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LAFAMILIAHARRINGTONLLEGÓAKINGCROSSUNA hora antes de lo previsto, acostumbrados al tráfico de Estados Unidos habían salido con antelación. Ese primero de septiembre parecía no haber mucha gente en aquella estación, por lo que pudieron llegar sin problema a los andenes nueve y diez.
—No lo entiendo —murmuró Josephine, la madre, con confusión—. ¿Dónde está el andén nueve y tres cuartos?
—Cariño, claramente está escondido de los ojos de los muggles —dijo Henry mirando sus alrededores—, su entrada no debe estar a simple vista.
Por su lado pasó una anciana con un buitre disecado en su gorro, junto a un chico que trataba de que su rana no se escapase mientras empujaba una maleta.
—¡Abuela! —exclamó de pronto el chico, mirándola con preocupación—. ¡Olvidé mi libro de Cuidado de Criaturas Mágicas sobre la mesa!
Los cinco presenciaron el momento en que traspasaban la barrera, que separaban los andenes nueve y diez, mientras ella lo regañaba por ser tan despistado y olvidadizo. Siguiendo su ejemplo, de a uno, los siguieron, para ser bienvenidos por una gran locomotora roja, que se alzaba imponente sobre todos, y el murmullo de los chicos ansiosos que esperaban subirse a él para ir a Hogwarts.
—Vayan a entregar sus maletas —indicó Josephine—, dénnos sus mascotas y vayan.
Rose le entregó su gata blanca a su mamá, Calvin le pasó su lechuza marrón enjaulada y Nora su lechuza gris aperlada. Los tres fueron a dejar sus maletas y luego volvieron con sus padres, listos para despedirse de ellos e ir a buscar asiento.
—Chicos —dijo suavemente Josephine tomando las manos de Calvin y Nora, sin mirar siquiera a Rose—, traten de no meterse en muchos problemas, ¿si? No quiero que nos anden llamando de la escuela, sobre todo por ti, Rose.
Miró a su hija un breve momento y luego volvió a apartar la vista. Rose se sentía despreciada por ella, no había amor en su relación.
—Saben que este año se festeja el Torneo de los Tres Magos —dijo Henry pasando la mirada de un hijo al otro, con una sonrisa en sus labios—, si quieren participar, y pueden hacerlo, háganlo. Pero, hijos, les advierto, es peligroso.
