Una palabra: ADOLESCENCIA.

Capítulo 12

Darwin suspiró dejándose caer en el pupitre de madera falsa, esa mañana las cosas habían estado muy raras con su madre. 

Apenas se levantó y se bañó ya la tenía en frente gritándole en la cara que se apresurara porque, según ella, iban tarde a la escuela. Lo obligó a comer a toda velocidad, casi atorándose y cuando Gumball se sentó en la mesa y le dirigió una sonrisa de "buenos días" su madre simplemente perdió la cabeza.

Con un jalón en la capucha de su sudadera naranja de pez ya lo tenía en la puerta de la casa con su mochila abrazada al pecho por el susto.

Tuvo que soportarla todo el camino mientras le hablaba sobre la discreción y como sus acciones eran totalmente incorrectas, que nada bueno podía salir de una relación como la que el creía tener y que su vida social se iba a arruinar. 

No pudo evitar pensar que más regañarlo pareciera que hablaba más para si misma.

—Hoy se te ve confundido, Darwin.— Emma se sentó en su pupitre con una media sonrisa, sus ojos estaban hinchados.

—Tú tampoco te ves bien.— giró su cabeza para poder verla de frente, la chica rió.

—No es lo que parece, no pude dormir ayer y pensé en ver una serie que me recomendaron. No paré de llorar con el final...

Darwin no quiso preguntar más, había escuchado de Chris que ella no tenía gustos normales en cuanto a series y cómics.

—¡No van a creer a quién vi en el pasillo!— Chris aventó su mochila (con un sólo cuaderno y un lápiz) al piso.

—¿A Nezumi?— lloriqueó Emma, seguramente hablaba de la serie que vio.

—Oh...ya lo viste...No, me refería a un ¡UNA! estudiante.

Darwin rodó los ojos, la plática dejó de interesarle, ahora sólo dibujaba patrones al azar en la paleta del mesabanco con su dedo índice.

—¿Una pista?

¿Por qué le importaba tanto a Emma? 

—Su nombre empieza con P y termina con Enny.— excmaló Chris con alegría.

¿Qué?

—¿Qué hace ella aquí?— apenas se distinguió el murmuro de Darwin.

—¡WATTERSON! ¡UNA LINDA CHICA QUIERE HABLAR CONTIGO! ¡TRAES PEGUE!

Todos sus compañeros empezaron con ruiditos tontos como "Uhhhh~", instantáneamente enfureció. Caminó hasta la puerta para toparse con Penny, como siempre llevaba cargando una carpeta de aros y tenía esa cara angelical de "no mato ni una mosca".

—¿Qué se te ofrece aquí, específicamente en mi salón, lejos del tuyo?— casi escupió las palabras con odio.

¿Cómo se atrevía a ir a hablar con él? Más bien, ¿con qué propósito?

—Darwin, sólo quería decirte que desde que me gritaste en el pasillo no he parado de pensar en ello. — su melosa voz le dio nauseas. 

—¿Y eso qué?— se cruzó de brazos.

—Sé que no has tenido un buen mes y que, con este cambio de grado y tu separación con Gumball no estás en tu mejor humor. También que tú y él son muy unidos y tal vez tengas miedo de que si yo y él nos volvemos pareja él te dejará de lado. 

¿Qué clase de mierda estaba soltando esa chica?

—Y sólo quiero decir que te perdono por lo que me gritaste, sé que no lo dijiste de corazón.— terminó la otra con una sonrisa impecable que a Darwin se le antojó de lo más desagradable.