Los días siguientes son demasiado grises, tanto para mí, como para Alex, aún mi mente en estado de shock y más mi padre causándome estrés, no he hablado con él, ni siquiera he pasado por la puta empresa, lo último que sé es que él está ocupando mi lugar y Henry el de David. Quiero ver cómo estará esa empresa en unos días, Henry no tiene la capacidad de David para hacer tantos trabajos al mismo tiempo en una empresa con 25 mil empleados, para rematar las cosas, de lo único que me sostengo en estos instantes es de las inversiones que he hecho y acciones que he comprado, pero al ser todos amigos de mi padre, sólo una charla le es suficiente para que me saquen de la mesa de socios y él ocupe mi lugar.
No puedo creer que mi propio padre me esté haciendo esto, tanto que he trabajado por lograr todas estas cosas, y se me están yendo de las manos en unos días. Entiendo perfectamente que esté molesto conmigo, mentí todo este tiempo, pero también fue su culpa.
No puedo evitar pensar con nostalgia que hoy precisamente sería el día que formalizaría mi matrimonio con Alex. El día que estaría bajo ese altar lleno de flores esperando a mi Alex caminar hacia mí, moría de ganas por saber cómo se vería porque nunca me dejaron saber cómo sería su vestido, según Natalie es de "mala suerte", pero más mala suerte que todo esto que pasó no puede existir, se supone que el día de hoy mi padre estaría feliz en mi boda, porque es lo que él quería, que nos hubiésemos casado de esa forma y mi madre con lágrimas en sus ojos hubiese acomodado mi corbata, como lo hizo con Henry el día que contrajo matrimonio, así es ella. El señor Carlin aún con vida caminando junto a Alex y entregándola como todo padre a su hija, era lo que ambos querían y nada resultó como se esperaba.
Que injusticias de la vida, hay personas allá afuera caminando hacia el altar sin amarse el uno al otro, otros casándose por la obligación de un bebé no por amor, otros casándose por dinero. Y yo, que en realidad quería hacer esto, que en realidad amo a esa mujer, no, no se pudo y no se podrá por un buen tiempo hasta que ambos nos recuperemos de todo este torbellino.
Mi mente está perdida en algún lugar de este restaurante mientras espero a mi madre, hace unas horas me había llamado, dijo que quería verme, sé que ahora falta su sermón por mentirle pero al menos sé que ella no es como mi padre. Aunque, estoy preparado para lo que sea.
Escucho unos tacones resonar detrás de mí, y volteo levemente, sí, es ella. Al verme esboza una sonrisa, me pongo de pie y ella me rodea con sus brazos, no sé porqué, pero no importa la edad que tengas, cuando tu madre te abraza mientras pasas por un mal momento se siente una tranquilidad inmensa.
—¿Cómo estás? —pregunta, acariciando mi espalda.
—Bien —contesto, a ella si le comenté lo del señor Carlin y me reprochó el hecho de que no lo hice justo a tiempo para su funeral, pero lo comprendió, supo que eran muchas cosas juntas para nosotros y que se me escapó avisarle, le pedí que no llamara a Alex, ella no quiere ningún tipo de pésame y ella lo entendió, ojalá mi padre fuera un poco más como ella.
Ella se separa de mí y le ofrezco el lugar en el que estaba sentado, asiente y toma el lugar, rodeo la mesa y me siento frente a ella.
—Bien mamá, hagamos esto rápido, sé que antes de tus sermones acerca de la mentira haces un largo silencio para prolongar la agonía. Te conozco.
Ella ríe, no, no se ve enojada, está tranquila.
—Bueno, ya me di cuenta que ese sermón no funcionó —sonrío levemente, el camarero se acerca a nosotros y mi madre ordena al igual que yo —escucha, intenté convencer a Oliver que eso del periódico era mentira, no porque yo creyera que lo era, sino, porque sabía cómo iba a reaccionar.
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Casado con mi secretaria © (Borrador de la 1era edición - 2016)
RomanceEste libro se encuentra en físico gracias a Nova Casa Editorial y puedes encontrar los puntos de venta en un link en mi descripción. [DISPONIBLE SOLO LOS PRIMEROS CAPÍTULOS] Oliver Anderson, un millonario y apuesto joven de 25 años está a punto de p...