Capítulo 17

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Starr se encogió de hombros.

—Diferentes formas de solucionar los problemas. Tú organizas y yo fantaseo.

________ estudió a su hermana. Starr tenía veinticuatro años, pero ya no era

una niña.

—¿Cuándo te has vuelto tan sabia?

—Ha debido pasar mientras tú estabas ocupada colocando las cosas en la

despensa por orden alfabético —respondió Starr, dándole una patadita a sus

sandalias.

—Eres una mocosa. Divertida, pero una mocosa.

—Una mocosa con ositos de goma —sonrió su hermana, haciéndole un gesto

para que se acercara. ________ sabía lo que quería: hacerle una trenza, un ritual que

llevaban repitiendo desde que eran pequeñas. Y no valdría de nada decirle que no lo

hiciera. Además, era muy relajante que le tocasen el pelo.

Sus ojos se llenaron de lágrimas entonces. No sabía por qué. Le habría gustado

contarle todo a Starr, pero...

—¿Estás más descansada?

—Sí, un poco. La verdad es que estaba agotada.

—¿Agotada tú? No puede ser. ¿No me digas que eres humana?

—Tonta.

—¿Vas a contarme qué hay entre Justin y tú? ¿O debo decir entre los tres?

________ tragó saliva.

—¿Qué tres?

—Cariño, por favor. Que no soy tonta.

Lo sabía. Sabía que estaba embarazada.

—¿Lo sabe alguien más?

—Creo que tu secreto está a salvo, por el momento.

—¿Y cómo lo has adivinado?

—Hija, porque en mi infancia vi muchas adolescentes embarazadas —suspiró

Starr—. Pero esperaba que me lo contases.

—Lo siento. Es que tenía que contárselo antes a Justin.

—¿Y qué vas a hacer, piensas casarte con él?

—No lo sé. Me lo ha pedido, pero... Quiero estar segura de que esto va a

funcionar. No quiero casarme sólo por el niño. ¿Tú qué piensas?

—Que debes hacer lo que te parezca mejor —contestó Starr, mirando la

diminuta trenza.

—¿Lo que me parezca mejor?

—Los momentos felices duran poco —dijo su hermana, mirando por la ventana.

¿Qué miraba, al cotilla de Ronnie Calhoun, a las vecinas que nunca la habían

aceptado?—. Los años que pasé con tía Libby nunca pudieron borrar todos esos años

de mala suerte y la certeza de que, aunque la gente te quiera, te acaba

decepcionando.

—¿Tú crees que debería confiar en Justin?

—Cariño, yo no confío ni en mí misma. No pienso darte ningún consejo —dijo

Starr entonces, metiendo la mano en el bolsillo de su mandil, en el que siempre había

Todα tuyα - Justin Bieber y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora