"Compostura, pretora" FanFic Theyna

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Narra Reyna.

Estaba dando un paseo por los jardines de Baco, totalmente sumida en mis pensamientos. La brisa fría se colaba por mi túnica. En otoño los jardines no eran muy bonitos, las flores estaban secas, el césped opaco, las estatuas y las fuentes tenían aspecto sombrío.

Me invadía una profunda tristeza, pues juraba oír las palabras "No hallarás el amor donde buscas ni donde esperas. Ningún semidiós curará tu corazón" entre el murmullo de los árboles que eran azotados por el viento. Esas palabras me perseguían desde hace mucho, esas palabras en las que yo no quería creer, esas palabras que recordaba cada vez que veía a Jason o a Percy. Por más patético que fuera, por más fuerte que yo sea, necesitaba amor, y no amor fraternal, necesitaba pareja.

Quería alguien con quien pudiera ser yo misma, quitarme esta fachada de perfección, quería alguien que amara mis defectos, alguien que me apoyara en los momentos difíciles, quería dejar de estar sola.

Siempre me había dicho a mí misma que no necesitaba amor, que era una chica fuerte y autosuficiente, que los novios vendrían después, pero luego de mis decepciones amorosas me empecé a sentir muy sola, y la vida que llevaba no ayudaba mucho.

La guerra tristemente había sido lo más interesante en los últimos meses. Tenía que encargarme de muchísimas cosas, puesto que a pesar de que mi compañero Frank tenía iniciativa, era un completo inútil (hasta creo que sin ayuda de Hazel no podría ni atarse los cordones) Por eso me encargaba de todo lo importante, y era una mierda total, idioteces del concejo, idioteces del senado, idioteces de pretora y muchas otras idioteces.

A pesar de ser fiel sirvienta del pueblo de Roma, la vida aquí empezaba a cansarme, todo era rutina, todo siempre lo mismo, sólo que con algún monstruo de por medio. La guerra y el largo viaje para llevar la Atenea Partenos me habían cambiado muchísimo.

Antes, ser pretora era un gran honor y mi más grande orgullo. Ahora, llevar toda esa responsabilidad sobre mis hombros era demasiado estresante. Antes, siempre me mantenía firme ante cualquier situación. Ahora, me desmoronaba fácilmente. "Te estás volviendo más humana" se había burlado Nico. Hablábamos casi todos los días, yo me descargaba con él, y él me pedía consejos para no arruinar su relación con un tal Will Solace.

Intenté no pensar más en ese tema, podía estar hundiéndome por dentro, pero tenía que mantenerme firme para que la legión también resistiera. Nadie me dijo que ser pretora sería fácil, pero nada me gustaba más que ver a mi legión ganar una batalla. Esa era la razón por la que soportaba todo, el amor por mi gente.

Al evadir esos pensamientos entraban otros más dolorosos: hace mucho tiempo que no hablaba con Hylla. Sé que ambas habíamos tomado caminos distintos, y que nunca tuvimos una gran relación de hermanas, pero solíamos hablar por mensaje iris una vez cada dos meses o más. Lo que pasaba es que costaba reunir valor para mirarla a la cara, pues recordarla a ella era recordar Puerto Rico, y recordar a mi padre, recordar que maté a mi padre. "No era tu padre, era una manía" me recordaba mi subconsciente, pero no borraba el hecho de que había atravesado a mi propio padre con un sable, algo que en Roma es considerado un delito gravísimo y es penado con muerte.

Luego de tan bonitas reflexiones, di mi paseo por terminado.

Crucé rápidamente la hermosa ciudad de Nueva Roma, con sus calles adoquinadas, sus bellas casas, sus imponentes edificios y su tranquila gente. Nuestra querida Annabeth Chase se había encargado de hacer los planos para la reconstrucción de la ciudad, y admito que hizo un muy buen trabajo, la ciudad estaba en todo su esplendor. Pasé frente a mi café favorito, y estuve tentada de pedir un chocolate caliente, pero pasé de largo. También vi la universidad, solté una carcajada, como si algún día mi vida fuese lo suficientemente normal para ir a la universidad. Apuré el paso cuando pasé junto al Senado, ya había estado allí dentro toda la mañana, preferiría combatir contra una hidra antes de poner de nuevo un pie ahí.