Donde tú vayas... iré [Visión Matt Cortez] I

Capítulo 53

''Palabras sin medir...''

Roth al salir, Seba fue a acompañarla. Me quedé con Esteban y Mike seguía en la puerta. Sigo tenso y molesto. Esto no es bueno para mi salud...

-Lindo gato, señor Cortez. ¿Lo crió usted? -mencionó en tono burlón.
-Cállate.

Entraron y volvimos a los puestos de antes. Roth está callada como una foto. Esteban romnpe el silencio.

-Su secretaria es muy linda señor Matt.
-Sí, gracias. Aunque ya lo había notado.

No bajaré mi tono con él aunque esté mi hermano aquí. Mi cuerpo está recto, pero a la defensiva. Seba me mira sorprendido como queriendo decir ''Tranquilo, con esa actitud no llegarás a ninguna parte''. Luego él habló.

-¿Cuál es su animal favorito señor Matt?
-Me gustan los perros y los lobos. ¿Y a usted?
-A mí me gustan mucho los gatos. Son libres e independientes. Señor Esteban, ¿tiene algún animal favorito?
-Sí, el cuervo. Éste puede imitar muchos sonidos. Los encuentro curiosos.
-Es interesante. ¿También es por la libertad que el ave tiene?
-Sí. Además, encuentro que su color es hermoso. Un negro carbón brillante -suspira de admiración -, es un ave hermoso.

Cuando terminó todo, nos despedimos. Cuando se dieron vuelta para irse a sus habitaciones, tomé bruscamente el antebrazo de Roth y la llevé a nuestra habitación.
Al llegar, la lancé a la cama  y ella se sentó en acto de reflejo. Maldita sea. Si supieras en la mierda de problema que estás, no te tomarías esto como un puto juego.

-Explícame cómo cuidaste a ese gato.
-Escucha. Ese gato lo cuidamos Cata y yo. Es adorable, por favor no te enojes con ella.
-¡Dejaron mal al MÍ HOTEL! ¿Sabes quiénes son ellos? Pues te explico. El señor Esteban es un cantante, ¿ya? "CAN-TAN-TE" y el señor Rotchbell es un empresario importante para muchos hoteles, pero le gusta el mío, ¿entiendes? "EL MÍO" Y AHORA APARECE UN GATO. Ahora, TÚ ERES MÍA, TÚ ME OBEDECES. LO ÚNICO QUE DEBES HACER ES SER PARA MÍ UTILIDAD. TÚ ERES MI ESCLAVA, COMO UN PERRO.

Ella abrió sus ojos indignada, levantó su mano y golpeó mi mejilla con tanta fuerza que me movió.

-Puede que sea tuya, ¡PERO ME RESPETAS! ¿OÍSTE?

Se dio media vuelta, sacó su pijama, se cambió de ropa y se acostó sin decir ninguna palabra. Yo me quedé ahí, atónito frente a su acción. No creí a Roth capaz de, alguna vez, levantarme la mano. Comienzo a recordar mis palabras y todo se revuelve dentro de mí. Matt, eres oficialmente un idiota. Todo lo que progresaste con ella, se desperdició en tus necias palabras.