Capitulo Diez: <Buenos días>

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Aún estaba en la cama cuando mi celular comenzó a sonar, sacándome del trance de haber enviado aquel mensaje hace solo un par de minutos.

Llamada entrante.

─ Buenos días─ Escuché su voz y una sensación recorrió mi cuerpo, llegando hasta la punta de mis pies. Parecía como si hace unos minutos se hubiera levantado o como si aún estuviera apoyando la cabeza en la almohada.

─ ¿Te desperté? ─ Pregunté nerviosa, no era mi intención.

─Si, pero no hay problema por eso. ¿Te parece que desayunemos? Aunque aún sigo en la cama. ─ Dijo y mi corazón dio un salto. No me esperaba en absoluto que quisiera verme. Ni siquiera esperé que me respondiera.

─ Eh, si. Me parece bien. ¿En dónde?

─En mi casa, porque en realidad no tengo ganas de salir. ¿Te parece que te de la dirección y vengas? Temo confesarte que soy un asco manejando cuando recién me levanto. Hay unas llaves en la maceta con rosas de la entrada. Pasa que seguro me encontras tirado en la cama.

─Está bien, envíame la dirección por mensaje de texto mientras yo me ducho.

Y esa fue la conversación que tuvimos. Extraña.

Me entré a duchar rápidamente tratando de que mi cabello quedara sedoso y con aroma a frutos rojos. Me depilé rápidamente los lugares que podrían llegar a verse, me coloqué perfume y salí a medio secar tratando de buscar un atuendo adecuado para verlo.  No sabía que ponerme y no quería tardar demasiado arreglándome.

Pensé que solo era un desayuno, no iríamos a una fiesta de etiqueta, por ende cambié rápidamente la opción de la falda para ir y escogí un short. Informal y cómoda.

Sin estar convencida de la ropa escogida, me sequé el cabello rápidamente dejando que las ondas naturales cayeran en cascada por mis hombros.

Una vez lista, escribí una pequeña carta a Prim diciéndole que iba a desayunar con Jamie, tomé mi celular viendo la dirección y salí del edificio tratando de encontrar un taxi.

En un par de minutos estaba yendo a la  casa de Jamie, esperaba que viviera solo sino realmente sería algo incómodo.

Entonces reflexioné. ¿Qué hacía apurada yendo a la casa de él?  Se sentía como algo que ya había hecho antes aunque esta fuera mi primera vez.

Alejé esos pensamientos cuando el taxista me dejó frente a una hermosa casa. Le pagué lo correspondiente y salí del carro.

Su casa era realmente hermosa, con grandes ventanales y de un estilo vanguardista. Flores en colores cálidos iban en degradé a medida que se iban alejando. La casa era de blanco y las ventanas y puertas negras, con el detalle colorido que le daba el jardín, era más que perfecto todo.

Caminé lentamente hacía la entrada, tímida y nerviosa. Busqué con la vista la maseta indicada y la encontré. En ella había unas rosas blancas, muy bien cuidadas. No me tardó encontrar la llave, puesto a que estaba, básicamente a la vista.

Giré la llave encontrándome con una sala de estar hermosa, con sillones de cuero y un gran plasma. Un par de cuadros con imágenes de grandes  artistas en blanco y negro, candelabros estilo gótico por el pasillo y unas escaleras negras que te dirigían al segundo piso. Subí imaginándome que su habitación se encontraría allí.

Abrí un par de puertas pero ninguna era la habitación de Jamie. Hasta que llegó la última… La correcta.

Al principio no pude ver nada ya que estaba a oscuras. Caminé torpemente por la habitación tratando de encontrar alguna ventana.

Holland Road &lt;Jamie Campbell Bower&gt;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora