Capítulo 4

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Juego con mis dedos, llena de nervios. Llevo así un rato, sentada sobre la cama sin saber qué hacer. Tengo el corazón en un puño desde que escuché el despertador esta mañana. Dentro de unas horas, el Zeus se enfrentará por fin al Raimon...

Casi tiro la televisión al suelo cuando ganaron contra el Kirkwood (cosa que Byron me reprochó al instante).

Sin embargo, y a pesar de que sigo emocionada, algo hace que tenga un mal presentimiento. No sé cómo puede acabar la final, y si algo les pasara a los chicos no me lo perdonaría... Aunque no tiene por qué pasar nada, ¿verdad?

Pienso en todo lo que han entrenado Mark y los chicos para poder vencernos, haciendo que me sienta mal. Yo también he entrenado mucho, pero hemos estado haciendo trampas, ya no lo voy a negar.

Nunca debí aceptar la idea del néctar, pero la primera vez que escuché al entrenador hablar sobre él no me parecía tan injusto... Sin embargo, es una ayuda que no necesitamos, y usamos de todas maneras.

Suspiro, odio pensar tanto las cosas, sólo consigue que el agobio nuble mi visión. Así que a pesar de que queda mucho tiempo, decido empezar a prepararme para distraerme un poco.

Sonrío al observar el uniforme doblado cuidadosamente sobre la silla. A veces me pregunto por qué nos pondremos tanta parafernalia para hacer un deporte que requiere mucho movimiento, pero tengo que admitir, que son geniales.

Una vez vestida, bajo a desayunar. Mis abuelos están ya pendientes de la televisión, no dispuestos a perderse ni un segundo de la competición:

-Toma, cariño -exclama mi abuela, tendiéndome un montón de comida-. Necesitas muchas energías, hoy más que nunca.

Se lo agradezco, pero por otra parte vuelvo a pensar en el néctar. Creo que el Raimon se merece un enfrentamiento justo, y de esta manera...

Prácticamente escucho la voz de Byron diciéndome "Te preocupas por tonterías, vamos a ganar a esos mortales". Definitivamente, me parece mal lo que estamos haciendo para ello.

Estaría encantada de afirmar que conseguiré que nadie lo beba, pero lo veo prácticamente imposible, por desgracia.

(...)

Estoy más nerviosa que antes, si es que eso es posible. Mi corazón parece un caballo desbocado. Oigo los vítores del público en las gradas, y apenas presto atención al breve discurso del entrenador:

-Salid con el único objetivo de ganar. Da igual si el Raimon queda por los suelos, ellos se lo han buscado por llegar hasta aquí -sonríe de manera macabra.

Eso hace que un escalofrío pase por todo mi cuerpo. Ordena que salgamos al campo, donde comenzamos a calentar. Yo no puedo apartar la vista de Mark y los chicos, que tienen sus miradas llenas de decisión:

-¿Qué te ocurre Hades? -pregunta Byron.

-¿Y si les hacemos daño de verdad? Ya sabes que Cerbero es demasiado poderoso...

-Esas cosas no te habían importado hasta ahora -puntualiza algo extrañado.

-No me lo recuerdes -susurro.

-Vamos, piensa en que este es un partido más. Todo va a salir bien.

La ternura de su voz hace que mi corazón se ablande. Este es el amigo que me ha acompañado estos años, y no la persona ambiciosa y ciega de poder. Al menos sé que en un recóndito lugar de él, todo sigue como siempre:

-Estuve con ellos el otro día ¿sabes?

Le miro, sorprendida por la declaración:

-Mi madre, ¿qué has hecho?

Fuego divino - Axel BlazeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora