Capitulo 53

5.4K 216 4
                                    


-Eres la mejor nuera que puede existir-gritó Kathy emocionada-. Kent, debemos hacerle un regalo enorme-siguió gritando con emoción.
-¿Kendall ha dicho que si?
-Tuvimos una breve discusión pero luego lo convencí-sonreí. Kathy y Kent me devolvieron el gesto-. Pasaré por la niña el domingo por la noche.
-Si, si, muchas gracias-aplaudió y me acomodó el cabello-. Oh, nena, no sabes lo mucho que te agradecemos por eso-dijo rápidamente-. Debemos avisarle a Chistie que no debe cuidar de la niña-le dijo a su marido.
Pasar una tarde con Kathy Schmidt siempre era un placer para mí. Jueves por la tarde, nuera y suegra tomando la media tarde junto a la pequeña Katie. Sonrisas felices y tiernas preguntas de parte de Katie.
Kendall no estaba al tanto de que ambos nos haríamos cargo de su hermana durante un mes. Le parecía una locura y sin embargo, me había atrevido a pasar por la casa de mis suegros y contarle a Kathy que nosotros serviríamos de niñeros por ese mes. Kathy se había emocionado y Kendall iba a enojarse cuando supiera de esto.
Amaba a su hermana, pero, no soportaba que hicieran daños en la casa. Una casa costosa y bien cuidada. Kendall, quien era el dueño sin contar que según él lo suyo era mío, se hacía cargo de todos los arreglos para bien del hogar. Y una niña traviesa, iba a pasarse el mes de abril destruyendo plantas y mojando el suelo de la casa.
-Nos vemos el domingo, Katie-dije revolviendo su cabello.
-Si, ______-me sonrió-. Recuerda que llevaré todas mis muñecas, prepárales una cama-me avisó. Asentí y le devolví la sonrisa.
Salí de la casa con una sonrisa traviesa en mis labios. Kendall no iba a tomárselo con calma pero tenía tres noches para convencerlo de la única manera en la que se veía vulnerable, la cama.
Kendall llegaba a casa luego de un día de arduo trabajo, acostumbraba a tomar algo fresco por la noche y luego de la ducha nocturna, se tumbaba en la cama. Compartíamos unas palabras y después se quedaba completamente agotado.
Acababa de llegar a casa cuando le pregunté por sus vacaciones, respondió que podría tomarse las siguientes dos semanas y podríamos viajar a algún lugar que yo eligiera. Pero íbamos a estar ocupados con la niña para cuando el dejara de trabajar para tomarse unas pequeñas vacaciones, solo que él aún no lo sabía.
-¿Te gusta más América Central o prefieres Europa?-me preguntó. Alcé los hombros restándole importancia.
-Aún sigo pensando que deberíamos cuidar de Katie.
-Hace dos semanas quedamos en que eso no ocurriría, aparte mamá y papá ya no insisten con el tema.
-Porque tú lo evades-le reproché.
Me observó unos segundos y luego desvió la mirada. Me apoyé en la mesada mientras él abría la heladera y examinaba la comida allí adentro. Sacó el jugo de naranja y buscó dos vasos, sirvió y me ofreció uno. Le sonreí y luego escuché como comenzaba a molestar con sus conversaciones sobre el matrimonio y todo eso.
-Sabes que amo a mi hermana, a mis padres y también a ti, pero esta vez no voy a hacer esto. No vamos a cuidar de Katie, quiero que nos vayamos de viaje, solos, sin mi hermana, sin mis padres. Entiende, tengo solo dos semanas de vacaciones y las quiero aprovechar junto a ti, ¿es mucho pedir?
-Kendall...-colocó un dedo sobre mis labios, haciéndome callar.
-Escúchame a mí, luego puedes decir lo que quieras, _______-dijo. Asentí-. Mis padres pueden llevarse a la niña pero no quieren porque quieren estar solos, lo mismo que queremos nosotros. Y ellos deben hacerse cargo, son los padres y cuando nosotros tengamos hijos, nos haremos cargo nosotros, ¿no es así?-preguntó. Asentí-. Bueno, no quiero volver a tocar el tema.
-Tenemos un problema-le dije cuando él tomaba de su jugo.
-¿Qué pasa?-preguntó interrumpiendo su bebida.
-Es que yo…-hice una mueca. Kendall llevó el vaso a su boca nuevamente-, le dije a Kathy que si lo haríamos.
Kendall bajó el vaso de golpe y comenzó a toser. Torcí la boca y noté que la culpa era mía.
-Oye, no te vayas a morir en frente mío.
-¿Qué has hecho que?-me gritó aun ahogado por el jugo de naranja.
Fruncí los labios y bajé la mirada. Sentí a Kendall respirar con fuerza y dejó el vaso en el fregadero. Alcé la mirada y lo vi observándome intensamente.
-Perdona, ¿si? Pensé que iba a poder convencerte-dije en un hilo de voz-. No lo había visto de esa forma y pensé que podríamos hacernos cargo de ella.
-Como quieras, ______-dijo rindiéndose-. Nos haremos cargo del lío en él que tu nos has metido, pero voy a decirte una simple cosa, no dejaras de estudiar durante el verano.
-¿Vas a castigarme?
-Oh, claro que lo haré-dijo enfadado-. Tú me has castigado a mí, haciendo que me ocupara de mi hermana durante las pocas vacaciones que puedo tomarme.
-Te he pedido disculpas y no me pasaré el verano entero estudiando.
-Si lo harás, ______ y no quiero que volvamos a tener esta conversación.
-Kendall tú no eres mi padre-dije intentando que no se fuera de la cocina.
-Voy a recordarte que fui yo quien pagó por tu custodia y te aviso, _______, que aunque estemos casados, esto sigue siendo así, yo ordeno, tú cumples.
-Recuerda lo que acabas de decir, Kendall-dije casi a los gritos-. Y no quiero que me hables, ¿entiendes?
-Está más claro que el agua-me gritó antes de salir de la cocina.
Los días transcurrían aburridos y sin sentido alguno. Martes por la noche pasé por casa de Kathy y me llevé a la niña a mi casa.
Alice me avisó que Kendall iba a llegar tarde esa noche porque tenía una cena.
-¿Y Kendall?-preguntó Katie-. No lo hemos visto hoy.
-Kendall tiene mucho trabajo, pequeña-dije revolviendo sus cabellos-. Mañana podrás chapotear en la alberca, ¿Qué dices?
-Si, si, si-me sonrió-.
Katie se había quedado dormida en el sofá, por lo tanto, debía esperar a que Kendall llegara para pedirle que la cargara hasta la habitación de huéspedes. Me senté en la mesa del living y observé la puerta de entrada.
Tres de la mañana y Kendall no se hacía presente en la casa. Comenzaba a pensar que podría haberse desahogado en brazos de otra mujer. Ese pensamiento hizo que mis ojos se aguaran y que las lágrimas comenzaran a descender por mis mejillas. Cerré los ojos y crucé mis brazos sobre la mesa para luego esconder mi rostro allí.
-Hey, ________-dijo una aterciopelada voz-. Va a dolerte todo si no duermes en una cama-lo sentí decir.
-No quiero moverme-me quejé levantando la cabeza.
Se me quedó viendo durante unos segundos y luego besó mi mejilla. Estar peleada con él era como vivir un año sin agua, imposible. Me sonrió tiernamente y se sentó a mi lado.
-¿Dónde estabas?-pregunté adormilada.
-A uno de los socios de la empresa, se le ocurrió salir a cenar para cerrar el contrato. Debía aceptar.
-Es lo mismo, de todas maneras, no me hablas.
-Porque tú me lo has pedido-hizo caras-. Vamos a la cama, no te veo muy cómoda y yo estoy bastante cansado.
-¿Duermes conmigo?-pregunté en un susurro.
-Si insistes-rió.
-Katie está durmiendo en el sofá.
-Si, la he visto-me avisó-. Ve arriba, voy a llevarla a su habitación.
Nos pusimos de pie y el caminó hacía Katie para tomarla en brazos, yo subí a la habitación y me coloqué el pijama. Kendall tardó más de veinte minutos y pensé que se habría quedado dormido al lado de Katie. Cuando iba a salir de la cama para buscarlo, apareció por la habitación mientras se quitaba la corbata.
-Me ha pedido que me quedara a dormir con ella-dijo quitándose la ropa.
-¿Y por que has vuelto?
-Se quedó dormida y yo debía venir con mi esposa, ¿Qué crees?-hizo una mueca y luego bufó-. Dejé mi pijama en la habitación de huéspedes.
-Ven aquí-dije observando sus coloridos boxers-, no tienes que ocultarte de mí.
-Oh, no, sabes que eso no lo hago muy a menudo-dijo riendo y se metió en la cama.
Apagamos las luces y en menos de veinte minutos la habitación yacía en silencio y completa oscuridad.
-Abrázame, Kendall-susurré.
Sus musculosos brazos envolvieron mi frágil cuerpo y me llevó hacía él. Apoyé la cabeza en su pecho y acompasé mi respiración con la suya. Comenzó a mover sus dedos por toda mi espalda, brindando así, tiernas caricias en mi piel.
-He estado pensando…-susurró, no hacía falta hablar más fuerte que eso-, que tal vez, podríamos renovar nuestros votos.
-Hace solo un año y pocos meses que nos casamos.
-Pero no sentíamos lo que ahora, ¿o si?
-No, pero…
-Pero nada-me interrumpió-. Compláceme en esto, _______. Quiero estar seguro de que me amas y que quieres compartir tu vida conmigo. Te has casado por obligación el año pasado, ¿podemos casarnos porque queremos?
-Sí, me encantaría-respondí adormilada-. Pero creo que ya te he dado muchas pruebas de amor para que sepas que si quiero pasar el resto de mi vida contigo.
-Entonces, ______ Lindermann, ¿te volverías a casar conmigo?
-Me encantaría, Kendall Schmidt.
-Eso quería escuchar-dijo y besó mi cabeza-. Descansa, princesa.
-Tú también, Schmidt.
Nos quedamos en silencio mientras ambos conciliábamos el sueño, o por lo menos, lo intentábamos.
-_______...-me llamó en un susurro. Ronroneé dando a entender que lo escuchaba-, te amo.
-Yo a ti, mi amor-murmuré antes de caer en un profundo sueño.

La Bella y la Bestia. -TERMINADA- Kendall SchmidtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora