¡¿Fiesta?!

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Los ojos azules se abrieron más de lo usual al encontrarse con semejante escena.
Su amigo estaba tirado de espaldas sobre el sofá, semi desnudo y arriba de él se encontraba Yamazaki con una clara erección que podía ver desde dónde se encontraba él parado.

Tiró su bolso al suelo y con los puños apretados dio largas zancadas hacia el sillón. Ninguno de los dos chicos reaccionó ni se movió.

Pero en ese corto tiempo, en el segundo que vio que miró la cara de Makoto sonrojada y los ojos verdes llorosos, supo lo que haría.

Empujó a Sousuke del hombro para alejarlo de su amigo y tomando todo su enojo, resentimiento y frustración acumulado durante todos esos años hacia él, lo golpeó.
Cerró su puño y lo levantó con fuerza para estamparlo en la mandíbula del moreno alto. Sus nudillos dolieron, pero pudo ver la expresión de dolor en el rostro de Yamazaki y se sintió lleno de satisfacción.

Pero eso duró apenas unos instantes, aquello no bastaba para hacerle pagar por traumar y tratar a Makoto de esa forma.

Le tomó por la camisa e iba a asestarle otro golpe, pero una mano grande y delicada lo detuvo.

Sólo cuando reconoció esa mano su visión volvió a la normalidad y se fijó en Makoto. El castaño estaba gritándole, sus ojos seguían llorosos... ¿que decía?

—¡Haru-chan! ¡Haru-chan! —por fin podía escuchar los gritos provenientes de Makoto— ¡detente!

— ¡¿Ah?! —los ojos azules titubearon— ¿por qué? ¡Este imbécil estaba abusando de ti!

Pocas veces se podían ver emociones fuertes en la cara del peli azul, pero en esta ocasión, no solo su cara reflejaba lo molesto y furioso que estaba, sino que su tono de voz también vibraba mucho más fuerte de lo normal.

—N.... no fue así —reconoció un sonrojado Makoto mientras desviaba la vista hacia otra parte— yo... .... —bajó tanto la voz que Haru no escuchó la otra parte.

Ya casi olvidándose de Yamazaki que se había enderezado y se frotaba la mandíbula, Haru tuvo que acercarse a la cara del castaño para escuchar lo que había dicho.

—¿Qué dijiste? —los ojos verdes no lo miraban y el tono granate de su amigo no se iba de su piel— ¡oye! ¡Makoto, mírame! —la paciencia ese día lo había abandonado.

—Dije que yo... yo también quería... —ahora si había escuchado su respuesta— no.... no estaba abusando...

Los ojos azules se abrieron nuevamente ese día y su boca formó una O, como la de una caballa, esas que tanto le gustaban. Miró detenidamente a su amigo, que estaba avergonzado sentado en el sofá, apenas con los jeans puestos y desabotonados y con la ropa interior a la vista. En una parte de la zona superior del bóxer, se veía una mancha, cómo si apenas se hubiera mojado allí...

¡Oh santa caballa!

Fue lo que pensó Nanase cuando fijó su vista en el ser que más despreciaba en ese momento, Sousuke estaba con más ropa, pero tenía la camisa a medio desabotonar, también tenía el cierre del pantalón abajo y su ropa interior a la vista. Además del hecho de que sus labios estaban hinchados y enrojecidos, y no se debía precisamente al golpe que le había asestado, pues su amigo también los tenía así.

Realmente no podía creerlo. Apenas hace dos días habían conversado del tema en la habitación del hotel el día antes de la competencia y Makoto no era consciente de nada, ni siquiera sabía cómo reaccionar frente al hecho de ser besado por otro hombre, además de la timidez típica proveniente de él.

Ya Somos Adultos (SouMako) [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora