Capitulo 3

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La noche caía sobre la ciudad entonces encendí las luces de mi habitación. Pasar la primera noche ahí, me aterraba mas que estar cerca de Kendall.
Sentía que mi mundo se derrumbaba con tan solo pensar que viviré aquí hasta que tenga edad suficiente para irme y para eso faltan dos años.

-¿Cenaras?-preguntó una fría voz tras la puerta.
-No gracias, no tengo hambre.-respondí yendo hacia la puerta con la esperanza de que pasara y así hablar un poco.
Pero eso no ocurrió, el solo se retiro al escuchar mis palabras.

Narra Kendall.
Me retiré de la puerta de su habitación, ya que yo si quería cenar.
-¿Y la pequeña?-preguntó Jane sirviendo mi plato.
-No quiere cenar.-comencé con mi comida.-Pero si después baja y pide algo de comer no le des.
-¡Kendall!-reprochó- Es solo una adolescente.
-Pero puede ser una adolescente y no ser malcriada. Si se acostumbra a que en mi casa puede hacer lo que quiera, después tendré que soportar las consecuencias. Ya justo hoy, me hizo un berrinche porque quería una computadora.-ella solo rió divertida.
-Bueno, buen provecho. Tengo que ordenar la cocina.
Cené solitariamente como siempre lo hacia. Es que no me gusta mucho tener gente a mí alrededor estoy bien estando solo.
Cuando acabe con la cena subí a mi habitación y me saque la remera junto con el pantalón para dormir en boxers.
Me recosté y prendí el televisor, aun no tenía mucho sueño.
Estos programas que dan en la noche son aun más malos que los que dan en el día, así que decidí bajar por un vaso de agua ya que tenía la boca seca.

Narras Tú
Luego de haberle dicho que no iba a cenar mi estómago me reclamaba algo de comida, así que decidí abrir la puerta para asegurarme de que no hubiera nadie. Estaba todo oscuro a excepción de unas pequeñas luces que alumbraban escasamente el pasillo.
Baje las escaleras en silencio y entre en la cocina para encontrarme con Jane quien secaba el último vaso.
-Hola mi vida.-me sonrió tiernamente- ¿tienes hambre?
-Si.-toqué mi estomago que rugía con fuerzas.
-Ah ya veo.-rió despacito-¿Quieres una chocolate con galletas?-me sonrió.
-Si, por favor.-le devolví la sonrisa.
-Bien.-sacó una tasa en donde vertió leche y luego le agregó chocolate en polvo para así darle sabor, camino hacía la alacena y sacó galletas con chispas de chocolate, las puso en un platito y luego las puso sobre la barras, me senté para tomar una.-Toma.-dijo dándome la tasa.
-¿Jane estas aquí?-entró Kendall y voltee a verlo.- ¿No era que no tenías hambre?-me dijo pasando por al lado indiferentemente.
-Compórtate.-se refería a Kendall, quien venía ¡En boxers!
-Cúbrete con algo.-le reproche mirando para otro lado.
-Pues no me mires, esta es mi casa.-me habló duramente.
-Bueno, ya te calmas chico.-le advertí regresando mi mirada a el.- en serio, respeta un poco a la gente.
-Ya si como digas.-tomó un vaso de agua y se retiro.- Y luego quiero hablar contigo Jane.
-¿Siempre es así?-pregunté agarrando una galleta.
-Desde que tuvo una pelea con sus padres y ellos lo obligaron a irse de la casa trayéndolo para acá.
-Woow yo no sabía eso.
-Pero no le gusta hablar del tema, lo pone de mas mal humor-se sentó junto a mi.
-Pobre.-baje la cabeza- Debe de ser muy duro.
-Si, y mas cuando ve que su padre se ha quedado con su hermana mas chica y no lo deja verla.
-Pobre-mi mirada se torno triste- no me gustaría estar en esa situación, aun que la mía no es muy diferente.
-¿Por qué?-preguntó sentándose a mi lado.
-Perdí a mi madre cuando era apenas una niña y mi padre falleció hace poco, fue por eso que me trajeron aquí.
-Ohh, lo siento mucho.-hizo una mueca de tristeza.
-Espero que algún día Kendall y yo podamos ser por lo menos amigos, me gustaría entablar una amistad con el. Se ve buena persona.-quise cambiar el tema.
-Yo creo que si, es más ya pasara, tu solo se paciente chiquita. El esta muy dolido.
-Pero…no entiendo ¿Qué fue lo que paso con sus padres?
-Mira… su padre estaba siempre trabajando, es un hombre de mucho dinero y mantenía a su familia muy bien. Kendall tenía unos 18 años cuando sus padres decidieron divorciarse, pero su madre no trabajaba porque no lo necesitaban. La pequeña Saffa tenía 6 y cuando veía que sus padres se trataban tan mal se ponía muy mal y su único consuelo era Kendall. Lo que pasó fue que su padre intentó dejar a la madre de Kendall en la calle y sin un centavo y ahí fue cuando Kendall no soportó la situación y comenzó a defender a su madre para hundir a su padre y que ella no quedara devastada. Entonces su padre se enfureció tanto porque peleaban todos los días y el ya no soportó mas y amenazó con irse de la casa y ahí fue cuando su padre lo echó. Y se vino a vivir aquí, luego se enteró que sus padres siguen juntos.
Su padre siempre viene y hablan, ya no se llevan tan mal pero Kendall le guarda rencor, su madre también viene pero de vez en cuando y a respecto a su hermana menor que ahora tiene 8 y no la dejan ver a su hermano, es como un castigo para Kendall por haberse comportado de esa manera con su padre.
-Wooow pobre, en serio eso debe ser feo.-tomé la última galleta.-Ahora entiendo su falta de afecto.
-Bueno ahora ya sabes para cuando no te demuestre que tiene sentimientos.-me sonrió y se levantó de la silla- ya ve a descansar porque es tarde.-besó mi mejilla.
Llegue a la habitación y me puse el pijama para dormir.
Abrí la ventana ya que el calor era insoportable y no tengo un ventilador ni un aire acondicionado.
Me senté en la cama y tomé mi celular, eran las 2:30 de la mañana y tenía sueño pero no podía pegar los ojos.

Cuando desperté el sol daba en mi cara y los pajaritos cantaban sin cesar.
Me levanté y una fina capa de sudor cubría mi frente, decidí bañarme y luego vestirme cómoda, sabía que no íbamos a salir a ningún lado, o por lo menos yo no iba a salir.
Baje las escaleras y me encontré con Kendall sentando a la mesa leyendo una especie de carta.
Refunfuñaba a medida que seguía leyendo y esto me causó gracia.
-¿Qué es lo divertido?-preguntó de mala gana dejando la carta en la mesa.
-Tus quejas.-reí por lo bajo- Y antes de hablarme feo se dice: Buenos días _____ ¿Cómo pasaste tu primera noche en esta enorme casa en la que te pierdes cada vez que sales de tu habitación?-hizo una risita a medida que yo hablaba.
-¿Y bien? Respóndete.-sonreía, eso era raro en el.
-Bien, supongo. Pero hace demasiado calor por la noche
-Ah-volvió su mirada a la carta sobre la mesa- ya luego vemos ese tema del calor.
-¿Qué es?-me senté a su lado.
-Una carta.-me miró-¿no es obvio?
-¿Por qué te quejabas mientras la leías?-lo observé atenta.
-Tema de grandes.-me sonrió- ¿no vas a desayunar?
-Supongo.-respondí indiferente- ¿Qué acaso con 16 años soy pequeña?
-Eso creo-rió- Jane-gritó con fuerzas- ¿puedes traerle el desayuno?
-¿Por qué no eres más sutil?-lo mire extrañada.
-¿Te levantaste con ganas de hacerme preguntas?-rió guardando la carta en el sobre.
-Si, eso creo.-le regalé una sonrisa.
-Bueno, pues déjalo para más tarde porque debo irme.
-¿A dónde?
-No quiero interrogatorios.-se levantó de la mesa.
-Pero Kendall, no quiero quedarme sola.- Jane me sirvió el desayuno.
-Jane estará aquí en casa.
-Ah respecto a eso señor.-ahora hablaba Jane- mi madre esta muy enferma ¿puedes darme esta semana libre para ir a cuidarla?-le sonrió tímidamente.
-Okey, ve.-besó su mejilla- y ____ lamento que tengas que quedarte sola pero de verdad tengo que irme.
-Puedo ir contigo-dije firmemente- prometo portarme bien.
-¿Lo prometes?
-Si, lo prometo.-levante una de mis manos.-señor Schmidt.-este sonrió estúpidamente.
-Ya termina tu desayuno y vístete normal
-Okey-le sonreí pero no me devolvió la sonrisa y solo subió al segundo piso.
Luego de terminar mi desayuno subí corriendo las escaleras y busqué ropa apropiada para salir a la calle. No sabía dónde íbamos pero de seguro por cómo estaba vestido Kendall íbamos a una empresa o algo así.
Tomé un vestido corto un poco más arriba de las rodillas de color azul cielo, no era formal pero tampoco era casual, estaba bastante bien.
Luego me puse unas hermosas sandalias y peine mi cabello en una coleta.
Me maquille natural pero hermosa, delineador negro y un brillo labial clarito, rubor rosado en las mejillas y rímel para destacar mis pestañas.
Baje y Kendall estaba ahí parado.
-Pensé que te ibas a apurar, ya me haces llegar tarde.-dijo como siempre refunfuñando.- ya muévete.
-Okey, cálmate, vas a morir de estrés.-me miró feo- okey ya vamos.-dije risueña.
Subimos a su auto, y condujo por varios minutos hasta llegar a un edificio de varios pisos.
-Solo quédate conmigo, no vaya a ser que te pierdas.-dijo cuando entramos al elevador.
Cuando las puertas del elevador se abrieron había muchísima gente en ese lugar y se movían de un lado al otro con papeles y cosas en las manos, también había gente tecleando en las computadoras.
Yo solo seguí a Kendall hacía una oficina. Entramos y este prendió el aire acondicionado.
-Siéntate si quieres.-corrió una silla y me la paso.
Era de esas sillas que se mueven y que abajo tienen ruedas, típicas de oficina.
Kendall hacía llamados y anotaba cosas, tecleaba en su computadora desesperadamente.
-¿De que trabajas?
-Y aquí vamos de nuevo con tus preguntas.-dijo despeinando su cabello.
-¿No es mas fácil responder en vez de quejarte?-dije riendo por su expresión.
-Sería mas fácil que te calles.-dijo mirando detenidamente la pantalla de su computadora.
-Solo quiero conocerte, es que siempre estas tan de mal humor y no me diriges la palabra. ¿Podemos hablar mientras trabajas?
-Ya pregunta…-dijo sin siquiera mirarme.
-¿De que trabajas?-dije balanceándome en la silla.
-Algo así como un empresario, esta es la empresa de mi papá.
-Ahh ¿y el donde esta?
-En su oficina.
-¿Luego pasamos y me lo presentas?-dije entusiasmada.
-No _____ como crees.-sonrió nervioso.
-¿Qué tienes?-le pregunté intrigada.
-No importa.-me miró por un segundo y luego volvió a lo que hacía.- ¿vas a seguir con tus preguntas?
-¿Por qué no vives con tus padres?-luego me arrepentí de haberle preguntado eso, me di cuenta de que lo había hecho sentir mal- no respondas si no quieres.
-Si voy a responder, después de todo vivimos juntos y tienes derecho a saber de mi.-respondió secamente y dejó de teclear para mirarme directo a los ojos.- mi padre de echó de casa hace dos años y me dejo vivir en la casa en la que estoy ahora.
-Ahh-dije como si no supiera nada.- ¿tienes hermanos?
-Una hermana-seguía mirándome a los ojos- es mi turno.
-¿Vas a preguntarme algo?-sonreí intimidada por su mirada.
-Si, justo eso hare-sonrió- ¿tienes hermanos?
-No, soy hija única.
-Con razón tan malcriada-rió por lo bajo- ¿Por qué estabas en esa subasta?
-Mi madre falleció cuando yo era pequeña y mi padre días atrás. No tengo idea de porque estaba ahí en vez de estar en un orfanato o algo por el estilo.
-Pensé que eras consciente de que te iban a llevar con cualquier persona.
-No, no lo era.-dije bajando la mirada para deshacer esa conexión visual.- ¿Por qué me compraste?
Dejó de mirarme para seguir tecleando en su computadora y anotar mas cosas.
-Esta bien-agregue- no respondas.
-Ya luego te explico.-dijo sin mirarme.
Me quedé balanceándome en la silla y mirando la oficina de Kendall, estaba aburrida y no tenía nada que hacer. Deseaba volver a casa para por lo menos usar la computadora de Kendall.
-¿En casa hay piscina?-pregunté mirando mis pies.
-Si.-dijo secamente.
Seguí mirando mis pies y moviéndome en la silla hasta que en la puerta se escucharon tres golpes secos.
-¿Quieres que abra?-pregunté haciendo el intento de levantarme, pero el negó con su cabeza y se levantó.
-Buen día señor Schmidt.-sonrió una morocha del otro lado de la puerta.
-Hola Rosy.-hizo una mueca.
-Aquí tienes los papeles que pediste el otro día.-le entregó una carpeta.
-Gracias.-sonrió.

La mujer dio media vuelta y se retiró dejando a Kendall ver su trasero.
-Depravado.-susurre y el cerró la puerta cuando volteó.
-¿Cuál es tu problema?-rió sentándose en la silla nuevamente.
-Eres un asqueroso.
-¿Por qué?
-Porque encima de que ella voltea para dejarte ver su trasero tu la miras descaradamente, hombre tenías que ser.
-¿Es que a ti nadie te mira así?-dijo riendo.
-¿Qué te importa eso a ti?-lo mire feo.
-Apuesto a que lo que necesitas es un novio.-rió para luego mirar la computadora.
-No molestes.-agregué.
Sonó el teléfono y Kendall respondió apretando un botón.
-Señor Schmidt, su padre quiere verlo en su oficina ahora.-dijo una voz.
-Okey ya voy.-dijo levantándose.
-¿Me dejaras sola?-me levanté de la silla.
-No quiero que vayas, quédate aquí.
-¡Kendall!-reproché- quiero ir, no me gusta estar sola.
-Bueno, vamos. Pero no quiero que pronuncies palabra alguna.
Salimos de su oficina y subimos al elevador.
-Si te comportas, luego pasamos a buscar tu netbook.-me sonrió tiernamente, raro en el.- Solo sígueme la corriente ¿si?-asentí pero no entendí en que debía seguirle la corriente.
El elevador abrió sus puertas y caminamos hasta una puerta, Kendall tomó mi mano y yo abrí mis ojos al tope.
-¿Se puede?-dijo golpeando la puerta y desde adentro se sintió un “ADELANTE HIJO”
Nos adentramos en la oficina mas grande que había visto en mi vida, cuando Jane dijo que era un hombre de mucha plata no exageraba.
El que parecía ser el padre de Kendall me miró y analizó de arriba abajo.
-Ella es ______.-me presentó Kendall ante su padre.
-Es un placer.-le sonreí mientras el tomaba mi mano para luego depositar un beso en ella.
-El placer es mío.-me devolvió la sonrisa. No se podía negar que era el padre de Kendall, pues los gestos y los rasgos de la cara eran iguales.
-¿Y bien?-dijo Kendall conduciéndome hasta una silla- ¿Qué necesitabas?-preguntó a su padre- siéntate _____.-le hice caso, el soltó mi mano y rodeó la silla para apoyarse poniendo sus manos en mis hombros.
Su padre se movió hacía el otro lado del escritorio y se sentó.
-¿No quieres tomar asiento?-le ofreció a su hijo.
-No gracias.-sonrió forzadamente.- ¿de que querías hablar?
-Mira hijo-dijo entrelazando sus dedos- voy a viajar el mes que viene, por trabajo y no estaré en la empresa por dos meses.- Kendall abrió los ojos- y es mas que obvio que quedaras al mando de esto por esos dos meses.
-Wooow-dijo algo emocionado- ¿hare lo que tu haces?
-Si, luego te pasaré todas las indicaciones.-le sonrió tomando unos papeles.-¿quieres firmar?-los apoyo en el escritorio.
-Claro-dijo Kendall tomando un bolígrafo y leyó por un momento, luego firmo.
-Y bien…-hasta las mismas palabras de Kendall utilizaba el hombre.-¿Quién es esta belleza?-se refería a mi, por la forma en que me miraba.
-Ella es mi novia.-dijo Kendall con cierta felicidad en su voz.
¿WTF? ¿TU NOVIA?-pensé exaltada pero intenté que no se notara en mi rostro, pues ahora entendía porque me pidió “que le siga la corriente

La Bella y la Bestia. -TERMINADA- Kendall SchmidtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora