CAPITULO 3: "NO TE ENTIENDO"

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CAPITULO 3: "NO TE ENTIENDO"

A pesar de que me tomé mi tiempo para desayunar, estaba cinco minutos adelantada. Hacia tanto tiempo que no me pasaba algo así, la mayoría de las veces solía ir justo a la hora.

Tomé mis pastillas e inclusive recogí la cocina antes de tener que irme.

Revisé varias veces las ventanas y puertas de la casa con tal de asegurarme que se encontraban cerradas, lo último que necesitaba era dejar algo abierto. Tras girar el pomo de la puerta en repetidas ocasiones comprobé que la llave estaba bien puesta. Hice una lista mental de cada cerradura y candado puesto, me encaminé a la universidad.

Durante el camino algunas personas del distrito se giraban para verme, casi como si me reconocieran. Sabía perfectamente la razón de sus reacciones. El distrito no es tan grande y sin duda alguna, todos o la gran mayoría de las personas estaban al tanto de lo ocurrido en la mina. Casi podría apostar a que en cualquier momento alguien se iba a animar a acercárseme para preguntar más detalles sobre lo sucedido. Interiormente rogué porque eso no pasara. No quería retrasarme.

Bajé la mirada y me permití caminar con paso apresurado con tal de evadir todas esas miradas que amenazaban con transmitir la lástima de aquellas personas.

Respiré profundamente una vez que atravesé la cerca que rodea el campus. Al instante recordé mi primera visita a este lugar, acompañada de mi papá, y un nudo se formó en mi garganta. Ojalá se encontrara bien cuidado en el hospital.

...

Apenas si habían personas por los pasillos de la facultad, prueba de que aun era temprano, normalmente los alumnos comienzan a llegar faltando media hora para el inicio de las clases. Aun era demasiado temprano.

Disfruté cada paso que di hacia mi salón, sin duda alguna un día de caos como el anterior servían para apreciar lo maravilloso que es llevar una rutina diaria. Bajé la mirada para contemplar mis pies e incluso me permití caminar sin pisar las rayas de los cuados de azulejo en el piso.

Ocupé mi lugar al fondo de la clase y separé con mi mochila y una carpeta los lugares para mis amigos, en esta ocasión no me iba a permitir que cierto chico rubio se sentara donde no debía.

Eres muy dura con él. Extrañamente escuché esa frase como si Prim la hubiera dicho junto a mi oído. Negué rápidamente con la cabeza para alejar esa idea. No estaba siendo dura con Peeta Mellark por ganar el lugar de Finnick en la clase anterior, solo defendía algo justo.

Miré la pantalla de mi celular por si mi madre o Prim me hubieran mandado un mensaje, pero comprobé con una enorme sonrisa que no había ninguno, las dos tomaron en cuenta que no me gustaba recibir nada en mis horas de clase.

—Hola, buenos días— levanté la mirada de golpe al escuchar el saludo, ni siquiera escuché a alguien entrar— ¿Cómo estás, Katniss?

—Buenos días, Peeta— respondí despacio mientras trataba de recuperarme de la sorpresa inicial.

—No era mi intención asustarte— el chico me dedicó una media sonrisa a manera de disculpa. Noté que su mirada recaía varias veces en el lugar asignado para mi amigo, sin necesidad de que hablara yo ya sabía lo que buscaba.

—Está bien— me encogí de hombros.

Un silencio se formó en medio de nosotros, su postura corporal gritaba que no quería que esa breve conversación se terminara, pero no tenía nada más que agregar.

— ¿Te molestaría si me siento aquí? — Peeta señaló el lugar apartado para Johanna, justo a mi lado izquierdo.

Si

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