Alex va al baño, no tengo de otra que acompañarla, almenos entran y salen chicas bonitas de este lugar, nunca he entendido porqué las mujeres nunca van solas al baño, no me imagino yo yendo al sanitario con David y orinando juntos mientras hablamos de chicas, sería extraño; pero bueno, siempre he dicho que las mujeres son seres extraños.
Pasan dos chicas frente a mí, están bastante guapas, y se me quedan viendo, y yo aquí casado ¡demonios! También las miro, seductoramente pero serio al mismo tiempo, no vaya a ser que Alex se dé cuenta y luego ande haciendo lo mismo con hombres de aquí. Aunque parece que sí lo notó, cuando dirijo mi mirada hacia la puerta ahí está ella con esos sus ojos intimidantes y hace una seña con su mano de que me está viendo, esta mujer me hace reír, cierra la puerta y ya comienzo a ver mi reloj, cinco minutos son cinco minutos para mí.
Justo cuatro minutos después miro el reloj nuevamente, y ella sale, había arreglado su cabello y retocado su maquillaje, se mira linda y ese vestido ni se diga, tengo que admitir que he revisado como dibuja cada curva de su cuerpo cuando no me está viendo.
Sólo quisiera pasar mis manos sobre esa deliciosa figura.
—Diablos, tendré que esconderte todos los relojes —menciona, caminando hacia mí, levanto la mirada y sonrío.
—Si me escondes los relojes fracaso como empresario, si no vas a ser disciplinado con el tiempo que haces las cosas, mejor no las hagas —digo, casi de inmediato.
—¿Qué? Más vale tarde que nunca, mi amor —¿Acaba de llamarme... mi amor? La miro levemente con una sonrisa enmarcada en mi rostro, esa palabra se escucha tan bien de sus labios. Tomo su mano y caminamos de regreso a la fiesta.
—Eso fue inventado por un flojo que no quería hacer su trabajo a tiempo. Conmigo vas a aprender que cinco minutos son cinco minutos —se detiene de golpe y me observa.
—Tú y yo nunca nos vamos a entender —dice seriamente, no puedo evitar reír y entrelazo sus dedos con los míos.
—Por supuesto que no —exclamo y esbozo una sonrisa.
Buscamos a los chicos, y casi de inmediato los diviso en la zona VIP, nos hacen una seña para que nos acerquemos a ellos. La verdad estoy con ganas de irme.
—Yo quiero irme —hablo, muy cerca de su oído. Esa fragancia suya me embriaga —¿Y tú, Alex?
—Bueno, está temprano aún —contesta, tiene razón. Si estuviese solo no me quedaría, pero con ella creo que amanecería en este lugar.
Al llegar, sólo veo que hay un pequeño sillón blanco a la par de Dason, tomo a Alex por la cintura y nos dirigimos al único lugar disponible. Lo tomo y tiro suavemente de su antebrazo para que tome lugar sobre mis piernas.
El joven mesero nos lleva tragos, hablo con Dason sobre negocios y me comienza a contar su experiencia como corredor de bolsa de Wall Street. Alex toma dos tragos, toma uno ella y el otro para mí que no duda en llevarlo directamente a mi boca.
—Quieres emborracharme para luego aprovecharte de mí, ¿Cierto? —enarco una ceja y sonrío.
—No sabes las cosas que pienso hacerte —guiña un ojo. Pone ambos tragos sobre la mesa y yo rodeo su cintura con mis brazos.
—Entonces continúa —también guiño mi ojo, ambos reímos.
Yo deseara que hablase en serio.
Se acomoda y se recuesta sobre mi regazo, continúo hablando con Dason y su novia comienza a besarle el cuello y comienza a reír, eso es incómodo, ojalá Alex nunca me haga eso, moriría de vergüenza.
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Casado con mi secretaria © (Borrador de la 1era edición - 2016)
RomanceEste libro se encuentra en físico gracias a Nova Casa Editorial y puedes encontrar los puntos de venta en un link en mi descripción. [DISPONIBLE SOLO LOS PRIMEROS CAPÍTULOS] Oliver Anderson, un millonario y apuesto joven de 25 años está a punto de p...