Parte 61

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Observo mi reloj mientras espero pacientemente sentado en la sala de la casa de David. Miro alrededor y esta casa ahora sí parece casa, antes era un tiradero desde que su ama de llaves se fue. Y es que David no sabe nada de orden y ahora hasta huele a rosas.

—Dígame señor Anderson ¿En qué puedo ayudarle? —Natalie se sienta frente a mí acomodando su vestido y me observa intrigada.

—Como debes de saber la próxima semana es el cumpleaños de Alex.

—Sí, ya encargué su regalo. Viene un día antes. ¿La llevamos a comer hamburguesas? —¿Qué tienen estas mujeres con las hamburguesas?

—No, ya puedo hacer hamburguesas gracias al chef Tom y su canal en YouTube. Así que ya no tengo necesidad de llevarla a ningún lugar a comer grasa anti-higiénica —Natalie me mira y ríe a carcajadas, frunzo mi entrecejo y la observo curioso.

—Tú y David son idénticos. ¿Por qué no fueron ustedes los que se casaron en Las Vegas? —se ríe nuevamente.

La miro con desaprobación, si no es porque es mujer ya la estuviera agarrando a golpes. Aunque... pensándolo bien, ella puede agarrarme a golpes a mí sin problemas.

—Te iba a decir –sigo con mi expresión neutral —que le organizáramos una fiesta sorpresa, su familia, mi familia, nosotros —sus ojos brillan.

—Yo deseara una fiesta sorpresa para mi cumpleaños. Bien, yo organizo todo —comienza a hablar entusiasmada —Tú solo...

—¿Pago? —interrumpo. Ella me mira, su expresión de emoción se torna molesta, me mira indignada.

—¡No! Iba a decir que contactaras a su familia. ¿En serio crees que yo no puedo pagarle una fiesta sorpresa?

¿Por qué las mujeres se ofenden por todo? Yo le pregunto eso a David y él sonríe y dice "claro puto, porque tú eres el caga-billetes". Nunca voy a entender a las mujeres.

—¡Ah! Olvidemos eso.

Pero no lo olvidó, luego me lo recordó toda la semana y compraba adornos para la fiesta sin consultármelo antes porque ella puede pagarlos sin mi ayuda. En serio que las mujeres son un caso.

Me contacté con su familia y todos emocionados a primera hora estaban subiendo al jet. Tenían que estar aquí muy temprano. También contacté a mis padres. Ellos se emocionan bastante con la idea de los cumpleaños y llegaron más temprano a ayudarnos. Invité a Rosa para que no me haga un "feibu".

David llegó a ayudar muy temprano pero luego se fue porque tenía que estar en la empresa. Le dije que se tomara libre medio día pero no quiso, y puedo apostar porqué... Henry dijo que vendría.

Natalie corre de un lado a otro con una cubeta de pétalos de rosa, no sé cómo le hace con esos grandes tacones, se detiene de golpe al ver a mi madre y ambas se esbozan una enorme sonrisa.

—Tú, eres la del programa de belleza del NYTV —mi madre se acerca a ella.

—Así es —ella sonríe ampliamente y acomoda su cabello.

—Yo lo he visto desde que inició ese programa, en serio.

—¡No puedo creerlo! —la rodea con sus brazos, y mi madre igual, sí, se van a llevar bien, eso es bueno porque es lo más cercano que va a tener a una suegra.

Pero lo que más llamó mi atención fue cuando Natalie se me acercó y murmuró muy cerca de mí.

—¿Es verdad? ¿Ella es tu madre? —frunzo mi entrecejo.

—Si... ¿por....?

—Está bien buena —arquea sus cejas y esboza una gran sonrisa.

¿Acaba de decir que mi madre está bien buena? Ni David me ha dicho eso y esto que es hombre.

Casado con mi secretaria © (Borrador de la 1era edición - 2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora