Capítulo 3~

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-Andy... estoy harto de todo... Ya no puedo..

El menor se encontraba perdido, se había perdido desde hace mucho tiempo pero él no quiso aceptarlo. Para él todo estaba bien solo limpiando las heridas y mostrando esa hermosa sonrisa creía que se resolvería todo, pero esta vez no funciono.

Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar y sus nudillos ardían dejando la sangre caer, la pared con manchas rojas recientes era con la cual él podía desquitarse.

Nadie lo amaba, jamás sentiría como es ser amado porque nadie se molestaría en amar a alguien como él.

O puede que si, pero no duraría mucho tiempo.

Todo el mundo sabe que nada dura para siempre y esta no seria la excepción.

Andy se encontraba viendo tal escena mientras trataba de calmar la situación, quería estar con su pequeño... Abrazarlo y dejarlo llorar en su hombro. No le importaría si pasaba toda la noche escuchando sus lamentos una y otra vez, realmente no le importaba porque para el seria un honor ser como una almohada.

Ya que, por las noches Oliver lloraba dejando caer las lágrimas en su comoda almohada y gritaba todo lo que sentía en ese momento mordiendola para no ser escuchado. Andy era como esa almohada... Solo que él si podía darle algún consejo, él era real, él era un gran amigo.

El menor volvió a donde se encontraba el ordenador y pudo observar a un Andy muy enojado al igual con lágrimas.

No eran lágrimas de tristeza, eran lágrimas de rabia por no poder estar para su amigo cuando más lo necesitaba. Detestaba vivir a millones de kilómetros de él, si el estuviera con él... Tal vez mataría a todas las personas que se enfocan en hacerle daño o se vengaria uno por uno.

Porque Andy... Haría todo para ver a su pequeño muy feliz, y si hay que eliminar a todas esas personas de este mundo, lo haría y no lo duraría ni por un segundo.

Él mayor colocó su mano en la pantalla esperando respuesta, después de unos minutos Oliver colocó la suya para así tener contacto y sentirse cerca el uno al otro.

Los dos sonrieron y quedaron así por un largo rato, era la única manera en la que se podían sentir, aunque en realidad no pudieran hacerlo.

Las lágrimas cesaron y el ambiente estaba más calmado, aunque no del todo, porque eso no significa que dejo de doler.

-Oli... Algún día, tú y yo estaremos juntos... ¿De acuerdo?

-¿L-Lo prometes?- su voz quebrada delataba las ganas de querer volver a llorar.

-Te lo prometo pequeño, todo ese dolor que sientes ahora terminará y yo estaré para tí siempre.

Game Over | Sysack.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora