Sólo hasta ese momento él se dio cuenta de lo que había dicho y no respondió. Simplemente la observó como esperando que de pronto ella recordase todo y al mismo tiempo a juzgar por su expresión temiendo que se desmayara o algo parecido.
- ¡Tengo derecho a saberlo!
- No. Si no recuerdas nada, creo que sería lo mejor para los dos – Dijo pasándose las manos por el pelo en un gesto de frustración.
- Deja que eso lo juzgue yo. ¡Es mi vida! tengo derecho a recobrarla.
- No se trata solo de ti, estoy incluido en el paquete. Créeme será lo mejor que iniciemos de cero. Quizás la vida nos está dando esa oportunidad.
- No se trata de lo que a ti te parezca mejor. Y la vida no nos está dando ninguna oportunidad a través de mi amnesia. No puedo seguir con esto. No sin saber que fue lo que pasó entre nosotros. Definitivamente no puedo y si tú no quieres decírmelo lo averiguaré de cualquier manera, no esperaré a recobrar la memoria.
Máximo sintió lo más cercano al miedo. Ella lo haría se dijo. Buscaría las respuestas y una vez que las hallara, entonces se alejaría de él esta vez para siempre. No podía permitirlo. No volvería a permitirlo.
- No averiguarás nada. No harás nada – Dijo amenazadoramente y tal como esperaba, ella no se amedrentó ni un poco.
- Tú no vas a prohibirme recuperar mi vida, absolutamente nada ni nadie puede impedirme eso.
- ¿Y que se supone que harás? Deja las cosas como están. Lo que estás buscando es... lo que descubrirás no es algo que te va a gustar.
- Pero quiero saberlo – Dijo Allyson casi implorante, sintiendo como la angustia y la furia hacia Máximo crecía dentro de ella. Él no tenía ningún derecho a ocultarle nada ¡ninguno! – Y voy a saberlo.
Caminó deprisa hacia la puerta y antes de poder abrirla, él la alcanzó impidiéndole salir.
Trató de librarse de él pero era imposible. La agarró por los hombros y la obligó a mirarlo.
- Dejarás las cosas como están ¿está claro?- Siseó furioso -Vamos a disfrutar de la velada y te portarás con naturalidad, después, solo después hablaremos.
- ¿Me lo dirás todo? – preguntó esperanzada.
- Ya veremos – contestó con los dientes apretados.
Salieron del salón y aparentaron ser una pareja normal. Él no le quitaba la mano de la cintura ni un solo momento. Estuvo con tantas personas hablando de tantas cosas que al no recordar nada después se dio cuenta que estaba actuando como en piloto automático. Era sumamente conciente de la presencia de Máximo a su lado. Sentía el imperioso deseo de escapar aunque sea breves momentos para despejar su atribulada mente. Con él cerca eso no era posible. Se disculpó diciendo que debía ir al tocador y él reacio la dejó marchar como si temiera que ella lo dejaría allí y se marcharía ¿A dónde iría? No se iría y menos ahora que él había prometido que hablarían. Eso le daba esperanzas. Además estaba el hecho de que lo amaba con locura.
Fue hacia el tocador de damas y en el camino se tropezó literalmente con Luciano Mendoza el amigo de William, iba tan abstraída en sus pensamientos que tardó un poco en darse cuenta.
- ¡Allyson querida! Que gusto verte.
- Luciano – dijo casi en un susurro. - ¿Cómo estás?
- Mejor ahora que te veo –Dijo intentando coquetear como siempre – Ese marido tuyo no te deja ni por un segundo ¿no?
- ¿Sabes dónde está William? – Le preguntó yendo directamente al asunto que le interesaba.
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Amargo Recordar (Saga Amores Inolvidables 1)
RomansAllyson Castillo había perdido la memoria y tenía la sensación de un vacío enorme en su corazón mismo que se relacionaba con los sueños recurrentes con un guapísimo extraño. El cual se materializó frente a ella en la vida real diciendo que estaba ca...