Capítulo 1

4.3K 138 15
                                    

Por fin he venido a la ciudad de mis sueños, podré estudiar en el instituto en el que siempre he querido estar, podré entrenar todos los días... Pero entonces, ¿por qué estoy tan triste? Quizás las cosas se han torcido demasiado...

Hace tres años, mi madre y yo nos mudamos. Abandoné a mis amigos sin poder decirles nada, me pilló por sorpresa. Volví un día a casa con las únicas noticias de que mis padres se divorciaban, y de que no volvería a ver la ciudad en mucho tiempo.

Lloré, y ni siquiera estoy segura de por cuál de todos los factores fue. Sin embargo, maldije el momento en el que mi madre dijo que no podíamos esperar. Abandoné el instituto Kirkwood, con todo lo que ello suponía.

Tuve que empezar las clases en el Zeus, y la verdad es que el traslado no fue precisamente agradable. Por suerte todo cambió cuando entré en el club de fútbol. Al principio no querían verme ni en pintura. ¿Una chica jugando con dioses? ¡A quién se le ocurre! Pero el capitán me vio un día entrenar por la ciudad, y decidió aceptarme.

He avanzado mucho desde entonces. Conseguí llegar a su nivel pocos meses después, y el equipo es más fuerte que nunca. Nuestra coordinación es perfecta, lo cual ha ayudado a que lleguemos tan lejos en el TFF.

Se lo tengo que agradecer todo a Byron, ha sido la persona que más me ha ayudado en todo este tiempo. Se convirtió fácilmente en mi mejor amigo, y le quiero a pesar de que sea un creído de vez en cuando. En realidad no es tan mala persona como parece.

Y ahora, después de haberme integrado por fin, mi madre dice que tengo que marcharme de nuevo... esta vez yo sola. He pasado a vivir en casa de mis abuelos, en Inazuma. Hace un par de años hubiera saltado de alegría por mi habitación, pero ahora mismo le tengo hasta manía a la ciudad.

Una cosa está clara, no pienso ir al instituto todavía, terminaré el curso como estudiante del Zeus. Ahora que estamos en camino de ganar el Fútbol Frontier no voy a dejar tirado al equipo.

Desconozco el motivo por el cual mi madre no ha venido, pero ya da igual. Ha desaparecido, y no encuentro la manera de contactarla. Los abuelos me aseguran que es un desliz, que algún día llamará para asegurarse de que estoy bien, aunque no estoy totalmente convencida de que eso vaya a pasar.

Dejo que un suspiro se escape de mis labios. Llevo una semana aquí y aún es mucho por asimilar. Camino lentamente, disfrutando de la tenue luz del atardecer. Tengo que admitir, que la ciudad es más bonita de lo que pensaba.

Pronto llego al puente de la rivera. Ya he fijado la vista más de una vez en el campo que hay cerca, pero tengo que aguantar las ganas de entrenar, no puedo arriesgarme a que alguien me vea.

Sonrío al ver a un equipo entrenar, pero no tardo en fruncir el ceño, algo extraño ocurre. Se escuchan gritos desde aquí, y no parecen precisamente ánimos.

Intentando que nadie se percate de mi presencia, me acerco poco a poco. Mi corazonada ha estado en lo correcto, haciendo que la rabia llene cada fibra de mi cuerpo.

Los trillizos con los que alguna vez jugué, están haciendo un tiro que consiste en chutar tres balones contra la portería. La distancia que nos separa ha dejado de ser prudencial hace bastante, pero la escena es demasiado impactante para que alguien se de cuenta de mi posición. Abro mucho los ojos al ver que poco después han ejecutado algo llamado "Triángulo letal z", que ha acabado en la cara del pobre portero.

Esto es el colmo, hace tres años no tuve la oportunidad de expresarles mi odio antes de desaparecer, y no voy a desaprovechar la oportunidad ahora.

Me acerco a la portería, notando que poco a poco el equipo de lo que supongo que sea el Raimon se da cuenta de ello. Por otra parte, los trillizos están hablando de sus fantásticas habilidades, demasiado preocupados por sí mismos para pensar que no son los únicos presentes.

Fuego divino - Axel BlazeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora