Capítulo 18:

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¿Por qué no besarlo si yo realmente quería?

Le seguí el beso. No había nada de malo en eso, después de todo éramos novios, o eso era lo que tendríamos que ser.
Me besó con ternura. Una de sus manos sobre mi espalda y la otra secaba mis lágrimas.

-________, yo.-dijo entre besos.- yo… nada… olvídalo.-dijo antes de atraerme mas hacia su cuerpo.

Me obligó a moverme y sentarme sobre él, no con palabras, si no con caricias y pequeños empujoncitos.
Nuestros labios no se separaban y la temperatura en esa habitación comenzaba a subir.
Mis piernas, ambas, a los costados de su cuerpo. Esta vez, sus manos se posicionaban de manera distinta.
Una de sus manos comenzó a recorrer mi espalda, pero por debajo de mi pijama, no lo alejé de mi, ciertamente me encantaba.
Subió la parte de arriba de mi pijama y se separó un poco de mi para quitarlo. Sin gesto alguno volvió a apoderarse de mis labios. Me tomó firmemente por la cintura y se echó para atrás dejándome sobre Él. Perfecto, ahora yo llevaba la iniciativa.
Siguió brindando caricias sobre la piel desnuda de mi espalda mientras jugaba con el elástico de short.

Si debemos parar debe ser ahora o nunca.

Pero prefería Él nunca. Sus caricias y besos me hacían que me sintiera amada y deseada a la vez, una sensación increíble.

De un momento al otro Kendall giró dejándome debajo de él. Sus manos se posaron en mi cadera y bajó a besarme el cuello. Eché la cabeza para atrás dándole espacio a su boca. Besaba y saboreaba cada rincón de mi cuello.

Nuevamente subió hasta mi boca y me besó apasionadamente mientras quitaba mi short. Me sentí completamente desnuda, pero aun no lo estaba, una de sus manos acariciaba el elástico de mi ropa interior provocando desespero. ¿Vergüenza? Se había ido en el momento en el que Kendall había comenzado a besarme. Sentí como lentamente comenzaba a bajar mi ropa interior.

Simplemente no podía entregarme a el.

-Kendall…-murmuré. Volvió a besarme. Intenté separarlo un poco para hablarle.- Kendall… escúchame.

-_______, no tienes nada que decir, te deseo tanto como tu a mi.

Y supe que no podía negarme, pero tampoco podía aceptar el hecho de que me quitara mi virginidad sin antes habernos casado.
Siguió con lo que antes hacía, bajar mi ropa interior.
No podía decirle que parara porque luego me arrepentiría pero no podía hacerlo con el porque luego también me arrepentiría.
¿Las palabras correctas para detener esto? Bien, ninguna llegó a mi mente. Simplemente las lagrimas comenzaron a bajar por mis mejillas. Lo notó y se alejó un poco de mi.

-¿Te lastime?-preguntó acariciando mi cabello. Negué con la cabeza, me da vergüenza hablar.- ________, por favor, dime que es lo que pasa.-hablaba tiernamente. Cerré los ojos con fuerza.- _______.-insistió.- ¿Quieres que me quite de encima tuyo?- me dijo, asentí con mi cabeza.

Se quito de encima mío y buscó mi ropa en el suelo, la dejó a mi lado y se sentó mientras me miraba.
Me sentía asquerosa, sin pudor alguno, no tenía cara para volver a mirarlo a los ojos.
Me senté a su lado y sin decirle nada me coloqué la ropa y caminé hacía el baño. Me miré al espejo y nuevas lágrimas recorrieron mis mejillas.
Me sentía sucia, había dejado que el me tocara a su manera, estuvimos a punto de estar juntos. Acomodé mi pijama y sonreí desganada, después de todo tenía que admitir que me había gustado un poco.

Abrí la ducha y cerré la puerta con llave, me despojé de mi ropa y entré a la tibia lluvia artificial que caía sobre mi cuerpo.

Con tan solo 16 años había estado por perder la virginidad con él, con el que por ahora, era mi peor enemigo.
Pero la pregunta que ocupaba mi cabeza era:

¿Por qué le seguí el juego?

Claro estaba que el no era para nada feo y bien deseable se veía en boxers pero… ¿amor? Ni una pizca de ese sentimiento.
Sé que de parte de él había lujuria, deseo y pasión por mi, pero de mi parte había mas que eso. No se muy bien que… pero que lo había, lo había.

Me envolví en la toalla y volví a mirarme en el espejo mientras cepillaba mi húmedo cabello.

-Yo no lo amo.-murmuré mientras me miraba.- ¿O si?- me pregunté.- No, no lo creo.

Volví a colocarme la misma ropa, después de todo, estaba limpia porque me había bañado hacía menos de 5 horas.
Respiré profundo y tomé la manija de la puerta, tenía que salir de ahí, pero no iba a ser fácil mirarlo a los ojos.

Le di vuelta a la llave y salí del baño intentando no cruzar miradas. Y definitivamente no cruzamos miradas porque él no estaba en la habitación. Miré el sillón, dentro del closet, debajo de la cama, pero nada.
Me sorprendí y tuve miedo a la vez.

¿Qué tal si se fue para siempre?

Me metí en la cama y coloqué la sabana sobre mi cuerpo dejando mis brazos al descubierto. Dejé la lámpara encendida, tenía miedo. Cerré los ojos y lentamente caí en un profundo sueño.

Desperté al sentir un rayo de sol que daba justo sobre mi ojo, volteé sobre la cama haciendo que ya no me molestara más. Me estiré y me senté en la cama, miré hacía el sillón, Kendall no estaba ahí.
Presté atención para saber si la ducha estaba encendida, pero no. Me levanté y caminé hacía el baño, Kendall tampoco estaba ahí.
Luego de lavarme la cara, los dientes y cepillar mi cabello, me coloqué un short amarillo y una blusa sin mangas ,color blanco y unos zapatos con un moño amarillo Pedí el desayuno por teléfono, no iba a bajar a desayunar sola.

Me sentía abandonada por Kendall. Si bien aun no sabía cómo íbamos a reaccionar al vernos frente a frente, no quería estar sin él, me sentía desprotegida.

Pasé toda la mañana y la tarde, completamente sola sentada viendo televisión. No quería salir de la habitación por miedo a perderme y no encontrar a Kendall nunca más.

Eran las 3:00 am y yo intentaba no caer en el sueño. Mis parpados estaban pesados y se caían provocando que cerrara mis ojos. Sentí la puerta abrirse y casi me caigo del sillón.

La Bella y la Bestia. -TERMINADA- Kendall SchmidtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora