CAPITULO 2: "MI CULPA"

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CAPITULO 2: "MI CULPA"

— ¡Es tu culpa, niña estúpida! — mi abuela grita a manera de bienvenida antes de señalarme con su dedo huesudo.

Mis pocos instintos de supervivencia me gritan que salga corriendo de esa casa, que por alguna extraña razón me he equivocado y solo debo correr para alejarme de todo, pero sé que eso no es posible. Trato de regular mi respiración y ver las cosas con claridad. Casi estoy segura de que voy a desvanecerme por todo lo que me grita la abuela Everdeen, no logro identificar todas las palabras, solo sé que son un sinfín de insultos y argumentos de porque todo es mi culpa. Ni siquiera entiendo la situación.

—Abuela— hablo tranquilamente, tal vez tampoco es un buen día para ella.

— ¡No me llames de esa manera! ¡Ya no eres familiar mío! ¡Por tu culpa él murió! — es como si con cada palabra que ella dice me estuvieran lanzando un cubo de agua helada.

— ¿Quién ha muerto? No entiendo a que te refieres— grito más fuerte que ella, debo saber que está pasando.

—Tu padre. Tu padre murió por tu maldita culpa—. Siento una presión en mi cabeza tras escucharla. Mi pulso se acelera, necesito correr, alejarme de ella— me he pasado diciéndote toda esta porquería de mantener todo en orden. Te instruí para arreglar todo y te repetí hasta el cansancio que si te sales de tu rutina, algo malo pasa ¿ya estás feliz?

Niego con la cabeza mientras las lágrimas corren por mis mejillas. Ella tiene razón, mi padre murió por mi culpa, debí haberme levantado a mi hora, todo sale mal si no sigues tu horario. Siento el sabor de la sangre en mi boca momentos antes de que la obscuridad se apodere de todo a mí alrededor.

...

Mis párpados pesan como el acero, quiero despertar con todas mis fuerzas pero no soy capaz de hacerlo. En mi boca aun siento el sabor de la sangre gracias a la fuerza con la que mordí mi mejilla por la ansiedad. Los recuerdos se arremolinan en forma confusa y no sé con exactitud la causa de mi actual estado. Hago un segundo intento de abrir los ojos y esta vez tengo un poco de éxito.

El lugar está iluminado en forma tenue, tardo algunos segundos en reconocer mi habitación, trato de incorporarme pero un mareo me lo impide, cierro fuertemente los párpados al tiempo que hago los movimientos pertinentes. Poco a poco consigo recomponerme para ubicarme. Estoy sentada en medio de mi cama, con la espalda recargada en la pared, en la mesita de noche se encuentra un vaso hasta la mitad de agua, una servilleta de papel y mi frasco de medicamentos. Todo parece estar en orden.

Se escuchan unos leves golpes en la puerta antes de que mi madre aparezca con una triste sonrisa en sus labios. Su largo cabello rubio está recogido en una coleta y sus ojos delatan que ha estado llorando. Viste un simple vestido negro. Se acerca hasta mi cama, se sienta al lado derecho y acaricia mi cabeza en un gesto maternal.

—Mamá...— mi voz es apenas un susurro. Quiero que responda tantas cosas.

— ¿Cómo estás, Katniss? — Sé porque lo hace, no quiere que le haga ninguna pregunta. Si no quiere que hable, no lo haré—. ¿Dormiste bien?

Asiento con la cabeza. Miento.

—Toma un poco de agua.

Me niego en silencio.

—Voy a traerte algo de comer.

Vuelvo a negar. Noto en sus ojos que comienza a impacientarse.

— ¿Qué hora es? — comienzo por algo sencillo.

—Las seis y media, tienes mucho tiempo dormida, aunque no quieras debes comer algo— veo como se pone de pie

—No quiero comer, necesitamos hablar— replico en forma definitiva.

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