El reencuentro

Rose, cafre al volante

Él no había mentido... subir a ese trasto muggle llamado automóvil era un deporte de alto riesgo. Ni la escoba más veloz del mundo podía correr tanto como ese trozo de metales retorcidos. Como verán, yo no soy como mi abuelo Arthur, fan de los artefactos muggle, y pensarán que es muy hipócrita de mi parte no conocer la cultura muggle si soy hija de una hija de muggles, pero no pueden culparme completamente, eso se pierde en la segunda generación y mi padre es sangre pura, y de una familia sumamente numerosa, mi mamá era hija única. A donde voy con todo esto es a que paso mucho, pero muchísimo más tiempo en el mundo mágico que en el mundo muggle. La verdad así me ha parecido mejor porque es algo mucho más familiar para mi.

— Mi papá tiene auto — le digo a Scorpius contestando su pregunta o más justo sería decir a su burla socarrona disfrazada de pregunta — pero no maneja como si lo estuvieran persiguiendo mil dementores, ¿huimos de algo? ¿Hay algo que no me has dicho? — digo fingiendo buscar algo por los alrededores con mi mirada

Él vuelve a reír y dice

— O sea, que él maneja como una abuela... ¿quién diría que el héroe de guerra Ron Weasley no es el más intrépido?

— ¿Y quién diría que al heredero de los sangre pura Malfoy le gustan los cacharros muggle?

— Touché — dijo él pellizcando mi mejilla

— ¿Sabe si quiera tu padre acerca de esto? — dije mirando el auto, oigan, soy bruja pero no una lerda, se lo suficiente sobre autos para saber que este era de una marca muy cara y deportiva, los muggles alemanes son buenos para armar trastos de la muerte lujosos y veloces, así que ibamos en un ataúd lujoso y caro, eso lo sabía...

— ¡Por supuesto que no! — dijo mirándome como si yo estuviera loca — él es muy tradicionalista, un poco menos que mi abuelo pero aún así... no le haría ninguna gracia, estaría más preocupado que tú y eso que pensé que los leones eran valientes

Le di un golpe en el brazo con el puño cerrado

— Valientes no suicidas

— Esto no es peligroso Rose, millones de muggles los usan a diario y sólo unos miles mueren por ello

Lo miré con los ojos abiertos como plato y estalló nuevamente en carcajadas... esta fase de Scorpius tan graciosito...

— Es broma Rose, relájate, ¿vas a intentarlo o no?

Iba a decirle que ni que estuviera loca, pero ya venía venir un ataque de burlas sobre mi escaso valor Gryffindor y de repente sentí adrenalina correr en mis venas... y algo más también... quise borrarle a Scorpius su estupida sonrisa de autosuficiencia, por lo que así con el auto en marcha, me cambié a su asiento, acomodándome entre sus piernas y tomando el volante... acelere un poco y el auto rugió y voló... era muy emocionante, de repente se volvió adictivo, el auto no era para nada parecido al de mi padre y mi abuelo Granger, tenía una dirección tan firme y se pegaba a las curvas de la carretera de modo que el manejo a velocidades normales era absurdo, con esto sí que se podía volar

— Rose... baja la velocidad — susurró Scorpius en mi oreja causando que toda mi piel se erizara

— ¿Asustado serpiente?

— No... es que es aquí, ¡aquí! — dijo al tiempo que tomaba el volante y entrábamos por un camino de terraceria, derrapando en una enorme nube de polvo...