El regresó a casa fue de lo más tranquilo, algunos comentarios hicieron reír a la familia en el recorrido.
En cuanto llegaron hubo algo parecido a una junta urgente, la misma historia que Anaís escuchó en el parque fue compartida con el resto de la familia. Esta vez Nicole retuvo las lágrimas con maestría, Anaís no podía estar más orgullosa y por primera vez en años Richard pudo percibir un aura tranquila alrededor de su esposa.
Todos los problemas estaban resueltos, los lazos más firmes que antes y sonrisas en todos los rostros.
— No puedo creer que todo este tiempo hubo una historia detrás, debimos saber que tenía una razón, señora mamá — Darwin estaba sentado en el sofá junto a Gumball, sus manos estaban entrelazadas mientras su madre hablaba.
— No es excusa, sólo quería que supieran. Va a ser un largo camino y mucha gente los tratara igual que yo antes.
Richard paseó su mano por la espalda de su esposa con una sonrisa de oreja a oreja.
— Es hora de ir a descansar chicos, hoy fue un largo día.
Todos asintieron cansados, Nicole le dió un beso en la frente a cada uno de sus hijos y subió al segundo piso abrazada de Richard.
Anaís supo interpretar la mirada de Gumball como un "por favor, déjanos solos" y siguió los mismos pasos que sus padres, no sin antes pedirles discreción.
El silencio reposaba en la sala junto a ellos, miraban a un punto indefinido aún tratando de procesar las palabras de su madre. Sentían que todo tenía sentido pero aún no digerían bien la historia.
— No puedo creer que se haya terminado, después de todo el estrés...las peleas... Se siente como irreal — Gumball estaba confundido, con sus manos frías buscaba distraerse con los dedos ajenos.
— ¿Verdad? Ahora siento que debo esconderme, temo que vayan a bajar y nos griten que nos separemos — finalmente, ambos pares de ojos se encontraron.
Gumball dejó una sonrisa formarse, negó con la cabeza y se acercó a Darwin lo suficiente como para rozar sus narices.
— No lo permitiría, ya aprendí la lección — se mordió el labio, no estaba seguro de cómo continuar después de todo.
Pero Darwin sabía, él estaba seguro de qué quería hacer de ahora en adelante.
Quería pasar tiempo con Gumball, todo el tiempo que pudieran de ahora en más. Despertar juntos, vivir juntos, ir a la universidad juntos.
No pudo mantener sus pensamientos lejos del mundo real, se aventuró a los labios rosados del mayor de los Watterson con fuerza. Con la necesidad de tenerlo más cerca en ese momento.
Sentía que si no aprovechaban ese momento no tendrían otro similar hasta que se mudaron de casa.
Gumball llegó a la misma conclusión, no muy seguro de sí podría hacer lo que Darwin sugería con los gemidos que soltaba entre besos pues el cansancio lo tenía agotado.
Pero haría un esfuerzo.
Se inclinó sobre el cuerpo delgado de su novio para profundizar el beso, se puso sobre él en el sofá, entre sus piernas.
Cada toque que Darwin le regalaba sobre su cuello y espalda lo hacían temblar, el que el chico se mostrará participativo lo estaba encendiendo. Bastante, sus pantalones ha estaban ligeramente abultados.
— No es buena idea quedarnos aquí — jadeó Gumball rompiendo el beso, muy contrario y lo pensado Darwin gruñó.
— Vamos a mi cuarto — se abrazó al cuello de Gumball, su habitación en el ático estaba relativamente lejos de la de sus padres y la privacidad era buena.
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Una palabra: ADOLESCENCIA.
FanficCómo destruir una amistad de toda la vida en dos simples pasos: 1. Descubre que sientes algo por tu hermano. 2. Di le que te la pone dura. Y si agregas confesartele frente a todas las personas de la escuela totalmente desnudos no estaría mal.