Primer rose.

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Las ganas de querer verlo han ido en aumento. Los mensajes no me bastan para la necesidad que siento de tenerlo en persona y hacerle un millón de preguntas. Me sorprendí a mí mismo al no recordar a Yifan cuando hablaba con Sehun. Todo era extraño.

Lo esperaba a fuera de la cafetería en la que habíamos acordado vernos; traía un simple gorro de lana y un suéter negro. Yo siempre fui paciente para esperar a las personas si llegaban tarde, pero con él, mi paciencia se estaba yendo como agua en un fregadero. ¡Sehun, llega ya! Los minutos pasaban, la gente entraba y salía y Sehun no llegaba ¿y si me dejó plantado? ¿Y si ya no quiere verme?

La inseguridad comenzó a apoderarse de mí, hasta que lo vi, corriendo y con la respiración acelerada. Lucía más guapo que aquel día en el parque. Su cámara ya no estaba, solo era él y su sonrisa al verme.

— Lo siento, bonito ¿te hice esperar mucho?

— No—. Mentí. Aunque solo hubieran sido minutos, para mí fueron más.

Luego de unas sonrisas, entramos a la cafetería. Nuestra conversación era bastante simple, pero a mí me bastaba porque podía saber más cosas sobre él, quería conocerlo. En medio de dos tazas de café y una rebanada de pastel para mí, descubrí algunas cosas de Sehun. Le gustaba el rock y de alguna manera se le notaba en la cara, su color favorito era el azul, en ese momento me detuve a pensar que si juntábamos su color favorito con el mío, se creaba un violeta ¿tiene lógica pensar en eso ahora?

Le gustaban las películas de terror y llenas de sangre (y esas eran las que yo más odiaba). Vivía solo con su padre en un departamento, le gustaba leer (un punto más del por qué me siento atraído hacia él), y amaba a los gatos. Me percaté que éramos muy distintos en cuestión de gustos, pero eso a él no pareció afectarle, ni a mí.

Abandonamos el lugar una hora después y preferimos ir a caminar un rato. El invierno había cesado y nuestras lenguas parecían no cansarse de hablar. Era tan sencillo platicar de cualquier tontería con él, aunque siempre estaba temeroso a arruinar algo con una estúpida pregunta o con un comentario sin sentido.

— No quiero parecer indiscreto, pero... ¿aún sigues viendo a tu ex? —Preguntó él, la respuesta me tomó por sorpresa.

— No— contesté— no puedo verlo.

Él no preguntó más, y yo no supe qué decir. Yifan había significado mucho en mi vida, y hablar de él ahora no me gustaba, menos con Sehun porque sabía que me pondría a llorar al recordar todo. Mis manos descansaban en los bolsillos de mi abrigo, y di un pequeño brinco al sentir unos dedos helados colándose, atrapando mi mano y entrelazando nuestros dedos. Era una cosa tan sencilla, tan simple, que me llenaba de una sensación cálida en el pecho. En el rostro de Sehun vi una sonrisa y en mis mejillas predominó el carmesí. Lo supe en ese instante, con el viento moviendo nuestros cabellos y con los ojos de Sehun sobre mí; me gustaba.

Y tal vez esas dos semanas habían bastado para que pudiera sentir algo más por otro hombre. Yifan desde hace un mes que se fue, tal vez era hora de mirar solo adelante. El sol yacía oculto cuando decidimos regresar a nuestros respectivos hogares, no quería irme, quería seguir tomado de su mano y caminar sin rumbo fijo.

¿Él sentiría lo mismo? ¿No querer volver a casa para quedarnos un rato más? Faltaba una cuadra para llegar a mi hogar, tres minutos para decirle adiós por ese día, pero yo no deseaba terminar el día de esa manera. Pasamos por un callejón oscuro y era en ese momento o nada. Tiré de su mano con fuerza y lo obligue a entrar, en la penumbra de la noche, vi su rostro asustado por mi repentina acción.

Cuando una lágrima cae del cielo (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora