Capitulo 4

979 46 0
                                    

—No estoy intentando seducirte, es la verdad.

—Tenemos muchísimo trabajo. Nos falta gente y dentro de nada tenemos que organizar una despedida de soltera…

—¿Una despedida de soltera?

—El viernes que viene. Y tres fiestas para niños antes de eso.

—Ah, ya.

—Es importante para el negocio que la gente quiera organizar fiestas aquí.

—Sí, claro.

Justin sentía el absurdo deseo de ayudarla. Aunque _______ no le dejaría. Tenía a sus hermanas y, sin duda, algún día tendría un marido. Debería salir con un hombre que pudiera ofrecerle una alianza.

Y ése no era él.

Justin intentó apartar de sí un absurdo pesar y, colocándose la servilleta, la miró con su mejor sonrisa.

—Estoy seguro de que si tú lo organizas todo saldrá bien. Tráele a Bo el pollo frito. Es lo que más le gusta.

Ella asintió con la cabeza.

—Muy bien. Le diré a Starr que lo traiga.

Alguien se aclaró la garganta detrás de ellos y Justin no sabía si sentirse agradecido o no por el regreso de su cuñado.

Bo guardó el móvil en el bolsillo, mirándolos a los dos con expresión especulativa.

—No, no quiero el pollo. Estoy intentado controlar mi colesterol. ¿Podrías quedarte un momentito mientras vuelvo a mirar el menú, _______?

Mirando al indeciso cliente al que le gustaría estrangular, _______ dejó escapar un suspiro. La mala suerte seguía cebándose con ella cuando lo que necesitaba era salir corriendo a la cocina, alejarse de la tentación de contárselo todo a Justin.

O peor, sentarse sobre sus rodillas. Eso estaría muy bien delante de la clientela de los sábados, sí.

_______ se levantó. Pero lo hizo demasiado rápido y tuvo que agarrarse al respaldo de la silla cuando se le puso el estómago en la garganta. Si Bo no se decidía pronto iba a vomitar sobre las botas de Justin. Sus enormes botas de trabajo.

—Señores, ¿qué tal si los dejo un rato para que puedan decidir? Enviaré a alguien a tomar nota en cinco minutos.

Por favor, por favor, por favor. Starr, ven.

—No hace falta. No tardo nada —insistió Bo, sin dejar de mirar la carta.

Pero no se decidía.

¿Aquel hombre la estaba torturando a propósito?

_______ volvió a abrir el cuaderno y se puso a hacer dibujitos para no tener que mirar a Justin. Temía la conversación que, tarde o temprano, debían mantener, pero no podría esconder su embarazo durante mucho tiempo. Ya le quedaba estrecho el mandil y había visto cómo le miraba los pechos…

Unos pechos particularmente sensibles ahora que estaba embarazada, además.

¿Cómo reaccionaría aquel soltero empedernido ante la noticia de que iba a ser padre? Especialmente, sabiendo que aún no había superado su divorcio.

El monstruo de los ojos verdes de los celos apareció entonces, pero enseguida se volvió de un triste tono azul al pensar en la niña que había perdido y en cómo la noticia de su embarazo lo haría pensar en ella.

A _______ se le encogió el corazón. No conocía los detalles del accidente ya que Justin nunca hablaba de su pasado, pero había oído rumores de que su hija se ahogó y su matrimonio se rompió después de eso. El monstruo de los ojos verdes se volvió rojo al pensar en su mujer.

Pero era absurdo. Ellos ni siquiera estaban saliendo. Eran sólo amigos que, una noche de soledad, acabaron uno en brazos del otro. Bueno, la noche se alargó todo un fin de semana.

Sí, bueno, un fin de semana de tres días en el que no durmieron prácticamente nada.

Y luego el accidente del preservativo…

A los treinta años debería saber que había que tener cuidado con los hombres. Pero con Justin se olvidaba de las precauciones.

Bo dejó la carta sobre la mesa y se volvió hacia ella.

—¿Puedes decirme cuáles son las especialidades de la casa?

_______ respiró profundamente, intentando controlar su delicado estómago antes de recitar la carta de especialidades. Mientras lo hacía, se puso a dibujar unos biberones en el margen de su cuadernito…

—Costillas, ensalada de alcachofas, pollo en salsa con patatitas francesas y zanahorias, ensalada de pollo sobre una cama de nueces…

Una cama… hasta el menú parecía estar en su contra. _______ tuvo que hacer un esfuerzo para pensar en otra cosa.

—¿Qué más? —preguntó Bo.

«Paciencia», se dijo a sí misma. Una madre necesitaba paciencia.

—Una de nuestras especialidades es el jamón de Charleston —¿su niño tendría el pelo rubio de Justin y sus ojos azules?— con salsa azul… digo salsa barbacoa.

—Bueno, creo que tomaré el pollo frito.

—Muy bien. Una ración de pollo frito —suspiró _______—. Enseguida.

____________________________________________________________________________________

POR FAVOR COMENTEN Y VOTEN , LA SIGO 

Todα tuyα - Justin Bieber y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora