla. — Esperaba que su amigo dijera algo, suspiró. —Entiéndelo Kyu, eras como mi hermano y siempre va a ser así, ¿acaso crees que me iba arriesgar a arruinar nuestra amistad por algo así?

—No, significamos mucho para ti, amigo. —Se acercó y le dio un abrazo. —No besé a Sam.

—¿Qué? 

—No la besé, quería que sintieras lo que yo sentí. —Lo agarró del hombro. —Aunque me excedí un poco, a mí sólo me gustaba Carolina, pero tú estás perdidamente enamorado de Sam.

—No sé, sólo sé que no puedo dejar de pensar en ella, me molesta que esté con otros sujetos, que la miren, que la toquen, hasta que le dirijan la palabra. Es un fiasco sentirse así, me siento inseguro y débil ante sus ojos, pero cuando me sonríe todo se me olvida, están linda, pequeña, dulce alegre, cariñosa. —Hyun Joong agachó la cabeza. —Y ahora piensa que soy una basura.

—No creo eso. —Kyu le apretó el hombro para darle ánimos. 

—Sé que nunca me corresponderá, lo más sano es tratar de olvidarla.

—¿Te vas a rendir?

—Lo sé, soy un cobarde. —Hyun Joong se soltó de su amigo, se subió a su coche y arrancó en dirección a su casa. 


—Estúpido ajusshi, estúpido ajusshi. —Sam pateó un bote. —¡Te odio!
Sam vagaba por las calles oscuras de Seúl, no tenía ni la más remota idea de donde estaba, su celular no tenía pila, le dolía la cara, tenía hambre y su peor pesadilla estaba a punto de pararse enfrente de ella, un perro. 
—No ladres perrito, no te acerques. —Sam retrocedía con cautela, el perro estaba enojado y podía oler el miedo que emanaba del cuerpo de la ojoverde. En un impulso estúpido a la chica se le ocurrió correr, naturalmente el perro la siguió, ambos corrían a toda velocidad. Al doblar en una esquina vio que una reja estaba abierta, sin más que pensar encaminó su pies a esa dirección, se arrepintió cuando vio que después de la pequeña reja un muro sólido irrumpía en su intento de escapar, se agachó contra el muro, cubrió su cara y esperó la mordida del perro. Escuchaba los ladridos del perro, pero no sintió ninguna mordida.
—¡Ah!, sigo viva. —Se tocaba por todos lados para asegurarle que no le faltaba nada, vio que la reja se había cerrado, dejando al malvado perro del otro lado. —Para que aprendas a no meterte conmigo. — Samantha hacia movimientos “atemorizantes”, el perro volvió a ladrar y ella se asustó.

—¿Quieres qué abra la reja para que le des su merecido al perrito? —Le preguntó un joven, no se había dado cuenta de su presencia, tenía una piel muy pálida y un cabello negro, él fue quien la salvó.

—¿Estás loco? 

—Jajaja… Soy Kim Jae Joong. —Se acercó a ella. —¿Qué te pasó en la cara?

—Samantha, no preguntes. La persona que me hizo esto. —Señaló su cara. —Es la causante de todos mis males.

—¿Qué haces aquí? —JaeJoong llevaba una semana siguiéndola, en varias ocasiones había querido acercarse a ella y charlar. 

—Vine de vacaciones. —Se encogió de hombros.

—Jajaja… No, me refiero a ¿por qué estás en un lugar como este? 

—¿Qué tiene de malo este lugar, aparte de aquel perro? —Samantha le sacó la lengua al perro y este ladró, provocando que ella se asuste de nuevo

—No es un buen barrio, tiene fama de ser un lugar peligroso. La gente de por aquí está metida con la mafia. 

—¡Ah! Siempre se aprende algo nuevo. —Sam se alejó de forma cautelosa. — Me tengo que ir, un gusto en conocerte JaeJoong. —Samantha estaba asustada, comenzó a caminar rápidamente, pero no se fijó y tropezó. 

—¿Estás bien? 

—De maravilla, tú sigue tu camino y yo seguiré el mío. —Su tobillo le dolía, se lo había torcido. Definitivamente ese no había sido su día.

—Te asustó lo que te dije, ¿cierto? —Se acercó a ella.

—Un poco, sonó muy psicópata. No me culpes por querer alejarme de ti. —Se encogió de hombros. 

—¿Y por qué no intentas huir de nuevo?

—Me duele mi tobillo, sino me lo hubiera lastimado estuviera corriendo como loca.

—Sería muy divertido, sentiría pena ajena por ti

—Las personas suelen sentir eso por mí. —A Sam le pasaba las cosas más ridículas del mundo.

—Me gusta tu forma de ser, es…

—Adorable, lo sé. 

—¿Quieres que te lleve a casa? —Le tendió una mano.

—¿Cuáles son tus intenciones? —Sam achicó sus ojos.

—Ayudar a una pobre extranjera a llegar a su casa

—Tengo hambre, serías de más ayuda si me indicaras donde puedo comer. Es más acepto que me lleves a mi casa, la cual no recuerdo muy bien la dirección, si me dejas invitarte a cenar

—Suena justo. —Dichas esas palabras Sam aceptó la mano de Jaejoong, su tobillo le dolía, pero gracias a la ayuda del joven lograron llegar a un pequeño puesto de comida. Comieron y platicaron amenamente, después de un rato de risas, Jae Joong dejó a Sam en su casa.
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