La Casa Weasley

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Soñar no cuesta nada, es gratis, siempre soñó con el chico de su vida, si no era lo principal en su vida, aun así dedicaba tiempo a pensar en ello de vez en cuando, mientras regresaba tarde del trabajo, no era de las chicas que pensara que un hombre da la estabilidad a una mujer, o una pareja, lo que fuere, pero al final del día, había veces que deseaba compartir su tarde en compañía de a lguien que sin importar como le hubiese ido en el trabajo, la amara igual, incluso más.


Tal vez su idea del amor no era del todo clara, eso explicaba la razón por la que iba de relación en relación sin encontrar algo que le hiciera permanecer, y cuando el chico ideal llegaba a su vida, al final del día se daba cuenta de que en realidad, no era lo que ella tanto quería.


¿Para qué se quiere perfección si no importa eso al final?

Dejó su abrigo sobre el respaldo del sofá, miró por la ventana, había llegado justo a tiempo, así no se mojaría por la lluvia, giró en su mismo lugar para observar el apartamento por completo, tenía que reordenar su agenda lo antes posible, no tenía mucho caso arreglar el desorden si se iba a mudar en un par de meses, sonrió, tal vez debería recoger un poco, pero el trabajo la tenía absorta en otros asuntos más importantes que poner los trastes sucios en el lugar correcto.

Caminó sin ánimo hasta su habitación, sacó ropa más cómoda que la falda a lápiz que llevaba y las zapatillas, se deshizo el moño y dejó que el largo cabello pelirrojo callera sobre sus hombros.

Regresó a la cocina, buscó algo limpio y como no lo encontró, decidió optar por poner orden, sabía que de todos modos, llegaría ese día, ordenar no sólo su apartamento, sino el desastre que últimamente tenía por vida.

Sonrió malvadamente cuando su celular sonó, esa era una señal divina de que se ocuparía en el trabajo y dejaría las tareas de la casa para otro día, tal vez debería conseguir a alguien que le ayudara con la limpieza para ahorrar tanto problema.

–Hola –contestó en tono neutro, no reconoció el número.

–Hola, hola ¿Es que no sabes que no se debe contestar a un extraño?

–Debo colgarte entonces –sonrió al reconocer la voz de Hermione.

–Me alegra que me contestaras, cambié mi número hace unas semanas...

–Y habías olvidado decirme ¿cierto? Me alegra saber que tan presente me tienes, amiga.

–No es eso, tú mejor que nadie me comprenderá, eres tan adicta al trabajo que olvidaste llamar a tu madre por su cumpleaños.

–Sabía que algo olvidé –renegó.

–Por fortuna, sólo te pasaste con casi un mes –se burló Hermione al otro lado de la línea –aproveché que los Weasley tendrán cena familiar para decirte sobre mi cambio de número.

–Me alegro, dile a mamá que siento no haber llamado por su cumpleaños.

–Técnicamente estás hablando casi para navidad –se burló de nuevo su amiga.

–Creo que los gemelos te unieron al club.

–Un poco de eso, pero tengo otras formas de torturar a tu hermano.

–No lo dudo por un segundo –ambas guardaron silencio.

–Deberías venir a casa y pasar la tarde con tu familia en lugar de quedarte en casa trabajando.

–Está lloviendo, Hermione, mi auto...

–Es una suerte que mi agencia de taxis a domicilio funcione tan bien.

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