Capítulo quince: <Fred>

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─ Habrías empezado por ahí. ─ Dijo luego de que me envolviera en sus brazos, para que las lágrimas cesaran. Me abrazó y no hubo más dolor.

Si eso no era amor, no sé que podría llegar a ser. Si eso no era un sentimiento profundo, que bien aparentaba.

Lo había dejado entrar, pero hasta la puerta. Sí caminaba más allá, quedaría atascado en un lugar que no quería que conociera. Solo quería que estuviera un poco alejado, para poder huir si fuera necesario.

─ No te apretaré tanto entre mis brazos, para que puedas huir si lo crees necesario.

─ ¿De qué podría huir? ─ Preguntó, separándose un poco de mi, para poder verme a los ojos.

─ De mí.

No quería espantarlo como lo había hecho con mi anterior amor.

»Se llamaba Fred. Lo había conocido de la forma más soñada. En una biblioteca.

Lo veía cada viernes buscando en la sección de ciencia ficción que quedaba frente a un ventanal enorme, donde la luz se colaba y alumbraba su rostro, dejándolo aún más hermoso.

Yo siempre veía los libros románticos, que estaban a un par de estanterías al lado, si giraba la cabeza hacia la derecha, podía verlo concentrado leyendo la sinopsis de los libros que tomaba.

Cada viernes lo veía, dejaba el libro que ya había leído y buscaba uno nuevo.

Iba cada viernes, porque sé que ahí lo encontraba, a partir de las cinco de la tarde, cuando el sol estaba bajando. No sé si me miraba, no sé si me notaba. Pero lo veía.

¿Cómo alguien se puede enamorar así?

Y no fue lento y después de golpe. Fue tan rápido que luego un par de veces verlo, supe que sería alguien importante. No me importaba si me tomaba meses acercarme a él. Lo sabía.

Lo sentía en mi corazón. Él era en indicado.

Un viernes de septiembre, llegué un poco tarde y pude verlo observar el lugar para luego irse a la parte de libros románticos. Sonreí y pensé que me buscaba.

Me acerqué a él y tímidamente lo hablé.  Recuerdo esa charla, la forma en que sus labios se movían. Su risa. Su bronceada piel.

Recuerdo todo como si hubiera pasado esta mañana.

Allí comenzó todo, cada viernes nos veíamos en la sección entre la ficción y el romance, creando nuestra propia historia. Donde el corazón se nos iba llenando de a poco.

Nos veíamos fuera de la biblioteca, él iba a mi casa yo a la suya. Pasó el tiempo y fuimos novios. Conocía a mi familia,  yo conocía a la suya. Viajábamos a escondidas. Nos amábamos en cualquier lugar. Fue mi primera vez.

El primer beso fue el más dulce, el que selló nuestra vida.

El último fue amargo, como si no debiéramos hacer eso nunca más.

Se fue.

No volverá ni porque lo pidiera a los gritos. No volvería más.

No lo dejaría volver nunca.

─ No lo haría. No si no hay motivos.

─ ¿Y si encuentras los motivos?

─ Tendré que pensarlo bien. Pero ahora no quiero escucharte hablar más así. Cántame otra canción que te escucharía por el resto de mi vida.

Toqué para él, mientras rodeaba sus brazos en mi cintura y apoyaba su barbilla en mi hombro. Era incómodo estar así, pero me sentía bien.

Traté de entender, de creer lo que estaba pasando.

Estaba nuevamente tocando, recordando canciones que había dejado en el olvido. Estaba siendo abrazada y querida. Estaba en la casa de un chico. Ese chico era Jamie Campbell. Todo era extrañamente perfecto y hermoso.

Jamie me recordaba la mejor parte de mi vida, se veía fresco, libre y feliz. Se veía como si nada le pasara.

¿En realidad era así?

Fui egoísta, porque nunca se cruzó por mi cabeza que quizá el estuviera atravesando un momento difícil. Quizá el no era feliz.

Dejé de tocar y lo observé.

─ ¿Hay algo que te perturba? ¿Algo que está siempre en tu cabeza pero no necesariamente es positivo? ─ Pregunté tratando de ver las emociones que tenían sus ojos. Lo pensó y dijo:

─ Luego de haber quedado como Jace, vi páginas donde las fans expresaban que no necesariamente me querían a mí interpretando el papel. Eso rodó en mi cabeza mientras filmaba la película. No quería que fuera un fracaso por mi culpa.

Entonces vi que estaba realmente perturbado por eso, sus manos acariciaban con fuerza su cabello, como en la escena en que luego de matar al rapiñador, se quitó la capucha y se tiró el cabello hacia atrás, sin un toque de delicadeza.

No podía creer que eso le estuviera crepitando en la cabeza. Debía hacerlo sentir mejor.

─ Nunca habrían encontrando a otro Jace más perfecto que tu. Eres sencillamente perfecto. Amé tu papel y como lo interpretaste. Tus rostros, tus gestos, la forma en que hablabas a Clary. No te menosprecies porque fue todo pulcro. Lo hiciste bello.

Acaricié sus mejillas con mis manos, él besó la palma de una de ellas.

─ Ni quiero que vuelvas a pensar algo así, las fans te aman. Quizás fuiste un Jace un poco anoréxico, pero hermoso al fin.

─ Querrás decir que soy hermoso.

─Así es. Lo eres.

Pasó sus dedos por mi cuello, causándome miles de sensaciones. Causando unas ganas de echarme sobre él y amarlo hasta el fin del mundo.

─ ¿Sí te digo que eres hermosa qué harías?

─ Probablemente te besaría.

─Eres hermosa.

Y como dije, lo besé.

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Gracias por leer. Espero que les guste el capítulo.  

Holland Road &lt;Jamie Campbell Bower&gt;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora