CAPITULO 17: "Advertencias"

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CAPITULO 17: “Advertencias”

POV Katniss

Es increíble lo rápido que la luz del día llega. En un momento aun está oscuro y al siguiente, los rayos ya entran por la ventana. Las cortinas se movieron por la leve brisa que las atraviesa, sentí un escalofrío por la baja temperatura. El invierno ya se encontraba cerca, en poco tiempo el distrito se transformará por completo y no será el único en hacerlo.

Tallé mis ojos, seguramente se encontraban completamente rojos por la falta de sueño. Aproximadamente a las cuatro de la mañana desperté después de un sueño corto e intranquilo que no me ayudó a descansar mi cuerpo. Abracé las rodillas contra mi pecho y mi mirada recayó sobre las píldoras y el vaso en mi mesa de noche, regresé a mi antigua medicación justo el día anterior.

Mamá llegó demasiado tarde el día que se me terminó el Aripiprazol, así que tuvo que ir el viernes solo para toparse con una noticia nada alentadora. El Capitolio tenía algunos problemas por los grupos opositores al uso del medicamento y por ello su distribución se detuvo en todos los distritos, en pocas palabras, me quedé sin mi tratamiento por un tiempo indefinido. De nuevo estaba atrapada con las estúpidas pastillas. De nuevo me encontraba vulnerable.

Alargué la mano y como hace tiempo, tomé mis "vitaminas". Odié la sensación de las píldoras al pasar por mi garganta. Me recordaban el peligro latente a mí alrededor.

Mis pies temblaron al levantarme y andar por mi habitación casi vacía por la mudanza. Quité el seguro de mi puerta, de día no corro el riesgo de que Sae irrumpa en mi habitación. Con pasos tambaleantes logré llegar hasta mi peinador, el espejo me devuelve la imagen de una chica completamente diferente.

Desde la muerte de mi padre estuve evitando por completo verme más de lo necesario al espejo, no necesitaba la imagen de mí con los ojos reflejando el vacío de mi interior. Nunca sabré porque me animé a pasar un largo rato contemplándome. Mi cabello castaño estaba despeinado, por todas las vueltas que di en la cama sin poder dormir. Mis ojos grises en efecto estaban rojos, levanté la mano para tocar el músculo de mi ojo izquierdo que se contrae involuntariamente, ahora sé que es por efecto del Aripiprazol en mi sistema. Mis labios, antes ligeramente rosados, ahora se encontraban resecos y agrietados, mis dedos se pasean apenas tocándolos. En un impulso tomé una barra de humectante que Madge me dió días atrás y lo aplico. Sintiéndome valiente, esbocé una sonrisa, remarcando el hoyuelo que Peeta acarició el otro día. Bajé la mirada resignada, debía olvidarlo. Romper con la esperanza.

—Ve a arreglarte— levanté la mirada de golpe al escucha la ronca voz de la abuela Everdeen a mis espaldas. Le veo en el reflejo y puedo ver que ella también luce diferente—. Se hace tarde.

—Ya iba a hacerlo— me excusé viéndola fijamente. Su imagen es pulcra, recogió su cabello en un moño alto, ya no estaba despeinado en todas direcciones. Vestía como solía hacerlo para ir a la iglesia cuando yo era pequeña, parecía haber recobrado el porte que perdió con la muerte de mi padre—. Te arreglaste.

—Si voy a irme, voy a hacerlo con dignidad— mi abuela reafirma su porte, con sus manos fuertemente unidas y su barbilla elevada. Nadie podría creer que esa mujer estaba a horas de ser llevada a un hospital psiquiátrico.

Me acerqué hasta su lado, nuestros reflejos en el espejo eran completamente contradictorios, yo debía imitar su actitud, pero sin el Aripiprazol lo veía realmente imposible. Antes pude haber tenido una oportunidad de mejorar, incluso llegué al punto de hacer un pequeño cambio en mi apariencia, pero en ese momento las posibilidades parecían remotas.

Hasta que eres consciente de tus defectos.

—Debo tomar un baño— Sae, aun cuando me dijo que me apresurara, se interpuso en mi camino, bloqueándome el paso. La miré con una clara interrogación en mi rostro.

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