Como en una bruma, escuchaba que la llamaban, que repetían su nombre al parecer con preocupación.
Abrió los ojos lentamente y sintió una punzada de dolor en la sien, la luz aunque tenue le lastimaba incluso, se obligó a tratar de ver y lo primero que se topó fue con esa mirada dorada.
Max estaba inclinado sobre ella viéndola con el ceño fruncido y un vago gesto de preocupación mezclado con exasperación, en cuanto la vio recuperar el conocimiento dirigió su furia al médico.
- ¡Me dijo que el verme no le provocaría ninguna reacción adversa! ¿Que clase de Médico es usted? – Le espetó furioso, la voz del doctor parecía haberse escondido – Me llevo a mi esposa de este hospital.
- ¿Esposa? Usted está completamente loco – dijo débilmente Allyson.
- ¿Loco? Pues mi mayor locura fue haberme casado contigo...
- Eso no fue precisamente amable –protestó Jaquie para sorpresa de los presentes, sus guardaespaldas personales y el asistente de Max que ya estaban en la habitación, haciendo la situación más caótica con el mero hecho de su presencia eso sin contar al médico.
- ¿Y usted es...? – la fulminó Máximo con la mirada, su voz denotaba impaciencia, Jaquie no dijo nada se limitó a mirarlo fríamente. Pero hasta la tremenda seguridad de su amiga parecía haberla abandonado.
- Quien sea ella no es de su incumbencia y soy yo la que debería hacerle esa pregunta a usted – espetó Allyson furiosa y mucho más recuperada – Salgan todos inmediatamente de mi habitación ¡esto no es un maldito circo! Y usted vaya a que le examinen la cabeza ¡lo necesita más que yo! Soy una mujer soltera me oye, ¡soltera! solo en algo estoy de acuerdo con usted y es que me voy de este Hospital lo más rápido posible, pero sola no con un lunático al que dejan entrar con toda la facilidad del mundo.
Si la situación hubiera sido diferente tanto Jaquie como Allyson hubieran estallado en carcajadas al ver la reacción de los acompañantes de Máximo, ellos eran los que habían quedado en shock en esta ocasión. Asombrados por que aunque fuera su esposa se hubiera atrevido a hablarle así a su jefe. La reacción de él no se hizo esperar.
-Salgan todos por favor – dijo con un control que cualquiera envidiaría.
-Pues yo no voy a ninguna parte – repuso Jacqueline –
-Será mejor que lo haga por su propio bien –
- ¿Me está amenazando? – preguntó boquiabierta –
- Si no accede por la buena tendrán que sacarla, esto es algo entre mi mujer y yo así que no tiene nada que hacer aquí – Allyson observaba perpleja y debatiéndose entre la furia contra él y contra ella misma.
Se sentía débil sólo al verlo, su cuerpo parecía no querer reaccionar y hubiera deseado tener la fuerza necesaria para sacar a todos de la habitación –
-Jaquie sal un momento por favor – le pidió Allyson, confundiendo a su amiga, quien pareció dudarlo pero al final accedió sin dejar de hacerle preguntas con los ojos –
-Estaré aquí fuera por si me necesitas, no dudes en llamarme – le dirigió una fría mirada a los presentes y salió.
Al instante salieron los demás y cerraron la puerta. Dejándolos solos.
Con un fluido movimiento, él se puso frente a ella y la observó impasible. Estupidamente ella sintió la necesidad de estar mejor arreglada y no con esa horrible bata de hospital. Él, magnifico, como sólo un espécimen de su naturaleza podría ser pensó con algo cercano a la desesperación puesto que se sentía desvalida en esa situación digna de una parodia de locos.
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Amargo Recordar (Saga Amores Inolvidables 1)
عاطفيةAllyson Castillo había perdido la memoria y tenía la sensación de un vacío enorme en su corazón mismo que se relacionaba con los sueños recurrentes con un guapísimo extraño. El cual se materializó frente a ella en la vida real diciendo que estaba ca...