8 características de las personas inmaduras emocionalmente

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Las personas inmaduras emocionalmente son forman parte de una parcela de la población que, a pesar de haber llegado a la adultez, siguen abrazando conductas ligadas al cortoplacismo, la impulsividad y la falta de consideración por el bienestar de los demás.

Estas características definen muy bien el modo de ser y de pensar de los niños y niñas que, debido a su falta de desarrollo del sistema nervioso, aún no pueden pensar en términos abstractos como "comunidad" o "futuro", por lo que se guían por los caprichos y la evitación de las situaciones ligeramente desagradables o aburridas. Sin embargo, en las personas inmaduras estas características siguen estando presentes en mayor o menor medida.

¿Cómo son las personas emocionalmente inseguras?

¿Cómo reconocer a las personas inmaduras emocionalmente? A continuación puedes ver sus principales rasgos definitorios.

1. Falta de empatía

El punto de partida y principal referencia de pensamiento de alguien emocionalmente inmaduro es el "yo". Ponerse en la piel de los demás (capacidad que se conoce como ) es un ejercicio que no realizan de un modo tan espontáneo en comparación a como lo hacen las demás personas, y muchas veces se omite este paso.

2. Falta de introspección

Las personas inmaduras raramente dedican tiempo a reflexionar acerca del propio estilo de pensamiento. Viven ignorando la posibilidad de auto-observarse a sí mismo y aprender de los errores sin esperar a que las consecuencias negativas lleguen desde fuera.

3. Impulsividad y falta de previsión

Una de las principales características de las personas inmaduras emocionalmente es su incapacidad de regular sus acciones dependiendo de las consecuencias a corto y largo plazo que se pueden derivar de ellas. Independientemente de si los efectos de una acción pueden ser muy graves en el futuro, tu tendencia a dejarse llevar por los arrebatos emocionales hará que su manera de comportarse refleje sin filtros aquellas reacciones viscerales que se basan más en la irracionalidad que en la lógica. Esto puede hacer que se metan en problemas con frecuencia.

4. Baja tolerancia a la frustración

Debido a su tendencia a dar por supuesto que las intenciones y las opiniones del resto de personas son poco importantes, cuando estas no se comportan del modo esperado (doblándose a la voluntad de uno mismo) es frecuente que se caiga en el enfado.

5. Tendencia al egocentrismo

Esta es otra consecuencia de prestar poca atención a la dimensión psicológica de los demás: como solo se piensa en lo que quiere y piensa uno mismo, se cree que los demás también se sienten muy interesados por la propia personalidad, y se cae en el . En definitiva, se cree que uno es el astro alrededor del cual giran los demás, independientemente de si se tiene una .

6. Aparición de rituales y caprichos

Las cosas que producen placer pasan a tener una importancia esencial en la vida de las personas inmaduras. Muchas de estas acciones que producen placer son ritualizadas, y serán más importantes que cumplir tratos con otras personas, llegar a la hora prevista a citas, etc. Dicho de otro modo, tendrán un trato preferente en la lista diaria de cosas que hacer.

7. La importancia de tener una buena imagen pública

Las personas emocionalmente inmaduras tienden a preocuparse mucho por aquellas situaciones que pueden afectar a su imagen pública, hasta el punto de emprender proyectos o ir a lugares simplemente para mejorar su popularidad. Esto se debe a que la aprobación de los demás es vista como una inyección instantánea de emociones ligadas al placer.

8. Aversión al aburrimiento

Como las personas inmaduras emocionalmente vinculan el placer a las "inyecciones repentinas" de bienestar, las actividades en las que estas no están presentes tienden a ser percibidas como una pérdida de tiempo o, directamente, generan malestar.

Si a esto le sumamos su falta de previsión de las consecuencias futuras de los propios actos, el producto resultante es un tipo de persona que difícilmente se comprometerá a realizar una serie de acciones rutinarias que constituyan un proyecto cuyos frutos aparecerán una vez haya transcurrido un tiempo. Es decir, que las personas inmaduras caen en la , o el síndrome del "ya lo haré mañana", con relativa facilidad.


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