- ¿Cómo estás, mi vida? – dijo acariciándole el pelo.
Sarada estaba tapada hasta la barbilla con una manta amollada. Sonrió y se tapó hasta la cabeza.
- Veo que mejor. – sonrió Sakura y le empezó a hacer cosquillas. Sarada reía
con gracia y gusto.
- Ya, ya, mamá. – dijo con la respiración acelerada.
Se destapó, el pelo le quedó de una forma algo graciosa. Sakura rió y se
lo puso bien.
- Ahora estás animada ¿eh? ¿Quieres comer algo? – Sarada negó con la cabeza- ¿Un poco de pollo? ¿Fruta? Hay fresas, mi vida.
- Mmhh… ¿y el spray?
- Sí, hay nata ¿quieres?
- Siiiii. – se levantó corriendo.
- Eh, eh, ponte los zapatos, no sea que te enfermes más.
Sarada hizo puchero y se fue a buscar sus zapatos. Coloco sus piececitos dentro de estas. Bajó dando pequeños saltitos por las escaleras, hasta que llegó al comedor.
Sakura salió de la habitación. Escuchó unos golpes que venían del gimnasio
de Sasuke.
Abrió la puerta.
Lo vio golpeando con fuerza su saco de boxeo.
Aquellos músculos que se tensaban, la espalda brillaba, tentando a Sakura de pasar su lengua por su salada piel. El pelo alborotado también resbalaba con algunas gotitas de sudor.
Un pantalón corto de chándal que atraía la atención de Sakura, observando su bien puesto trasero. Más abajo sus fuertes piernas.
Tuvieron un cruce de miradas.
Esos ojos llenos de energía, penetrantes hasta el alma.
Una mirada que literalmente, podía matar a cualquiera.
Sasuke agarró el saco de boxeo y hizo que se parara de balancear. Se sentó en una de las maquinas de pesas.
- ¿Qué me encuentras? – le sonrió él.
- Que eres hermoso, te mire por donde te mire.
Sasuke suspiró. Agachó la mirada y se tiró el pelo hacia atrás. Sakura yacía a
seis metros de él, apoyada en el marco de la puerta.
- Te daría un buen beso pero es que si no pierdo la apuesta, cariño.
Sakura rió.
- Voy abajo, no sé lo que estará haciendo la pequeña.
- ¿Sarada está despierta?
- Si.
- Vamos a ver como está. – sonrió, cogió una toalla del estante que había cerca de allí y la colocó en sus hombros.
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Sarada ~ (Sasusaku)
FanficLeyó una vez más el significado del nombre de su hija. A pesar de que ya habían pasado tres años y medio, le seguía fascinando, como el primer día en que la tuvo entre sus brazos. Recordó aquella temporada, con Ino, y todos esos problemas...
