La manera en que me haces querer besarte.

928 149 31
                                    


Es impresionante que una persona pueda dormir tan feliz, como despertar a la mañana siguiente con los ánimos por el suelo. Ni siquiera había bastado con ver a Yifan a la cara para que lograra ponerme en ese estado, un simple mensaje corto, había hecho que lo poco que comenzaba a formar, se desboronara. Comenzaba a odiar ese cinismo que poseía mi ex novio para hablarme cuando se le pegara la gana.

Mi humor podía cambiar con algo tan simple, que ya no me apetecía ir con Sehun. Sin embargo, sentía que sería una grosería no ir al menos una hora (y fingir que no tenía nada, aunque eso me costaba muchísimo conociéndome). Y así, cargándome una cara de perro parte del día en medio de trabajos y con una madre encima de mí preguntándome qué me habían hecho, se llegó la hora de irme. No sabía qué era peor, si el mensaje de Yifan por la mañana, o las insistentes preguntas de mi mamá.

Esperé a Sehun en una pequeña plaza, ni siquiera había tardado en llegar y enseguida nos dirigimos a su departamento. Creo que hasta él, sin saber muy bien de cómo era enojado, se había dado cuenta. Anduvimos en silencio, ni siquiera nos habíamos tomado de la mano y tampoco lo deseaba mucho.

— Aquí es, Luhan—. Dijo él.

Estaba tan sumido en mis propios pensamientos, que no me había percatado que ya había entrado en aquel edificio. Sehun abrió para mí la puerta de su departamento. Nunca me había importado mucho la posición económica de alguien, pero no podía negar que el lugar donde él vivía era algo lujoso.

Entramos a su habitación y lo primero que vi fue a un gato encima de la cama, debía suponer que se trataba de Choco. Era una ternura a pesar de su cara enojada al verme, Sehun se limitó a cargarla, y Choco no dejaba de lanzarme esos ojos de desprecio.

— ¿Por qué me mira así?

— Bonito... eh, no le hagas caso, en realidad a todos los mira así.

Sehun se apresuró a sacar a su mascota de su habitación y cerrar la puerta, yo tomé lugar en su cama. Mis ojos viajaron a cada rincón de su cuarto, vi sus discos de bandas de rock, fotografías pegadas en la pared, incluso el montón de libros que tenía en una estantería. Me había reprimido las ganas de pararme y husmear cuales tenía. Sehun se sentó a mi lado, sonriendo.

— ¿Estás bien?

— Sí... todo bien— forcé una sonrisa, Sehun no pareció creerme.

— Luhan, sé que te conozco muy poco, pero si quieres contarme algo... solo dilo.

— Yo solo... —quería mentirle y decirle que no sucedía nada, que estaba bien, pero al ver sus ojos llenos de preocupación me rompí. No quise llorar, porque ya no existían lágrimas por derramar, tan solo necesitaba vaciar todo lo que llevaba en mi pecho.

— Bonito, puedes confiar en mí.

No sé en qué momento mis labios comenzaron a moverse y a contar todo, sin pena, sin preocupaciones de que me fuera a cuestionar, solo hablé y hablé, como si Sehun fuera un simple amigo, como si Sehun fuera alguien a quien le tuviera toda la confianza del mundo a pesar de que lo acababa de conocer hace menos de un mes.

Le conté que mis relaciones eran un rotundo fracaso, que mi primera pareja me había engañado y se había ido con su ex novio a pesar del medio año de noviazgo, que comencé a salir con mi amigo Yifan meses después y que ni siquiera esta relación había funcionado, que incluso, nuestra amistad se había directo a la mierda. Sehun me escuchaba en silencio, hasta que terminé, con un pequeño nudo en la garganta.

— ¿Y sabes? Yo en verdad no sé qué hago mal en mis malditas relaciones... sé que soy un desastre de persona, torpe, incluso idiota, pero en verdad amo con todo el corazón, Sehun, y eso ya nadie lo hace.

— Luhan—. Me llamó él, yo bajé la mirada.

— Y quería agradecerte por sacarme de mi habitación. Sehun, si no te hubiera conocido, seguiría encerrado en medio de pañuelos y estúpidas películas para llorar más.

— Tú no debes agradecer nada, Luhan. Recién te conozco y me atrevo a decir que eres una persona demasiado dulce, y que lo poco que sé de ti, me encanta. No puedo decir que te entiendo porque yo no pasé por eso, pero sí puedo decirte que soy tu amigo y que estaré aquí para ti.

Le sonreí, y él me sonrió, y había olvidado ese estúpido mensaje de Yifan, y todo mi enojo se convirtió en una tonta sensación de cariño hacia Sehun. Sabía que ese jodido chico me llevaría a la perdición. Ya nada importaba, era tan indeciso en esos días, ¡era una completa y estúpida montaña rusa que no paraba de subir y bajar en emociones!

Mis manos se estrecharon contra sus mejillas y lo besé, así, sin más. Sí él era adicto a mis labios, tendría que soportar desde esa tarde mis besos por sorpresa. Mis labios se movieron con lentitud, a Sehun no pareció molestarle porque pronto sentí sus brazos rodearme en un cálido abrazo. Y de nuevo estaba ese cosquilleo en el estómago mientras caíamos sobre el colchón.

Sehun se separó, tenía los labios entreabiertos y sus ojos fijos en mí. De nuevo se acercó y besó la punta de mi nariz, luego mi frente.

— ¿Puedo volver a besarte?

— Creo que ayer te había dado permiso, bobo.

Sus ojos se habían vuelto en dos medias lunas cuando dije eso; si no fuera tan lindo, tan atento, no sentiría este mar de mariposas. Nuestros labios volvieron a chocar con más sutileza, rozándose en pequeñas caricias, descubriendo más del otro. Nos separamos con nuestro último aliento, creo que ya estaba completamente rojo.

— Eres tan lindo...

— Cállate... es penoso—. Bajé la cabeza, Sehun me abrazó contra su pecho.

— ¿Sabías que posees una inocencia que te hace más tierno?

— Yo no tengo inocencia, Sehun.

— Que ya no seas virgen, no significa que ya no tengas inocencia—. Se rió, yo golpee su pecho.

Nos quedamos ahí tumbados, en medio de besos y pequeñas risas. Ya ni siquiera me interesaba ir a husmear los libros que tenía, o ver las fotografías que había en su pared, en ese instante, con él a solas en su habitación, tan solo desee que me abrazara y que me besara cuanto quisiera. Sehun se paró de la cama y fue hacia su escritorio, noté que ahí descansaba su cámara, esperándolo.

La tomó entre sus manos, retiró el lente y la encendió; Sehun me sonreía a cuatro pasos de mí. Me embobé en su sonrisa y no me di cuenta cuando una fotografía había sido tomada, lo miré sin comprender y otro destelló salió de su cámara.

— Desde hoy serás mi modelo—. Dijo.

— Oye, sería un gran malgasto de fotografías, deja eso—. Él negó con la cabeza mientras volvía a enfocar el lente en mí, yo cubrí mi rostro apenado.

— Mi cámara te adora, Luhan, no seas tímido.

Lo vi a través de mis dedos, con la mirada impaciente y con la cámara lista para tomar otra toma. A mí nunca me gustó que me tomaran fotografías, siempre pensé que salía un poco más feo de lo normal, pero al verlo, con la espera y con la cara iluminada como la de un niño, sonreí.

Aquella noche no solo me llevé el perfume de Sehun en mi ropa, me llevé también sus besos, sus caricias y sus infinitas fotografías.



---------------------------------------------------------------------------------------------


Me he partido de risa con algunos comentarios que he visto, en serio, me hacen el día al leer lo que me ponen ♥. 

Cuando una lágrima cae del cielo (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora