Una palabra: ADOLESCENCIA.

Capítulo 16

— ¿Dónde está el joven Watterson? No suele llegar tarde a clases.

El aula se llenó de murmullos con posibles razones para la ausencia del chico gordito, muchos no hacían más que burlarse diciendo que seguro se atoró en la puerta de su casa y otros comentarios más despectivos.

Nicole miraba la ventana a la espera de la mata de hebras rosas corriendo debido al retraso, la noche anterior en cuanto terminaron aquello la culpa se le subió a la cabeza ¿cómo pudo hacerle eso al chico?

Se disculpó con él miles de veces pero Richard jamás le contestó, se quedó hecho una bolita en la cama con toda la cara roja y temblando. El pobre muchacho.

Un golpe atrajo la atención de Nicole, el objeto de sus recientes pensamientos estaba agitado con la mano en la perilla de la puerta.

— ¡Lamento la demoranza! ¿Puedo introducirm- ¡entrar!? — el chico nervioso casi gritaba su petición, no estaba viendo a nadie en específico, sus ojos chocolate se clavaban en un punto inexacto de la ventana haciendo parecer que miraba al profesor, pero en realidad evitaba contacto visual con todos.

— Hable bien, Watterson. No es un retrasado mental.

Todos rieron, no era nuevo que Richard fuera la burla del alumnado, cosa que comenzaba a molestar a Nicole. De entre todas las risas sobresalió un "¡Pero sí es retrasado profe!" Y esa fue la gota que derramó el vaso.

— ¡Oye! ¿No te enseñó tu madre algo de respeto? — La chica ya estaba de pie con ojos amenazadores hacia el dueño de aquél insulto, le hervía la sangre que trataran así a las personas.

— ¡Tome asiento señorita! Y usted, ya entre al salón, vamos a empezar la clase.

Tan pronto como Nicole se sentó hizo señas a Richard para que tomara el banco libre junto a ella, sus ojos seguían los pasos que el chico daba hasta verlos pasar de largo al banco señalado, quedando el chico en el fondo del aula cerca del rincón.

Bueno no iba a culparlo si se negaba a hablar con ella de ahora en más, la chica literalmente lo violó, dios santo, ¡Richard no tuvo ni voz ni voto en ningún momento! ¿En qué estaba pensando?

Sus manos viajaron hasta su cabeza tirando de sus cabellos, toda esa situación le superaba por mucho, si tan solo no hubiera sido tan idiota como para actuar tan impulsiva entonces tendría al chico de mejillas regordetas ahora mismo sentado junto a ella para hablarle del huesito de la suerte que lo traicionó de niño.

Talló sus ojos para decirle adiós a esos pensamientos, si no quería que su madre se enterara de todo el embrollo entonces tenía que cubrir sus problemas con buenas calificaciones y no las iba a lograr mandando las palabras del profesor lejos pero esa pelea interna que tuvo no pasó desapercibida para Richard, podía no sentarse con ella pero aún desde esa polvorienta esquina miraba cada acción de la chica.

Pasó toda la noche preocupado al respecto, ¿debió decirle algo? ¿tenía que consolarla? ¡claro que sí! y sin embargo no hizo nada más que darse la vuelta y cubrirse de arriba a bajo con la manta gracias a su vergüenza. Seguramente Nicole lo necesitaba pero él no hizo nada por hablar con ella.

Completamente ignorando su propia vergüenza repasó miles de veces sus palabras, sentía que su primer amor se hundía en desesperación y no pensaba dejarla sola. Había pasado el suficiente tiempo observando las relación de la chica como para no saber porqué le preocupaba, Richard sólo quería hacerla sentir bien, quería abrazarla y decirle que la apoyaba en todo, que no debía temer más. 

Por ello esperó hasta el descanso para hablar con ella, con la bandeja de comida en las manos se acomodó el cabello hacia atrás para calmar su alarmado corazón. A lo lejos la chica se hallaba sentada con total desinterés en la insípida comida de la cafetería, muy al contrario de Elizabeth que jugaba en una mesa distinta con otros compañeros de su salón.