Cuando una lágrima cae del cielo (HunHan)

Vi a un chico.

No sé por cuánto tiempo Sehun me siguió por las calles y yo le ignoré. Solo me di cuenta que ya no estaba cuando dejé de oírle y me sentí aliviado. No quería verle la cara, no luego de este día; escuché que a lo lejos me decía que había salido con su padre y no podía llegar a tiempo, me dolió más saber eso. ¿Por qué él no podía sacrificar un maldito día por mí? ¿Por qué yo si lo hacía y él no? Me sentí sin fuerzas y sin lágrimas, estaba cansado. Estaba cansado de Sehun aunque no lo quisiera admitir. Era incomprensible para mí su manera de amar; amar no debería de doler, amar debería implicar ser feliz y no llorar. Caminé sin rumbo, y sin darme cuenta, estaba frente a la casa de Yixing.

— ¿Luhan? Es demasiado tarde ¿qué haces aquí?

— Yo... —la voz se me rompió— no sé qué hago aquí—. Y me rompí a llorar.

No sé si estaba llorando por ese día o por todo lo que cargaba, no sé si rompí a llorar por todos los problemas en casa o por Sehun, solo sé que lloraba y que Yixing corrió para ayudarme. Sus brazos me rodearon, me acurrucó contra su cuello y me inundé de su perfume. Él enterró sus dedos en mis cabellos y me consoló, metiéndome en su hogar. Yixing no preguntaba, él solo actuaba y era lo que más me gustaba de él. Me aferré a su cuerpo y me hice un mar; estaba en tempestad, con las olas chocando frenéticamente, con los sentimientos desbordando por mi boca y mis ojos.

— Sácalo... sácalo todo— su voz amable y tranquila me tranquilizaba, solo dejé de llorar por él—. ¿Qué pasó? ¿No me digas que te dejó plantado? —Asentí, Yixing apretó los dientes con fuerza—. ¿Por qué sigues con él, Luhan, por qué?

— Porque lo amo...

Vi la decepción en sus ojos, vi que le dolía. Todo sería más fácil si escogiéramos de quien enamorarnos, y si pudiera hacerlo, definitivamente me enamoraría de él. Me aparté con cuidado, más tranquilo que minutos atrás.

— Ni siquiera sé cómo llegué hasta aquí... debo irme, perdón por las molestias— Yixing me tomó de las manos.

— Quédate a dormir.

— No creo que sea correcto teniendo novio— me reí sin ganas — conociendo a Sehun, se pondría loco.

— ¿Y qué derecho tiene él de reclamarte, cuando nunca está contigo?

Voltee a verlo y solo pude ver a un chico, pero no uno cualquiera. Vi a un chico loco de amor por mí, vi a alguien aferrándose a mí, a pesar de estar tan roto.

— ¿Podrías traerme una manta? No quiero pasar frío en el sofá.

Yixing sonrió y corrió a buscarla. ¡Y claro que discutimos! Y claro que no dormí en el sofá, porque Yixing ganó la discusión y me mando a su cama. En secreto, ame dormir entre sus sábanas, ¡que me juzguen loco! Ese maldito chino no solo era guapo, también olía rico.

Sehun.

9:04 am.

Luhan... ¿dónde estás? No me has respondido los mensajes y comienzo a preocuparme. En verdad lo siento, ayer se me fue el tiempo volando con mi padre, ¿podemos siquiera hablar? Sé que estás molesto y no te culpo, en verdad no te culpo, cariño... sé que pedir perdón ya no funciona, sé que te he fallado mucho y que las promesas ya no tienen tanto significado. ¿Podemos vernos?

Había estado ignorando sus mensajes desde la noche, tan solo los leía y les quitaba el visto, aunque era demasiado obvio que yo estaba en línea. Suspiré y le escribí un mensaje sin ganas, en verdad no me apetecía verle.

Luhan.

9:23 am.

Te espero en el parque ¿sí? El de siempre, iré en dos horas.

Desperté con la ropa arrugada y el cabello hecho un asco, desperté oliendo a Yixing, y también... ¿eso era hot cakes? El apetito se me abrió rápidamente, olía tan delicioso. También me di cuenta que Yixing era un hombre demasiado ordenado; su habitación estaba bien cuidada, con algunos libros en un pequeño librero, y fotografías de su familia en China. Al salir de su habitación, él ya me esperaba en el comedor. Había dos platos, ambos con hot cakes, dos tazas, uno con café y otro con chocolate caliente.

Me despedí de Yixing luego de desayunar, ni siquiera le mencioné que vería a Sehun. Me sentí más tranquilo y relajado, con la cabeza despejada y, a pesar de eso, odiaba tener los ojos hinchados. Es odioso ser chino, y encima, tener los ojos más chicos. Sehun ya estaba ahí esperándome, escuchando música y moviendo las manos inquieto.

— Hey—. Me senté a su lado, poniendo cierta distancia entre ambos— llegaste puntual.

— Luhan...

— ¿Qué?

— En verdad lo siento— dijo él— no era mi intención.

Nunca es tu intención. Quise decirle, pero sabía que si lo decía se iba a cabrear. Forcé una sonrisa y asentí.

— ¿Has estado bien? — Preguntó.

— Mh...

— ¿Qué ha pasado? — me tomó de la cara y me obligó a verlo— ¿hay problemas en tu casa, verdad? —asentí— ¿por qué ya no me cuentas nada? ¿Por qué nunca me dices cómo te sientes?

— ¡Por qué tú también tienes tus problemas!

— Pero yo no quiero ser una jodida carga para ti, nunca te he pedido que cargues con todo esto, Luhan, nunca.

— ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué el poco tiempo que tienes conmigo te cuente toda la mierda que llevo? Yo solo quiero disfrutar estar contigo y olvidar que mis padres discuten, que no hay dinero y que me siento una jodida carga en mi hogar... me da pena, Sehun, me da pena contarte ciertas cosas, porque es vergonzoso no tener dinero y sentirse un estorbo.

Sehun se quedó mudo.

— Yo nunca sé leer entre líneas, solo tienes que decirme cómo te sientes.

— Sí —sería más fácil si no te enojaras por todo— ¿Sabes? Es curioso.

— ¿Qué cosa?

— Siempre nos vemos los siete en vez del seis— Sehun sonrió— debimos ser novios el siete, en vez del seis—. Y mi cabeza cayó contra su hombro, y Sehun enredó sus dedos contra los míos.

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Ando bien inspirada, aprovecheeeeeen.