Trato.

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Luego de haber pronunciado esas palabras, Sousuke estaba conteniendo la respiración. Sentía que sus manos sudaban y un escalofrío recorría su espalda. Eran pocas las veces en su vida en que se había puesto nervioso o ansioso por algo.

Pasaron 2, 3, 4 segundos y no había respuesta por parte del castaño.

Se encontraban en lo alto de la Noria con una vista de casi toda la ciudad. El atardecer se estaba haciendo presente y colores anaranjados y con tintes de violeta estaban inundando todo lo visible desde esa altura.

La mandíbula del moreno se apretó junto con sus manos. Era el momento perfecto, él no se consideraba a si mismo romántico, pero debía reconocer que la situación lo era.

Cuando la impaciencia lo iba dominar, sintió los labios de Makoto en los suyos.

El castaño se había inclinado y con una mano que puso en su nuca lo había atraído hacía si para posicionar sus labios en un fugaz beso.

El primero fue fugaz, pero antes de que Yamazaki pudiera emitir alguna palabra por esa acción, Makoto volvió a repetirla, pero esta vez no era fugaz, fue un beso lento y prolongado.

Tachibana abrió sus labios para que su lengua pudiera examinar a conciencia la cavidad del moreno, no había pasión en un principio del beso, pero tampoco demostraba ternura. Sousuke se dejó llevar y disfrutó de las sensaciones que ese contacto le estaba provocando.

Dejó que el de ojos verdes fuera quién guiara el beso, hasta el momento siempre había sido él quién tomaba el papel dominante, pero debía reconocer que Makoto no lo hacía nada mal, maldita la experiencia que ese chico tenía besando.

Con la prolongación del beso su miembro se estaba irguiendo. Debido a que era lento y no apasionado no habían tenido necesidad de separarse para tomar aliento. Yamazaki estaba perdiendo un poco el control y trató de profundizarlo tomando la nuca del castaño.

Pero los ojos esmeraldas se abrieron y se separaron de él. Makoto sonrojado miró hacia afuera y escondió su cara.

—Entonces, ¿eso debo tomarlo como un sí? —la sonrisa de satisfacción de Yamazaki se extendía hasta sus ojos turquesas.

—No —un sonido apenas audible salió de los delgados labios de su acompañante.

—¿Qué cosa? No te oí —Sousuke pensó que había escuchado mal, pero cuando Tachibana volteó a mirarlo y vio su semblante serio, pensó que se abría un agujero debajo de sus pies.

—No, no quiero ser tu novio —la voz menos ronca lo volvió a decir, pero esta vez con un tono más decidido— creí que había quedado anoche que yo no te amo, Sousuke-kun.

—¡A la mierda el amor!

El moreno se le abalanzó para besarlo, realmente odiaba cuando le añadía el kun a su nombre. Su movimiento fue tan rápido y repentino que la figura del nadador de espaldas se estampó contra la ventana del carro de la Noria.

El castaño puso sus manos sobre el firme pecho y lo alejó de sí.

—¡¿Me besas de esa forma y luego me dices que no?! —la furia se notaba en la voz del más alto.

—¡Ya te dije! ¡Tal vez me gustas! Pero no estoy seguro de lo que siento, ¡estoy confundido! ¡Todo ha pasado muy rápido y tú me presionas una y otra vez pidiendo más! —Makoto le reclamaba molesto— ¿hace cuánto nos volvimos a encontrar? ¡Menos de una semana!

—Makoto, no me vengas con esas cosas, ¿qué eres? ¿Una adolescente de 14, 15 años? Ya somos adultos, deja de ser tan idealista —ahora era la voz ronca que se escuchaba molesta— ¿quieres tiempo? Lo tendrás.

Ya Somos Adultos (SouMako) [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora