La reunión duró alrededor de unos 45 minutos, luego de dejarle a David todas las instrucciones me dirijo a casa con Alex, su madre y hermana están riendo a carcajadas con Rosa sobre los banquetes del desayunador en la cocina, y conociendo a la señora Alicia, es seguro que Rosa la está pasando bien y ellas la están pasando bien con Rosa.
—Buenos días —expreso, y todas me contestan al unísono —Alex se acerca a su madre y Stefanie, ambas la abrazan efusivamente, Rosa la mira con una sonrisa pícara, y luego me mira a mí con la misma sonrisa enarcando una ceja, sé que así va a ser mi vida de ahora en adelante.
Me acerco a ellas y la señora Alicia se levanta rápidamente y me abraza, no sé cómo reaccionar, levanto la mirada y Alex me está viendo con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro y se encoje de hombros, ella sabe que no me gustan los abrazos pero en este caso no puedo hacer nada porque es su madre, así que con dificultad levanto mis brazos y la rodeo con ellos hasta que por fin me deja libre.
Me asomo por la ventana y veo que el chofer lleva sus maletas, almenos cumplieron, les habíamos dejado dicho con Rosa que estuvieran listas ya que cuando nos fuimos estaban dormidas, típica familia de Alex, duermen después de las seis sin problemas.
Rosa se despide con un abrazo de Alex, su hermana y su madre, sí, como me imaginé, la señora Alicia le ha caído muy bien, estoy revisando mi teléfono celular cuando siento un delgado cuerpo rodearme con sus brazos, fulmino a Rosa inmediatamente con la mirada, con ella sí tengo confianza y le dejo claro que no me gustan los abrazos.
—Apuesto a Alex no la miras de esa forma cuando te abraza, ¿eh? —golpea mi brazo con su codo mientras me guiña un ojo.
Intento ocultar una risa para que Rosa no mire esta faceta mía, luego tengo que soportar. Me extiende una tarta de limón y un jarro de café para el camino hasta Miami, le agradezco interiormente y he aquí otra vez esas ganas de decirle gracias pero me contengo.
El chofer nos lleva hasta el jet, y de largo diviso las letras que forman Anderson en rojo sangre. Una vez que llegamos Stefanie y la señora Alicia suben y una vez que arranca Alex se recuesta en mi hombro mientras leo un documento. Extiendo mi brazo y me acomodo para que se recueste a gusto en mi pecho, casi en instantes se queda dormida, me es un poco incómodo leer pero ya qué, este documento puede esperar, me encanta ver a Alex dormir y no puedo evitar besar esa pequeña y perfecta nariz una y otra vez, ella abre los ojos y comienzo a besar toda su cara y luego bajo a su cuello y comienza a reír sonoramente.
—¡Oliver! —riñe, y no puedo evitar carcajearme, su hermana voltea a vernos divertida, por suerte su madre está dormida, sino estoy casi seguro que se le ocurrirá cualquier cosa.
Me levanto y me dirijo a la habitación del jet, necesito cambiarme, no hay forma que vaya a conocer a la familia de mi esposa en este traje, aparte que a Alex no le gustaría.
Me siento a la par de Alex una vez que me he cambiado y puedo ver que ella tampoco lleva la misma ropa, comienzo a revisar unos documentos y Alex lleva a mi boca un pedazo de tarta de limón, estoy tecleando cuando la observo intrigada viendo lo que estoy haciendo y sonrío, le explico lo que voy haciendo, al parecer ahora si le va captando un poco más, sus ojos brillan cada que descubre algo que antes no sabía. Hasta el trabajo a la par de esta mujer es más llevadero con todas sus ocurrencias.
Bajamos del jet e inmediatamente siento que es un clima diferente, el cabello de Alex se revuelve con el viento, pero no importa, ella es bella aún despeinada, me dirijo al encargado de la renta de autos, la madre de Alex me explicó cómo es el lugar, la mejor opción es una camioneta así que el señor del chaleco amarillo me trae un catálogo con la sección de camionetas y no sé cual elegir, quiero alquilarlas todas, me decido finalmente por una Hummer blanca H3, Alex dijo que no alquilara algo ostentoso pero esto para mí no lo es, es del año pasado.
Estaciono a la par de Alex, está bastante distraída desde que bajamos del jet y puedo asegurar que tiene que ver con su padre, el chofer del jet nos ayuda a subir las maletas a la camioneta y Alex sube del lado del copiloto, poco después su madre y hermana sube en los asientos traseros.
Son más de treinta minutos de camino desde que nos alejamos de la ciudad, tienen algo en común con mis padres, la congestión de la ciudad no les gusta para nada, pero el viaje se me hace bastante corto con la señora Alicia contando cosas de la niñez de Alex, es que esta mujer fue tremenda, no puedo evitar reír mucho más viendo las mejillas de Alex teñidas de Rosa.
Entramos a un callejón de frondosos árboles, la sombra se extiende a lo largo del lugar, el viento silba a través de los árboles, enserio que este lugar me gusta, puedo oír como ruge la hojarasca seca bajo las llantas de la pesada camioneta, yo podría vivir aquí perfectamente, talvez debería hablar con los padres de Alex y comprar esta propiedad.
—¡Llegamos! —exclama la señora Alicia, y observo al exterior, la casa es bastante grande y fina, conduzco por el pavimento hasta llegar al frente de la blanca casa, se ve una casa de personas adineradas, hay un señor recostado sobre el marco de la puerta leyendo la etiqueta de una botella. ¿Será el señor Carlin?
—Ahí está Fran —expresa la señora Carlin, mientras me bajo de la camioneta, entonces no es el padre de Alex.
El señor calvo escudriña la camioneta, Alex se baja y lo observa.
—Tío Frank —él dirige su mirada a Alex y la mira sorprendido.
—¿Alex? —pregunta —¿Eres tú?
—¡No! —resopla ella —Soy Donald Trump —¡Ay por Dios! Esta mujer sale con unas cosas. Me río.
—Sí, definitivamente es ella —exclama el señor, esbozando una sonrisa.
El señor que lleva el nombre de Frank baja rápidamente los escalones y la abraza, tiene los ojos verdes pero no tan claros como los de Alex.
—¿Por qué nadie me lo ha dicho? —está casi gritando, enserio que todo mundo en esta casa extrañaba a Alex, ayudo a Stefanie y a la señora Carlin a bajar sus maletas, llevan tanto para ir un día a Nueva York, mujeres.
—No puedo creerlo ¿Por qué aún no tienes canas, tío Frank? —Alex mira la cabeza calva del señor Frank con toda la seriedad posible. No puedo evitar reír, Frank se suelta a carcajadas y ella igual, es que también con esos genes de su madre no creo que algún día se componga.
—¡Alexandra! —grita la señora Carlin, ella detiene su estruendosa risa de pronto, es divertido ver como aún la señora Carlin influye en ella.
Me acerco a ellos a la par de la señora Alicia.
—Bien Frank, él es mi esposo, Oliver, él es el tío Frank. —el tío Frank inmediatamente extiende su mano hacia mí y yo la tomo amablemente.
—¡Bienvenido a la familia, muchacho! Enserio es un placer. Aunque. —dice, mira a Alex—¿Cómo y Por qué no fui invitado?
Él nos mira con desaprobación y ella me mira a mí, no sé que decir.
—Es que fue algo rápido, pero en nuestro aniversario renovaremos votos y todos por supuesto estarán invitados y me está gustando este lugar —no se lo he preguntado a Alex pero bueno, estoy salvando nuestro pellejo —me gustaría que fuera aquí mi amor.
La observo, ella me esboza una sonrisa hasta que Frank nos interrumpe.
—Eso suena espectacular. Bueno, esto que no te he mostrado el viñedo muchacho, te va a encantar —golpea suavemente mi hombro mientras se adentra a la casa, seguidas de él la señora Alicia y Stefanie ¿Viñedo? Vuelvo a Alex y ella simplemente se encoge de hombros.
—¿Viñedo? —cuestiono, ella va a hablar cuando una silueta tras ella llama mi atención.
—¡Alex! —dice, el señor perteneciente a la silueta. Ella se gira lentamente hacia él y yo me puedo imaginar de quién se trata.
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Casado con mi secretaria © (Borrador de la 1era edición - 2016)
RomanceEste libro se encuentra en físico gracias a Nova Casa Editorial y puedes encontrar los puntos de venta en un link en mi descripción. [DISPONIBLE SOLO LOS PRIMEROS CAPÍTULOS] Oliver Anderson, un millonario y apuesto joven de 25 años está a punto de p...