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EL DÍA DE LA TERCER PRUEBA FINALMENTE LLEGÓ Y de por si el día comenzó mal. Luego del desayuno, en el que los tres hermanos Harrington se sentaron juntos en la mesa de Hufflepuff, llegó el momento en el que los campeones debían reunirse con sus familias.
Con su padre todo salió tan bien como Rose lo esperaba, mientras que con su madre, gracias a Merlín, ni siquiera se miraron, porque si no, estaba bastante segura, iban a terminar peleando enfrente de los demás campeones y sus familias, armando un escándalo.
—¿Y dónde está ese novio tuyo? —preguntó Henry, su padre, mientras salían del cuarto.
Las mejillas de Rose enseguida se tiñeron de rojo y su hermana la miró divertida. Por suerte su madre estaba muy ocupada alagando a Calvin como para escuchar.
—Se llama Cedric —dijo Nora por ella, una sonrisa divertida en su rostro— y están todo el día juntos. No se separan.
Rose le pegó a su hermana en las costillas con su codo y dirigió una sonrisa tensa a su padre.
—Quiero conocerlo, ¿dónde está?
Henry miró sobre sus hombros pero los pasillos estaban desiertos. Los alumnos se encontraban en sus clases y hasta la hora del almuerzo no verían a nadie. Él lo había conocido cuando fueron a ver la Copa Mundial de Quidditch, pero parecía no acordarse y Rose no deseaba hablar sobre el tema, después de todo sabía que cuando lo viera reaccionaría.
—Están en clase —contestó la chica de cabellos rubios.
—Oh, claro —murmuró Henry—. Entonces lo conoceré en el almuerzo.
La familia de cinco salió del castillo y los hermanos se ocuparon de mostrarles a sus padres los alrededores. Después de todo, Hogwarts era tan nuevo para ellos como lo había sido para los hermanos a principio de año. A la hora del almuerzo entraron y el estómago de Rose dio un vuelco, sabía que le iba a ser imposible comer aunque sea un bocado. Los nervios habían atacado, sus manos sudaban y sus piernas temblaban ligeramente.
—¡Cedric! —llamó Nora sacudiendo su brazo.
El nombrado iba caminando con sus otros amigos Hufflepuff, hablando y riendo con ellos. La sonrisa no desapareció de su rostro cuando miró sobre su hombro y vio a los cinco allí parados. Se despidió de sus amigos y se acercó a la familia Harrington con su impecable gracia. Henry lo reconoció ni bien sus ojos se posaron en él y una sonrisa igual a la del chico se plasmó en su rostro.
