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CUANDOTERMINÓELALMUERZO,ROSESEENCAMINÓ a la mesa de Gryffindor y se sentó junto a los gemelos y Lee que mantenían controlado su tono de voz para que nadie escuchara.
—¿Planean una broma?
Los tres giraron sus cabezas para mirar a Rose mientras se sentaba junto a Lee, frente a Fred y en diagonal a George. La rubia ya sabía como identificarlos, Fred tenía un lunar en el cuello que su hermano no.
—En realidad si —dijo Fred y sonrió —. Una semana de amistad y nos conoces mejor que nuestra madre, creo que voy a llorar.
—Se la vamos a hacer al minion de Malfoy, Crabbe —siguió George, ignorando lo que su hermano había dicho.
—Me gusta esto —comentó la chica, que comenzaba a odiar como la miraban los demás Slytherin—, quiero ayudar. ¿Cuál es la idea?
—¿Deberíamos usar un caramelo longuilinguo, una pastilla vomitiva o un turrón sangranarices? —preguntó Lee apoyando su codo sobre la mesa y la barbilla en su mano.
Los gemelos compartieron una mirada y sonrieron con picardía, algo que Rose notó y arqueó una ceja.
—Aún no los conozco del todo pero puedo notar que esconden algo. ¿Qué es?
—Estuvimos trabajando en algo nuevo —contó Fred y frotó ambas manos con malicia.
—Chocolate rompe-dientes —explicó George—, el nombre lo dice todo.
—¿No es ir muy lejos? —preguntó Lee, que solía ser el más cuidadoso, porque alguien tenía que serlo—. ¿Qué si pierde un diente?
—Es la idea —dijo Rose y rodó los ojos—, aparte debe haber algún hechizo que lo arregle. Como sea, vamos a usar eso.
Rose no podía decirle que no a una broma, por más pesada que sea. En su anterior escuela vivían llamando a sus padres cada dos por tres, hasta que le dieron el ultimátum y tuvo que detenerlo.
—¿Cómo podríamos hacerlo? —preguntó George.
Los cuatro se quedaron en silencio mientras pensaban como efectuar la broma. Rose miró la mesa de los Slytherin, que estaba al otro lado del salón y sin darse cuenta terminó con su vista en Cedric Digorry, sentado junto a los demás Hufflepuff. La rubia encontraba realmente linda su sonrisa y no podía apartar la mirada, hasta que sus miradas se encontraron. Él le guiño el ojo aún sonriendo y con sus mejillas sonrojándose Rose se dio vuelta, encontrándose con la mirada divertida de los gemelos.
