La tarde aún no acaba.

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Me fui de brazos cruzados en el automóvil de Alex ya resignándome a que no había forma de que me dejara en paz. El siempre ganará y lo peor es que yo lo dejo ganar.

Se preguntarán el porque soy tan permisible con esta bolsa de testosterona que tengo a mi lado conduciendo con una sonrisa burlona es sus labios que me hace querer golpearlo y a la vez besarlo. Si, lo acaban de leer y creo que es obvio -suspiro y dirijo mi vista hacia el exterior de la ventana- Creo que Alex me gusta. Bueno, si, me gusta.

Me di cuenta de estos extraños sentimientos hacia este feo idiota el día en que casi se sacrificó usando sus poderes para salvar a Gumball sólo porque yo se lo dije, y verlo en ese estado tan lamentable para él hizo que mi corazón de abuelita se ablandara y diera un vuelco 360. -Me gusta un idiota- pensé ese mismo día cuando lo tenía a mi lado durmiendo por la fiebre alta que estaba padeciendo.

Ajá, acepto que me gusta, pero en mi interior.

Hey tu, no chilles ni fangirlees con esto, era obvio que se veía venir.

No lo quiero aceptar ante él porque, está bien, me gusta, pero también lo odio. No quería aceptar esta tontería, pero mi corazón fue más poderoso que mi mente y terminé cediendo a mis sentimientos.
De todas formas esas palabras no saldrán de mi boca. No aún. El día en que mi órgano muscular bombea sangre no de más, se lo diré sin titubeos.

-Porque tantos suspiros- Alex logra sacarme de mis pensamientos internos- ¿Es que acaso estas pensando en mi?- rió.

Justo en el blanco estúpido demonio, pero como soy un testarudo, te diré lo contrario a lo que deseas escuchar.

-¿pensando en ti?- mi vista se posó en su boca la cual sonreía mostrando todos aquellos dientes que ya he saboreado- por favor, no eres la octava maravilla del mundo para pensarte o siquiera admirarte - blanqueé los ojos formando una leve sonrisa.

-Pronto te tendré pensando sólo en mi- mordió su labio y apretó el acelerador con su pie.

Lo que no sabe es que ya estoy pensando en él y es fastidioso que no salga de mi maldita cabeza.

-Cállate y entremos a tu casa, espero que tengas Netflix, porque yo quiero ver películas - Sonreí. Ya he perdido no puedo dejar de sonreír como idiota.

-¿Ese es algún tipo de mensaje oculto o algo? - se volvió hacia mi con su típica sonrisa altanera la cual me saca de quicio. - Dime, ¿ya quieres el siguiente paso? todos saben que ocurre después de las películas -movía sus cejas de arriba a abajo su mano estaba en mi barbilla para que lo mirara solamente a el y no apartara la vista como siempre lo hago.

-Ya superame grandulón - corrí mi cabello rizado hacia atrás.

Me causaba gracia negarle todo a este idiota, me gusta que no obtenga todo lo que quiere tan rápido como lo ha hecho con todas las chicas anteriormente. Me contó que el estaba con chicas sólo para satisfacción sexual. Así que ahora en adelante lo haré sufrir también. Pero tranquilos, que lo haré de una buena manera, sólo esperen.

-Imposible de hacer - Baja de el auto y yo le sigo a la entrada de su casa mientras veo como intencionalmente introduce lentamente la llave en la llanura de la chapa de la puerta.

¿Esta rubia teñida quiere que le pegue o que?

-Correte- lo empuje haciendo que soltara las llaves y cayeran al suelo- No tengo todo el día - me agacho para recoger las llaves, pero siento como Alex se posiciona tras de mi juntando mi trasero con su entrepierna.

Menos mal no ve mi cara en estos momentos, esta totalmente roja.

-¿A caso no has visto el vídeo de cuando a un tipo se le cae el jabón? - suelta una carcajada separándose de mi.

El increible mundo de GumballDonde viven las historias. Descúbrelo ahora