Al principio, el cabello sobre mi cara no me dejó ver plenamente de quien se trataba, pero un perfume conocido, invadió mis fosas nasales.
─ Creo que el destino está empeñado en unirnos en situaciones poco normales. ─ Dijo frenando el carro en el césped, la lluvia torrencial caía sobre el auto y hacía mucho ruido.
─ Así es. Lamento si estoy mojando tu auto. ─ Dije incómoda, no había sabido nada de él en dos semanas y verlo ahora, gracias a un autostop me hizo sentir nerviosa.
─ ¿Qué hacías aquí en medio de una tormenta y en esta carretera? ─ Cuestionó desprendiendo su cinturón de seguridad.
─Perdí el autobús de vuelta a la ciudad, estaba en el asilo viendo a unos viejos amigos─ contesté, sintiéndome presa del sweater húmedo. Me lo quité y lo dejé a mis píes.
─ ¿Acaso estás más delgada? ─ Preguntó frunciendo el ceño, cruzando los brazos y observando los huesos que sobresalían en mi cuerpo.
─ ¿Qué fue de ti estas dos semanas? ─ Pregunté evadiendo lo que había cuestionado, me sentía nerviosa porque haya notado aquello. Me sentía avergonzada.
─ Haré de cuenta que me responderás esa pregunta más tarde… Estuve en España y México en las premiere de la película. Lo siento si no te avisé. No tenía tu número.
─ Está bien, no hay problema. Eres famoso y yo… Soy yo.
─ Pero no creas que te he olvidado. Un par de cosas me hicieron recordarte.
─ No creo que casi hayas atropellado a alguna chica o hayas enviado una carta a otra fan. ─ Dije en broma, pero en el fondo… Muy en el fondo era una duda que me crepitaba aquello que había dicho.
─ No, en absoluto. ─ Dijo tomando mi mano y acariciando mis nudillos helados. ─ Estas helada, ten─ Concluyó rebuscando su campera en la parte de atrás del carro y me la entregó.
Al colocármela, sentí ese perfume particular abrazarme. Deseé que ese aroma quedara impregnado en mi piel al menos un par de horas.
─ Creí que nadie iba a parar y llevarme. Estaba un poco asustada─ Confesé luego de unos minutos en silencio, eso se había sentido incómodo.
─ Y créeme que soy de las personas que no suelen levantar gente haciendo autostop. En realidad nunca lo había hecho. Pero de algún modo te reconocí.
La lluvia caía ahora menos violenta, al parecer terminaría siendo solo una llovizna.
─ ¿Quieres ir a tomar un té? ─ Me invitó cortésmente, a lo que asentí y el auto se puso en marcha.
─ ¿Cómo te fue en España y México?
─ Excelente, España es simplemente hermoso… México es tan apasionado. Las latinoamericanas son apasionadas y ruidosas. Me gusta eso.
─Oí que muchos artistas dicen lo mismo.
─ Es cuestión de vivirlo. Cambiando de tema, creo que juzgando la hora sería mejor cenar. ¿Te parece?
Y la verdad, me parecía bárbaro. Tenía muchísimo hambre, hace días no me alimentaba como correspondía y quería volver a pasar tiempo con él.
Llegamos al centro de Londres, buscando un lugar para comer tranquilos sin que nadie pudiera interrumpir, sea un fotógrafo o un fan. Sospeché que en realidad él no quería que lo vieran conmigo, pero no de mala forma, sino que quizás me estaba protegiendo del mundo mediático en el que vivía. Quería que nuestra amistad pudiera funcionar de forma normal. Como dos amigos que se conocen por casualidad… O destino.
Llegamos a un pequeño restaurant que solo tenía un par de mesas y era atendido por dos ancianos con rostros alegres. Escogimos la mesa más distanciada de la entrada.
─ Buenas noches jovencitos. ¿En qué les puedo servir?
─ Por ahora solo quiero agua. ─ Dije.
─Yo una cerveza.
La dulce anciana asintió y buscó lo que le habíamos pedido, sirviéndonos en los vasos, dejando la carta y retirándose silenciosamente del lugar.
─Creo que comeré pasta.
─ Si, con pesto de albahaca, rúcula y pimientos. ─ Completó la frase Jamie, dándole un sorbo a su cerveza y elogiando la temperatura de la misma. A los minutos volvió Caroline –supe su nombre ya que lo llevaba escrito en su camisa- y nos tomó las ordenes.
─ ¿Qué fue de ti estas dos semanas? ─ Preguntó.
Pero aquí tuve que pensar un minuto. No podría decirle que prácticamente casi no me levanté de la cama, que comí solo un poco y hasta hoy no había salido a ningún lugar. Ni siquiera de mi habitación.
─ La verdad nada. Absolutamente y literalmente nada.
─ Creí que tu vida era un poco más interesante. ─ Se rió y corrió su pelo hacia un costado, puesto a que unos mechones rubios caían en sus ojos.
─Lamento decepcionarte. Soy una completa aburrida.
─No lo creo en absoluto. Debes guardar grandes cosas adentro de esa cabeza.
Y quizá tenía razón. Quizá mi cabeza estaba sobrecargada de emociones pero en realidad me había convertido en una chica aburrida. La cual no salía demasiado de su hogar. La que su vida se había vuelto un martirio rutinario.
Pero en ese momento me sentía bien. Me sentía libre de los problemas.
Caroline llegó con nuestras respectivas comidas. Solo bastó un bocado para etiquetar a aquella pasta como la mejor. Realmente era un lugar maravilloso y debatíamos como podía ser tan poco conocido. Solo éramos nosotros en aquel restaurant.
Comí sin vergüenza frente a él, no podía disimular cuan bien me sentía comiendo aquella pasta sabrosa, ya que hace días no ingería nada sólido ni delicioso como aquello.
─ Pareciera que no como hace años, pero esto era realmente delicioso. ─ Dije limpiándome la boca luego de dejar el plato vacío.
─ Siento lo mismo, es lo mejor que comí en un restaurant. ─ comentó entre risas y me pareció una melodía que podría escuchar por años.
─Creí que no te iba a ver nunca más y eso me perturbó estos días. ─ Confesé sin darme cuenta en lo que decía. Pero más allá, no era una confesión de amor, para nada. Lo mío no era amor.
El amor se había ido hace tiempo.
─ A personas como tú, no dejo escapar.
Y entonces me cuestioné. ¿Escapar? ¿Podría hacerlo?
¿Podría simplemente huir de él?
En ese momento pensé que no podría escaparme fácilmente de él. Porque en parte necesitaba el efecto que él tenía en mí. El efecto de paz que le brindaba a mi alma. Y por otro lado, el destino estaba empeñado en juntarnos. Debía hacer una prueba y tener la mente abierta. Trataría de alejarme ya que necesitaba ver hasta qué punto aguantaba.
Pero lo más importante, es que necesitaba saber si lo nuestro era cosa del destino… Si era algo que venía de más arriba y no solo las casualidades que nos reúnen.
Debía saber si él era algún tipo de mensaje o algo en que aferrarme luego de tanta desdicha.
____________________________-
Les dejo capítulo y les cuento que tengo un mínimo de mil palabras que escribir por capítulo.
¡COMENTEN!
![](https://img.wattpad.com/cover/11722176-288-k775330.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Holland Road <Jamie Campbell Bower>
Roman d'amourPara Summer la alegría se marchó junto con él. Trata de cambiar su vida pero los recuerdos del pasado no la dejan avanzar. Para Jamie, su carrera está en la cima, siempre de un lado a otro, con su banda, su trabajo. Nunca estático. Holland Road es...