La vez que Yixing me habló con la verdad

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Dicen que las personas somos lo que la vida nos ha tratado. Somos recuerdos vivientes, somos rencores envueltos de tristeza; somos aquella risa que nos hizo reír una tarde cualquiera, somos los besos que dimos, los abrazos que compartimos y las mentiras que dijimos para no lastimar a otros. Y entonces me pregunté ¿quién era yo? No supe responder, no supe decir que si alguien melancólico o alguien feliz. Vaya mierda de persona en la que me estaba convirtiendo. Me sentía solo, eso ya no es novedad, pero si tenía un nuevo pensamiento que me atormentaba y que no quería decirle a nadie: quería morir.

Sentía que mi vida era tan absurda y vacía ¿dónde habían quedado mis sueños? ¿El chico que alguna vez fue feliz? Suspiré, porque ya casi nada me hacía feliz, ni siquiera escribir y eso era como mi vida. Mis dedos ya no se movían sobre el teclado, mi corazón solo se apretaba, y supe, en ese instante, que amaba más a Sehun que a mí mismo y eso era lo peor. No me amaba, y sin embargo, amaba a alguien más.

— En una semana será nuestro aniversario— Me dijo Sehun. Eran esos momentos cuando el corazón me daba un brinco de alegría—. Ese día hay que preparar algo romántico, aunque...

— Sé que no eres bueno con eso, yo me encargo ¿sí? —Sehun sonrió aliviado— pero... ese día vendrás sin duda ¿verdad?

— ¡Claro que vendré! Es nuestro día especial, mi amor, por nada del mundo faltaría.

Quise creerle con todas mis fuerzas, quise hacerlo en verdad, mas ya no me salía ser tan ingenuo cuando se trataba de él.

Hay dos cosas que no te dejan caer en esta vida: el amor y los amigos. Los amigos son la cura para casi todo; corazones rotos, la cruda, la soledad, y un sinfín de cosas. Xiumin era como mi enfermero personal, mi "baymax", aunque este era tan agresivo, que siempre me llevaba un buen golpe de su parte y un sermón que era peor que el de mi abuela en su eterna sabiduría. Pero Xiumin ya no estaba ahí, y no, no me había dejado, Xiumin era una masa de tarea y de estrés, de problemas familiares y de falta de sueño. Luego estaba Chanyeol, aquel idiota gigante que era incluso más idiota que yo. Y es que no sabía de dónde le salía tanta pendejada al igual que a mí.

Para terminar, estaba Yixing, Zhang Yixing. El repostero, el de los brazos abiertos, al que siempre le terminaban rompiendo el corazón una y otra vez, el de los bonitos hoyuelos y al que nunca, jamás de los nunca, se perdía una serie de Netflix. Y este último, que si bien se había hecho muy amigo mío, lo sentía más... ¿íntimo? Pasaba la mayor parte de mi tiempo a su lado, y era tan gracioso notar sus mensajes de buenos días y buenas noches, las veces que se enojaba más con Sehun, que yo mismo. Yixing era el amor en persona, pero jamás, jamás de los jamases, lo hagas enojar.

Yixing camina con tranquilidad e incluso, el simple hecho de hacerlo, lo hace ver guapo. No lo pienso solo yo, lo piensan las chicas que lo miran de pies a cabeza y suspiran.

— ¿Entonces será su primer aniversario? —Asentí, Yixing se detuvo un momento para pensarlo.

Siempre nos veíamos en un parque cualquiera para caminar y platicar. Siempre en las tardes, porque adiábamos el sol, y porque él estudiaba durante las mañanas.

— Si te soy sincero no tengo taaantas ganas de festejar.

— ¿Por qué? —Preguntó él. Me encogí de hombros.

— No lo sé... tengo tantas ideas para ese día, pero tengo miedo de que falte y terminé echo un manojo de lágrimas y mocos —dije riendo de manera floja —pero por otra parte...

— Deseas verlo y pasártela con él —terminó la frase—. Que envidia ser amado por alguien como tú.

— No seas tonto.

Eché los pies a andar, más por los nervios que por cansancio de estar parado. Creo que Yixing lo notó, porque sonrió.

— Hablo en serio, Luhan.

— ¿Qué cosa? —Le di la espalda, y no supe si no lo quería ver para afrontar algo que ya sabía. A Yixing no le importó acelerar el paso y verme de frente. Mediamos casi lo mismo, y no tenía pretexto alguno para no verlo a los ojos.

— ¿Por qué estás con alguien tan idiota?

— Ese es mi problema.

— ¿Alguna vez te has parado a pensar que él no te ama? — mi pecho dolió, y él lo supo— ¿alguna vez te has parado a pensar que lo suyo está tan roto que no tiene compostura? ¡Por el amor de dios! ¡Eres demasiado bello para estar con un maldito gilipollas!

— ¿Acaso te gusto? —Solté de golpe y Yixing se calló.

Fue un silencio largo, tan silencioso que los demás sonidos de la calle se esfumaron, solo éramos nosotros dos y una pregunta.

— ¿Qué importancia tiene que me gustes si sé que no seré correspondido?

— Yixing...

— Me gustas, Luhan.

— ¿Desde cuándo?

— Desde que nos conocimos— bajé la mirada, no sabía ni dónde poner los ojos— todos estos meses, Luhan, me has gustado. Y me jode, me cabrea que alguien tan idiota no sepa valorar lo que tiene— seguí callado, Yixing suspiró— si algún día te cansas de tanto esperar por él, ven conmigo.

Y se fue. Llegué a mi casa con la cabeza echa un caos, llegué con una confesión que ya sabia y que me había dejado sin habla.


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Sé que estoy demorando mucho para subir un capítulo y para que sea tan corto. Este fanfic (como lo dije desde un principio) tiene mucho de mí y créanme, me pone melancólica y hasta algo triste. Quiero terminarlo, porque se me hace muy injusto para algunas lectoras que me siguen desde hace meses, solo les pido paciencia. 

Y por favor, si vienen con cosas como "Vine a leer Hunhan, no LayHan", sencillamente no lean mi trabajo. Yo espero que la gente lea lo que les ofrezco, no solo por una pareja que les guste mucho. Sé que mi narración o mi fanfic no es lo mejor del mundo, pero es un gran pedazo de mi vida reflejado aquí, gracias por leer. 

Cuando una lágrima cae del cielo (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora