Pensamientos suicidas

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causas, síntomas y terapia


Existe un gran cantidad de situaciones y contextos que nos pueden provocar un gran dolor: la muerte de seres queridos, la vivencia de abusos sexuales, físicos y psicológicos, la sensación de culpa ante la responsabilidad (real o no) de un hecho como un accidente de tráfico, perder todo por lo que has luchado, combatir en una guerra o la perspectiva de soportar de manera prolongada o crónica una enfermedad o trastorno invalidante (sea físico y psíquico) son algunos ejemplos.

En algunos casos, el dolor sufrido es tal que la persona no es capaz de hacerle frente, sintiendo un nulo control sobre su vida y llegando a creer que no puede hacer nada para mejorar su situación. En definitiva, pierden la esperanza.

En este contexto no es infrecuente que se piense en una salida definitiva para acabar con tal sufrimiento, pudiendo surgir la idea de acabar con la propia vida. Dicho de otro modo, aparecerían pensamientos suicidas.

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Se consideran pensamientos suicidas todos aquellos pensamientos que tiene un individuo referentes a quitarse la vida de forma intencional y planificada. Estos pensamientos pueden ir desde el mero deseo de morir a la realización activa de planes concretos para la puesta en marcha de la autolisis. Esta última, en que el sujeto ha elaborado el cómo, dónde y cuándo, es la más peligrosa y proclive al realizar del acto.

Si bien los pensamientos y deseos de muerte pueden aparecer en una ocasión puntual, en general cuando se habla de ideación suicida o pensamientos suicidas se suele hacer referencia a un patrón de pensamiento recurrente en que aparece el deseo de morir. Pueden aparecer una forma meramente cognitiva, si bien lo más habitual es que se produzca cierto anhelo o deseo a nivel emocional o motivacional.

La mayor parte de los pensamientos suicidas se tienen en momentos de intenso dolor y sufrimiento emocional. El individuo siente que independientemente de lo que haga no va a poder modificar el motivo de su sufrimiento. No se siente capaz de dar con la solución, sino que se siente impotente y en ausencia de todo control. La persona con estos pensamientos pierde tiende a padecer una honda sensación de desesperanza. Por lo general la idea subyacente, el objetivo que se busca en sí con la ideación suicida no es la de acabar con la propia vida en sí mismo, sino terminar con dicho estado de dolor e indefensión.

Al margen de esto existen otros tipos de pensamientos suicidas que se vinculan más al intento de dañar a otras personas o conseguir objetivos específicos. Por ejemplo, en algunos casos se puede llegar al pensamiento de utilizar la propia muerte o el intento de suicidio de manera instrumental para conseguir un bien para sí mismo (como la atención de los demás o ) o los seres queridos (por ejemplo cobrar un seguro) o para provocar culpabilidad y sufrimiento a alguien que se considera responsable del dolor del individuo.

Posibles causas y factores de riesgo

Las causas de la presencia de pensamientos suicidas pueden ser muchas y muy diferentes, dependiendo del caso concreto. Como se ha indicado por norma general este tipo de pensamientos suelen sucederse después de la vivencia o notificación de algún hecho doloroso o una pérdida en la que aparecen sentimientos profundos de dolor, culpa y/o vergüenza que escapan al control del individuo y le sumen en un estado de desesperación en el que no encuentran ninguna solución posible.

, (sea por muerte o ruptura) o facultades o una situación ansiógena de la que no es posible escapar suelen ser los desencadenantes más frecuentes. Ejemplos de ellos serían la vivencia de una violación, un aislamiento prolongado, la incapacitación física, haber provocado y/o sobrevivido a un accidente, , la bancarrota, el diagnóstico de , las demencias o el VIH o el padecimiento de que cursan con sufrimiento psíquico.

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