Capítulo 19

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La búsqueda oficialmente había comenzado, Anaís se sentó con el teléfono entre sus manos; su cama nunca se sintió tan mullida antes. 

Después de ocupar todo el día buscando el número de teléfono, al fin podía suspirar tranquila. ¿Y el número que le dio Richard? Tuvo que destruirlo, su madre rebuscó para ver que tanto hacían en la libreta y ella entró en pánico. 

Se deshizo del número sin siquiera aprenderlo.  

¿Cómo consiguió el número de aquella mujer? Larga historia. 

Buscó su nombre por cada directorio telefónico que tuvo a la mano pero ninguno fue de utilidad, había demasiadas Elizabeth, sin el apellido no pudo llegar a nada. Procedió a preguntar a su padre por algún contacto pero debido a que era el día libre de Nicole no pudieron hablar bien del tema. 

¡Acudió con la señorita Simian! Fue hasta su salón de descanso para preguntarle al respecto pero al parecer esa mujer no compartió clase con su madre. Para ese entonces Anaís ya estaba harta. 

Dio vueltas por la biblioteca de la escuela, buscó en cada anuario que encontró pero tampoco tenía una imagen exacta de la mujer. Sabía que era pelirroja y de buen cuerpo, no fue de mucha ayuda. Finalmente Richard le entregó el teléfono de su madre, un simple mensaje de texto fue todo lo que necesitó.

Pasó todo el día de un lado a otro, cuando lo único que necesitaba era hurgar en el teléfono de su madre por conversaciones sospechosas. 

Ahora sus manos temblaban, ¿le mandaría un mensaje? ¿o era mejor llamarle? Estaba seguro que si le revelaba su identidad como la hija menor de los Watterson ella se negaría al encuentro, nadie la tomaba en serio por su posición en la familia. 

Entonces un mensaje sería lo mejor.

¿Tienes tiempo libre?

Vamos a vernos, en nuestro lugar de siempre.

Quiero hablarte 

Ese mensaje le dio una clara respuesta, sólo hacía falta aceptar y pretender que pasó toda la tarde pensando al respecto. Su mensaje debía sonar derrotado. 

Está bien, hablemos.

 Será en el centro comercial, te daré el nombre de la cafetería después. 

Terminemos esto. 

Lo piensa dos veces antes de presionar el botón de enviar, las consecuencias de su arriesgada jugada pueden costarle la confianza de su madre pero cuando piensa en los beneficios se da cuenta que valdrá la pena.

Todo sea por liberar a su madre de los fantasmas que agobian su presente. 

Lo envía, se da un momento de relajación tumbada en su cama. Tiene mucha tarea que hacer pero no puede evitar mirar la pantalla del teléfono en buscas de la respuesta que no tarda en llegar.

¡Excelente! 

Espero lo detalles <3

Anaís debe pensar en una locación donde puedan hablar libremente de sus asuntos y una manera de llevar a su madre sin levantar sospechas. Teclea rápido el nombre de su cafetería menos visitada, cambia sus ropas y sale de su habitación hecha un lío de nervios. 

Richard la ve extrañado del comportamiento que tiene, disimuladamente le muestra su conversación y procede a eliminar el chat. No es tonta, su IQ es envidiable después de todo. 

Una palabra: ADOLESCENCIA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora