Vida Familiar

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Disclaimers: Los personajes son propiedad intelectual de J.K. Rowling y son utilizados sin intención de lucro. 

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Condujo entretenido haciéndole preguntas, y ofendido porque se sentía engañado por sus padres.

–No puedo creer que nos engañaran –dijo ofendido.

–En realidad no, al menos no en realidad, yo les comenté a mis padres si querían venirse a la ciudad –observó a su hermano –me dijeron que no, porque no querían vender la casa, así que les dije que podía ayudarlos, se negaron a recibir dinero de mí, así que... lo pensé, les dije que sabía de una propiedad en la ciudad, que el dueño quería venderla, pero que no le importaba que fuera al contado, la vieron y a mamá le encantó, ellos creen que la están pagando.

–Ellos creen.

–Les abrí una cuenta alternativa, se depositan a sí mismos –se burló –además fue bueno, porque así aceptaron mi ayuda económica mientras ellos terminaban de cubrir el precio total de la casa.

–Eres cruel, sólo debiste obsequiarla y ya.

–Ellos se hubiesen negado, los conozco, y tú también, así que mejor los hice felices.

–Suena más como a cochino arrepentimiento –contestó.

–Como sea, pero lo hice ¿Qué has hecho por ellos? –Lo observó –no eres capaz de cortar el césped cuando mamá lo pide.

–Tengo una pierna mal –le recordó.

–Ronald...

–Ya lo sé –sonrió –no es como si me faltada, cojeara o algo así, pero a veces funciona el hecho de decir "Me duele".

–Eres un mal hijo.

–Lo sé, prometo que ayudaré a mamá con el césped cada que lo pida de ahora en adelante.

–Bien –sonrió.

–Si tú les dices la verdad sobre la casa.

–Van a apalearme.

–Y yo disfrutaré viendo –la observó.

–Se supone que eres mi favorito ¿no?

–Yo nunca dije que fueras mi favorita; tengo seis hermanos.

–Cinco de ellos hombres, soy la única chica en ellos –hizo puchero –ni siquiera porque soy la niña pequeña de todos soy tu favorita –aprovechó el alto para acercar su rostro al de su hermano –ni siquiera mi cara triste te conmueve, no tienes sentimientos –incrementó el puchero cuando él no volteo a verla.

–Tan sensible como una roca –murmuró cuando Ginny se alejó de él.

–Ya lo noté –le sacó la lengua divertida.

–Si no le hubieses hablado a Hermione, podríamos ir a casa, y pasar la tarde con la familia.

–No, hoy no, hoy es sólo nuestro hasta que llegue Hermione –sonrió –así ya no podrás quejarte.

–Yo me quejé porque no pasas tiempo con toda la familia.

–Como sea, eso podrá ser mañana –asintió y aplaudió emocionada.

–Eres como una niña pequeña, no puedo creer que tengas tanto dinero en el banco y que tus compañeros de trabajo te tengan tanto miedo.

–Tú también me temes –lo observó de soslayo.

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