CAPITULO 7: "UN CAMBIO"

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CAPITULO 7: "UN CAMBIO"

POV Katniss.

Al final, si debía de ir con el doctor Hawthorne al día siguiente y Madge me acompañaría. Mi tía puso como condición que después de salir del consultorio debíamos de pasar la tarde juntas fuera de casa, así que no me quedaba más que aceptar su trato.

Cenamos una pizza de pepperoni mientras veíamos en la sala una telenovela, que según mi tía, era de las mejores. En más de una ocasión me sorprendí un tanto ansiosa por lo que estábamos haciendo, nunca hubiera pensado comer pizza como cena y mucho menos hacerlo en los sillones con la televisión encendida. Madge me preguntó en más de una ocasión si me encontraba a gusto con esa pequeña variación, a lo que simplemente contesté con un encogimiento de hombros y una sonrisa forzada en mis labios.

Eran cerca de las diez y media de la noche cuando terminó el programa, mi tía había querido recoger las cosas, sin embargo yo no la dejé, alegando que ella era la invitada y que lo mejor era que llamara a mamá para obtener noticias de mi padre. No le quedó más que aceptar.

Suspiré cuando salí de la sala, con la caja de pizza y los vasos que habíamos utilizado, rumbo a la cocina. Mis manos comenzaban a temblarme ligeramente y la garganta se me había secado de repente. Respiré varias veces con tal de tranquilizarme, no quería pasar por la misma escena que la semana anterior y mucho menos quería que Madge me viera en ese estado, lo único que lograría era asustarla, a tal grado de ahuyentarla.

Lavé los vasos varias veces con tal de asegurarme que estaban completamente limpios, después sequé las llaves del fregadero y revisé tres veces si estaban bien cerradas. Sequé la poco agua que había salpicado y lavé a consciencia el trapo que utilicé en mi labor. Por último, enjaboné mis manos, frotándolas fuertemente antes de ponerlas bajo el chorro de agua fría.

Palmas, dedos, dorso, nudillos. Palma dedos, dorso, nudillos. Palmas, dedos, dorso, nudillos.

— ¿Katniss?— la voz de mi tía me sorprendió cuando iba por el último enjuague de manos. Me giré para verla en el momento justo en el que recuperaba la compostura, aparentemente había estado asustada, sin embargo se lo atribuí a las posibles noticias dadas por mamá.

— ¿Te dijeron algo? — sequé mis manos en una servilleta de papel

—Solo... que su pronóstico sigue siendo reservado y que lo van a mantener en cuidaos intensivos— asentí con la cabeza. Sonreí a Madge antes de caminar hacia mi habitación—. Kat, Susan dijo que no olvidaras tomar tus medicamentos.

—Gracias, Mads— asentí con la cabeza regresando por un vaso de agua— hasta mañana.

Besé su mejilla, ignorando completamente el pequeño paso que dio mi tía apenas me acerqué a ella, seguramente la había sorprendido.

Al llegar a mi cuarto tomé una ducha, me puse mi pijama y me metí en la cama. Coloqué cada una de las píldoras en mi lengua, haciendo cada paso como si se tratara de una especie de ritual. Me recosté en silencio, fijé la vista en el techo a pesar de que la habitación estaba en completa penumbra, me sentía diferente, pero no en forma positiva.

...

Desperté con un leve toque en mi puerta. Abrí los ojos llena de pánico, ¿Qué hora era? ¿Ya iba tarde? Me enderecé de golpe mareándome en el acto, busqué regular mi respiración porque en cualquier momento Sae entraría regañándome por el retraso. Abracé una almohada temiendo la entrada de la abuela. Miré el reloj junto a mi cama, marcaban las ocho y media de la mañana, sin duda demasiado tarde para mi propio bien. De nuevo volvieron a escucharse los golpes en la puerta, yo solo podía preguntarme porque Sae no entraba de una vez y ya.

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