21. Chica normal con vida normal

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Previamente:

Lentamente, pero de manera gentil, ambos jóvenes unieron sus labios para brindarse tanto apoyo como amor.

El momento se detuvo para ambos jóvenes. Sentían como la respiración del otro se mezclaba en el aire; sus preocupaciones se esfumaron por completo, como si el mundo solo existiera para ellos.

Su agarre se limitó a cero, ambos observaron delicadamente al otro, mientras que Ladybug pasaba lenta y delicadamente su mano por la mejilla del felino.

—Lo mejor será afrontar las consecuencias de una vez— habló el rubio. —No podemos aplicar un Miraculous Ladybug porque no usaste ningún Lucky Charm, entonces...— soltó un poco decaído.

—Bajemos. Vayamos a tu casa; tu madre debe de estar preocupada por ti— recomendó la de coletas. —Mañana por la madrugada resolveremos esto, te lo aseguro.

—¿Tu iras a tu casa?— cuestionó el muchacho preocupado por su contrario.

—No— respondió a secas. —Tal vez mi padre solo está preocupado por mi porque soy la imagen de su empresa.

Un silencio atacó el lugar, la incomodidad de aquel comentario tan frío había invadido el lugar. —Vamos a tu casa— terminó diciendo el de mirada esmeralda.

Durante su pequeño viaje, ninguna cámara captó su imagen, afortunadamente. Ingresaron al hogar de los Dupain-Cheng por la azotea, por donde incontables veces Ladybug había salido para defender a la hermosa París sin ningún pago o retribución por ello.

En la habitación de Marinette, se encontraban los padres de ésta; al momento de escuchar ruido en la azotea, la mirada de los adultos se iluminó.

—¡Llegaron por fin! Marinette, Adrien— dijo con un tono de paz la mujer mayor. Un abrazo de parte de ella fue entregado al par de jóvenes.

—Perdonen si fuimos así de imprudentes, es solo que todo esto...— decía el joven de mirada esmeralda, siendo interrumpido por la adulta.

—Lo se. Tranquilos— añadió. —Es mejor que descansen hoy y mañana arreglen las cosas— Sabine le brindó una sonrisa a ambos jóvenes para terminar. —Ahora te traigo una cobija, Adrien. Imagino que dormirás aquí, ¿cierto?

—Gracias— fue lo único que soltó la de coletas.

El tiempo transcurrió como siempre lo hacía, mientras la dama Cheng dormía en el sillón-cama de la habitación, el Agreste descansaba en la cama.

—¿Adrien?— dijo en voz baja el de mirada esmeralda, mientras se posicionaba cómodamente en la cama.

—No puedes dormir tampoco, ¿verdad?— se limitó a contestar la muchacha.

—No, sigo preocupada por lo que pasará mañana.

—Tranquila. Tanto Tikki como Plagg nos dijeron que hacer; todo resultará bien— dio ánimos la joven.

—De acuerdo— fue lo ultimo que se escuchó en la sala, para después, iniciar con el sueño de los adolescentes.

***

[ML] Atrapados en otro cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora